Cuatro años después, los cementerios y servicios funerarios han superado la resaca de la pandemia. El suyo es un bien no buscado y, desgraciadamente, el incremento de las muertes a causa de la covid-19 fue el principal motivo por el cual muchas empresas del sector presentaron cifras récord. Por ejemplo, Cementiris de Barcelona (CBSA) incrementó un 817% sus beneficios entre el 2019 y el 2020. Pero la suma de estos dos factores no explican el retrato entero. El año 2023, el sector funerario consiguió mejorar un 1,58% los ingresos de un año atrás, a pesar de que la tasa de mortalidad bajara un 6,26%. Son dos datos que muestran que hay una vía más allá de la correlación entre defunciones y facturación.
Según la Radiografía del sector funerario de Panasef, la patronal estatal de las empresas de servicios funerarios, el número de trabajadores de las compañías que se dedican al sector creció un 3,7% en 2023. En cuanto a la facturación, el sector funerario del estado español ingresó 1.679 millones de euros, un incremento prácticamente mínimo respecto a los 1.653 millones del ejercicio previo. Aun así, si se observa la tendencia de la última década y se omite la excepcionalidad del 2020, el sector ha ido creciendo de forma progresiva: en 2017, la facturación total apenas superaba los 1.500 millones.
Pero, ¿cuál es la razón que explica esta tendencia? "Hemos pasado de las ceremonias en las parroquias a tener más tanatorios con instalaciones y servicios que se gestionan directamente desde las funerarias", apunta a VIA EmpresaJosep Maria Mons, presidente de la Associació d'Empreses de Serveis Funeraris de Catalunya (Asfuncat). El dirigente asegura que el informe de Panasef, que es de ámbito estatal, es perfectamente aplicable a la realidad catalana. "Crecemos al mismo ritmo que lo hace el Estado", remarca. Hasta ahora, el último dato del sector en el territorio son los 216 millones de euros que se recaudaron en 2022.
En total, 12.889 personas trabajaron en el sector funerario el pasado 2023 por las 12.433 personas empleadas que había en 2022. En Catalunya, el último registro es de 1.410 trabajadores, de los cuales el 37% eran mujeres. La feminización ha sido uno de los grandes fenómenos que ha experimentado el sector durante las últimas décadas. "Hace 30 años, solo había un 0,1% de presencia femenina en las plantillas catalanas", recuerda Mons, que prevé superar el umbral del 40% en el próximo informe de Asfuncat. "Las mujeres no se dedican solo a la atención pública, sino que también trabajan en operaciones y gestión de fondo y de cementerios", añade el presidente.
¿Un futuro con menos muertos y menos empresas?
En condiciones normales, la previsión de cara a los próximos años es que la tasa de mortalidad continúe precipitándose. "Durante la pandemia, la mayoría de defunciones fue de gente mayor. En condiciones estadísticas normales, estas personas habrían tenido que morir en los próximos 10 años, de forma que sabemos que los índices bajarán en el futuro", indica Mons, que vaticina un "estancamiento" del sector. De hecho, el presidente de Asfuncat cree que el crecimiento del 2023 "ya no fue relevante", y que el repunte del 1,58% de la facturación estatal se debió al aumento de las tarifas provocado por la inflación.
Esta circunstancia se une a otro proceso de transformación en el gremio: la adquisición de pequeñas y medianas empresas por parte de las firmas hegemónicas del sector. El año 2022, el Grupo Catalana Occidente compró Mémora, el grupo funerario más grande del Estado, por 401,3 millones de euros. En aquel momento, la compañía gestionaba 139 tanatorios, 39 crematorios, 18 cementerios y empleaba a aproximadamente 1.500 profesionales. No es la única gigante del sector: también Altima controla más de unos cincuenta puntos en todo Catalunya, además de ofrecer servicios funerarios integrales.
El catálogo de servicios de las funerarias ha aumentado en los últimos años, hecho que imposibilita que las pequeñas empresas puedan luchar con las dominantes en el sector
"El servicio cada vez está menos atomizado, puesto que requiere estar las 24 horas de los siete días de la semana. Esto es cada vez más complicado de cubrir para una empresa pequeña", reconoce Mons, que confirma que las compañías grandes están absorbiendo las pequeñas. Como solución, se ha hablado de una reducción horaria del servicio, pero este es un nuevo hándicap para las firmas más pequeñas. "Con menos tiempo de trabajo, las empresas tendrán que aumentar plantillas para dar cobertura", advierte el presidente de Asfuncat. Así pues, Mons concluye que la clave está en el catálogo de servicios que ha asumido el sector, "más elevado que hace 20 o 30 años".
La lucha contra el IVA y una Ley Nacional, viejas reclamaciones del sector
Si bien una de las causas del aumento de la facturación está en el repunte de las tarifas, hace años que el sector de los servicios funerarios exige una rebaja de la carga impositiva. De hecho, mucho antes que la inflación fuera un problema. Actualmente, el IVA se encuentra en el 21%, similar, entre otros, al de los artículos de lujo. "A todo esto hay que sumarle las tasas de los cementerios, cremación y certificados oficiales, entre otros", recuerda Panasef en su informe. "Las administraciones públicas no son sensibles a una reivindicación que nos afecta a todos por igual en uno de los momentos más complicados de nuestras vidas", critica Alejandro Quinzán, secretario general de la entidad.
En Catalunya se comparte este reclamo. Hace unos años, la administración central redujo al 10% el IVA de las flores del servicio funerario, pero la medida se quedó muy lejos de las exigencias del sector. "El elemento esencial es la oferta, el traslado, el depósito, el acondicionamiento del cadáver, y todo esto está grabado un 21%", señala Mons. El dirigente no entiende "por qué se puede rebajar el IVA de las flores, pero se mantienen los otros", especialmente si se repasa lo que se hace en el resto de Europa. "En la mayoría de países, el IVA es reducido o incluso hay algunos que ni tienen, puesto que es considerado un servicio esencial", agrega.
Esta reivindicación va unida con otra: la Ley Nacional de Servicios Funerarios. Una iniciativa que encabeza Panasef y que también considera indispensable para poder regular el negocio. "El sector lo necesita. Parece impensable, pero todavía no contamos con una ley nacional, sino con 17 reglamentos de policía sanitaria mortuoria", lamenta Quinzán. Un hecho que genera un "exceso de regulación", que a la vez supone "un gran inconveniente no solo para las empresas, sino también para las familias". Cuando se trata de cementerios, tanatorios y crematorios, parece que tampoco hay vida para las regulaciones.