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"No habrá independencia pidiendo a las empresas que paguen aquí los impuestos"

Miquel Puig y Antoni Castells consideran incuestionable la viabilidad de una Cataluña independiente y centran el impacto de los costes en el proceso hasta su proclamación

Antoni Castells y Miquel Puig, moderados por Modesto Guinjoan, han coincidido a ver en el referéndum la única vía por la independencia
Antoni Castells y Miquel Puig, moderados por Modesto Guinjoan, han coincidido a ver en el referéndum la única vía por la independencia
Pau Garcia Fuster
24 de Noviembre de 2015

"Pensaba que esto ya estaba superado. La viabilidad de una Cataluña independiente es un tema que no tendría que suscitar el mínimo debate". Así ha empezado Miquel Puig su intervención en el debate organizado este lunes al atardecer al Colegio de Economistas de Cataluña que precisamente traía en su título esta cuestión, junto con los costes de la transición. En un intercambio de opiniones con el ex consejero de Economía y Finanzas Antoni Castells, los dos expertos han constatado que Cataluña tiene todos los elementos para ser económicamente viable; pero a la vez han advertido de los costes que puede comportar la gestión política del proceso antes de que este culmine.

A pesar de tener matices discordants, los dos economistas han coincidido a señalar también que la independencia de Cataluña no se producirá de manera unilateral. "Cataluña no será independiente pidiendo a las empresas que paguen los impuestos a la Agencia Tributaria Catalana, porque no lo harán", ha asegurado Miquel Puig. A su entender, "sólo lo será con un referéndum".

Por Antoni Castells, "sólo puedes echar por el derecho cuando tienes la garantía del seguimiento por parte de la gran mayoría de la población y el reconocimiento externo". Un contexto que, a su parecer, no es el actual. Castells lamenta que "desde el 2012 somos en una vía unilateral" que considera "mala". El ex consejero ha recordado que "los conflictos políticos siempre acaban pasando factura en el terreno económico, y sería esperpéntico pagar los costes de la transición para quedarnos cómo estamos".

Ninguna duda en la viabilidad
"Cómo no tiene que ser viable Cataluña teniendo siete millones de habitantes, una economía tan abierta, este nivel de exportaciones o con excelentes centros de investigación?", se ha preguntado retóricamente Castells. "Por supuesto que lo seria, igual que lo son países con características muy inferiores", ha añadido.

En este punto Miquel Puig ha repasado los tres elementos que, asegura, garantizan la viabilidad de un estado. En primer término, destaca el saldo positivo en la balanza por cuenta corriente catalán. "Necesitamos comprar afuera mucho menos del que somos capaces de vender", ha evidenciado. Puig ha recordado que esta balanza era tradicionalmente negativa con el resto del mundo, pero positiva con España. Desde hace unos años, pero, "las dos son positivas".

El segundo aspecto Cataluña "lo cumple de forma más justeta", ha indicado Puig. Se trata del equilibrio fiscal, es decir, los impuestos que se generan en Cataluña y que "son suficientes para financiar los gastos que requeriría un estado independiente". Finalmente, Miquel Puig ha explicado que "el tercer requerimiento no se cumple, pero es que no lo cumple nadie", en referencia a las pensiones. "No están garantizadas porque la demografía es devastadora", ha alertado Puig. Ahora bien, indica que la menor tasa de paro catalana garantiza que las perspectivas en este campo "estarían algo mejor en una Cataluña independiente".

Los costes son previos a la independencia
Un golpe aclarada la viabilidad económica del estado catalán, Castells ha hecho énfasis en que "el problema es la viabilidad política y sus consecuencias económicas". En este sentido, ha insistido que "los costes son los que hay en el conflicto político hasta que el proceso no se resuelva; y es un error minimizar las consecuencias económicas del conflicto político".

Uno de los aspectos clave por Castells es garantizar la permanencia catalana a la Unión Europea y la zona euro, de las cuales "no se puede permitir quedar fuera". Castells ha invitado los dirigentes políticos a tener muchocuento este punto a la hora de fijar su estrategia.

Por lo tanto, por Castells "el tema esencial es lo cómo, la manera de hacer las cosas. Los costes dependerán de cómo se lleve a cabo el conflicto político". El ex consejero ha reclamado insistir a llevar a cabo un proceso "civilizado", y no un "pleno de turbulencias donde las partes ni se hablan". Según él, "ganará la batalla quien muestre más voluntad de diálogo".

 
    
 
La sala de actas del Colegio de Economistas se ha llenado para seguir el acto. PGF



En este aspecto, Miquel Puig coincide que "hay una enorme dificultad para conseguir la independencia. El tema es como llegaremos a la mesa de negociación". Ahora bien, discrepa en el uso de los actos unilaterales. "Delante no tienes un liberal que dice "hablemos"; tienes alguien que es un nacionalista, por quien la unidad del estado es sagrada". Por lo tanto, según Puig, "algún tipo de unilateralidad tienes que hacer para poner en evidencia su posición y forzarlo a escoger entre ser un país democrático o un país inseparable".

Qué pasa el día siguiente?
En referencia a los supuestos costes de transición derivados de la independencia que denuncia la unionisme, Miquel Puig ha asegurado que son "nulos" si el proceso es "ordenado", ejemplificándolo con el caso escocés. Incluso en el caso de una transición conflictiva, pero, Puig asegura que estos costes tampoco serían muy elevados.

Una primera hipótesis habitual es hablar del boicot a los productos catalanes. "De boicots ha habido muchos en todo el mundo, y están muy estudiados. La pérdida esperada del PIB podría ser del 1 o 2% sólo durante unos meses", ha asegurado. Según Miquel Puig, "los boicots duran poco tiempo porque cuesta mucho mantener la atención para hacerlos". El impacto global, pues, sería pequeño teniendo en cuenta que "dejando de banda vinos, cavas y fuets Tarradellas, los consumidores españoles tendrían muchas dificultades para identificar productos catalanes".

Sobre el denominado efecto frontera, basándose un golpe más en el ejemplo británico, Puig asegura que tendría un impacto muy pequeño y a largo plazo. En el caso de Escocia y el Reino Unido, el análisis hecho desde Londres para convencer los escoceses cifraba este efecto en un 4% del PIB a la cabeza de 30 años, favorecido por un lento distanciamiento de las economías. "Teniendo en cuenta que la economía escocesa es más dependiente de la inglesa del que lo es la catalana de la española, aquí como mucho el efecto sería de un 3% del PIB a la cabeza de 30 años", ha aventurado Puig.

Finalmente, el economista ha descartado la posibilidad que Cataluña quede fuera del panorama europeo. "No interesa ni a las multinacionales presentes en Cataluña, que querrán mantener la libertad de circulación, ni a los acreedores de España que quieren cobrar y obligarán a un acuerdo de reparto de la deuda; ni al BCE que no permitirá una desestabilización del euro", ha concluido Puig.