"No soy la secretaria ni la niña, soy la abogada". Así de claro se manifiesta Yolanda Guerra, socia de Cuatrecasas, en un encuentro impulsado por mujeres líderes en compañías ubicadas al distrito 22@ de Barcelona. "Cuando empecé en 1985 en el conocido bufete de abogados no tuve ningún problema con los compañeros. Eran quince hombres y una mujer, yo. Más bien la discriminación existía con ciertos clientes, mayoritariamente empresarios de perfil conservador que veían a la mujer abogada con paternalismo y tratamiento infantilizado. "Niña o secretaria eran los términos más habituales", continúa Guerra.
Pero ¿de dónde proviene esta discriminación de género en el sector legal? Esta es la gran pregunta que ha centrado el "Ciclo Dones en Valor", impulsado por la asociación 22@Network BCN. Entre las respuestas, la invisibilización de la mujer en la abogacía hasta muy entrado el siglo XX. Por ejemplo, hasta el 1922 no se licenció en el Estado la primera mujer abogada: Ascensión Chirivella. Y el 1972, Josefina Triguero Agudo lograba el hito de ser la primera jueza de nuestro país.
Guerra: "Niña o secretaria han sido los términos más habituales de tratamiento en el sector legal durante años"
La socia de Cuatrecasas añade que en la actualidad la entrada de mujeres en los estudios de Derecho es paritaria con la de los hombres, pero es en el transcurso de la carrera profesional que "cuesta". La maternidad es una de las principales causantes, puesto que "muchas mujeres necesitan contabilizarlo con su vida personal", destaca Guerra. "Con la profesión de abogado hay dos problemáticas. La primera, que no eres propietario de tu tiempo porque dependes del cliente. Y, la segunda, las largas jornadas de trabajo, que acaba causando la fuga del talento femenino a las empresas, para disfrutar de más seguridad y tiempo libre.
Las virtudes del talento femenino
Susana Prado, directora de INETUM Catalunya, añade en el coloquio que "hay pocas mujeres que lleguen a ser socias de bufetes de abogados y que solo el 20% de las mujeres lideran compañías del sector legal". Datos preocupantes que comparte Sabina Llauger, socia de Marinel·lo & Partners, que destaca que hay un aspecto positivo: "el tiempo de las mujeres es oro y sabemos aprovecharlo mejor, somos muy eficientes". "La mayoría de las mujeres tenemos un ritmo alto en la vida personal y profesional, pero sé que me puedo levantar a las 6 de la mañana y poder con todo. Es la confianza en una misma", continúa Llauger.
Por suerte las nuevas generaciones están cambiando de mentalidad, sobre todo porque quieren "nuevas experiencias y colectividad en las ideas en común", continúan las presentes. Y Guerra lo deja ejemplificado: "hace muchos años los clientes pedían la ratificación por un socio que fuera hombre. Y me encontré con esto. Afortunadamente, Emili Cuatrecases, presidente ejecutivo del despacho de abogados Cuatrecasas, los contradijo: "Si lo ha hecho la Yolanda Guerra está perfecto. No necesita ningún tipo de ratificación". Fue el primer paso en una época masculinizada y un impulso para Guerra, según confiesa.
Llauger: "Sé que me puedo levantar a las 6 de la mañana y poder con todo. Es la confianza en una misma"
Un encuentro con intercambio de opiniones para visibilizar el gran número de mujeres en cargos directivos, intermedios y técnicos especializados en empresas e instituciones del distrito 22@ de Barcelona, pero también de dar una oportunidad a las protagonistas para explicar las dificultades encontradas y las características de su techo de cristal personal. "Juntas podemos hacer muchas cosas", concluyen.