Economistas, tertulians, periodistas, artículos y redes sociales –pero sobre todo un informe de JP Morgan- vaticinan la llegada de una nueva crisis económica durante la segunda mitad de este 2019. Una de nueva o la continuación de la que estalló hace una década? Son las causas las mismas? O hay de nuevas? El cóctel de la guerra comercial, frenada a la industria y las exportaciones, la inestabilidad política y el Brexit nos hace salir del fuego para caer en las brasas.
Miremos como están las cosas. El PIB catalán no ha parado de crecer desde que tocó suelo en 2012 y hasta el 2015. De entonces acá el crecimiento ha ido menguando año tras año hasta un crecimiento del 2,6% en 2018, un crecimiento por debajo de los que el periodo anterior a la crisis económica nos había habituado. La época que se acerca es, para el profesor del IQS, Santiago Niño-Becerra, la tercera fase de la crisis que empezó en 2007, después de la fase de la austeridad y las anfetas.
El profesor del Departamento de Economía, Finanzas y Contabilidad de ESADE, Pedro Aznar, cree que hay ciertos elementos que dan a pensar que se puede entrar en un periodo de crisis o frenada de la economía, "una época de estancamiento, sin recesión, una japonización de la economía europea". Frenada de la industria y las exportaciones, para empezar. El vicedecano del Colegio de Economistas de Catalunya, Oriol Amat, añade unos cuántos indicios de crisis: "La Bolsa norteamericana lleva un tiempo muy alta, en los últimos 150 años cuando se ha dado esta situación después se produce una corrección importante". Primer indicio, y sigue: "Hace unos cuántos años que estamos creciendo, en Catalunya desde el 2014, y la economía es cíclica y por lo tanto debe de haber caída". A esto se tiene que añadir la incertidumbre de la guerra comercial, el Brexit y el hecho que no hay Gobierno en el Estado español ni presupuestos en Catalunya.
Indicios de frenada
Vamos por partes. El índicador más claro que prevé las frenadas de la economía es la industria, que nota una bajada de sus pedidos con el consiguiente decrecimiento de su producción o ventas. En Catalunya este índice se ha apuntado una caída del 5,7% este mes de junio. Como ejemplo, el sector automovilístico, muy relevante en el Estado español, encadena meses de frenadas. Y esto no tardará en notarse en el sector servicios, más mayoritario en la economía Española.
Según Aznar, esta situación del motor en España es una de las consecuencias del efecto dominó de las tensiones entre los Estados Unidos y China. "La guerra comercial entre los dos países que acumulan más PIB del mundo afecta a terceros, como por ejemplo el motor europeo, Alemania", afirma. El país germano vive en gran medida de las exportaciones y las ventas de la índústria alemana están remitiendo: y si Alemania estornuda, Europa tiembla.
Carencia de herramientas
Parada del comercio internacional que afecta la producción industrial, que afecta las exportaciones y acabará afectando todo el mundo. El gran problema será la carencia de herramientas para afrontar esta situación: "Los Estados ya han incrementado mucho su nivel de deuda pública, el caso más claro es España", dificultando la posibilidad de hacer políticas expansivas.
"La deuda pública español el 2008 era del 40% y ahora rondamos el 100%", explica Amat, por eso "la política de endeudamiento público que animó la economía ahora no se podrían activar", dice, sobre todo si se suben los tipos de interés. "Tenemos menos herramientas de las que había hace diez años", explica el profesor de Esade.
Los tipos de interés y el dinero gratis
El debate sobre los tipos de interés en el sí del Banco Central Europeo es controvertido, porque Alemania o los Países Bajos consideran que el precio del dinero hace demasiado tiempo que es muy bajo. "Los tipos tan bajos son una boma de relojería", dice Amat.
Habrá más Quantitative Easing? "Sólo si la situación es bastante mala cómo para justificarlo", vaticina Aznar. El BCE sólo aplicará un QE si la inflación -o la inflación subyacente- llega a ser negativa. Precisamente este mecanismo es el que el profesor del IQS denomina anfetaminas. "Se inyectó en la economía dinero en vena a tipos reales negativos para ganar tiemps dopando la economía con dinero gratis", explica el profesor de economía. Esto creó una sensación en la población de qué "todo iba bien a pesar de la precariedad laboral". Pero todo cuerpo acepta un límite de estimulantes y a mediados del año pasado "empezó el declive", dice Niño-Becerra. Según el profesor del IQS, "hemos vuelto a la situación del 2011 y se tendrá que hacer lo que no se hizo entonces".
Amat y Niño-Becerra coinciden en este punto. Dopar la economía no tiene muy sentido si no se hacen reformas estructurales para mejorarla. En el caso europeo, variar los tipos de interés tiene un sentido relativo si observamos los problemas que tiene el Viejo Continente: pensiones desbocades, envejecimiento de la población, sobredependencia del sector turístico, etc. Estos factores no tienen mucho que ver con el precio del dinero, tienen más que ver con la política económica. "Y el hecho de no tener ni Gobierno ni Presupuestos no ayuda mucho", avisa Amat.
La reelección de Trump y la deuda china
A estos indicios más tangibles Aznar añade un par de más lejanos en el horizonte. Por un lado, volviendo a los tipos de interés, pero ahora en los Estados Unidos. La Reserva Federal volvió a subirlos desde el 2016 para volver a hacer una pequeña bajada este primero de agosto de 2019. "La última vez que los Estados Unidos han tenido esta tasa de paro, el hombre estaba a punto de pisar la Luna", dice Aznar. La economía norteamericana funciona y tiene todo el sentido subir los tipos. Pero el presidente Donald Trump se enfrenta a su reelección y que los datos económicos sean positivas es clave para él. Y si la Fed sube los tipos, puede ser que el paro se resienta.
Además, Aznar alerta de la elevada deuda china, que se ha invertido en préstamos y no sólo en tocho, para financiar empresas estatales en sectores que ahora cuentan con una sobrecapacidad de producción. La China ya hace años que quiere frenar el transatlántico y ha cerrado grandes factorías públicas en sectores que ya no son tan estratégicos. "Si la China entra en recesión puede ser que afecte de manera inmediata al resto del mundo", alerta el profesor de Esade.
Lo que vendrá
Según las previsiones del Gobierno, la economía catalana crecerá un 2,2% el 2019 y un 1,9% el 2020, un dinamismo similar al del resto del Estado durante los cercanos dos años. Un crecimiento superior al de las economías avanzadas y la zona euro, que esperan crecimientos del 1,8% y el 1,2%, respectivamente. Una previsión que pronostica una estabilización del crecimiento alrededor del 2% que está sometida "a riesgos externos", según la Consejería de Economía y Hacienda.
"El Govern y la Cambra de comerç no corregirán la previsión de crecimiento del PIB", afirma Amat. De cara al 2020, el profesor de la UPF prevé un crecimiento de alrededor del 1,5%, "que creará ocupación, seguirá reduciendo el paro". En el mejor de los casos (Gobierno español, presupuestos catalanes, Brexit controlado y alleugiment de la guerra comercial), Amat calcula un crecimiento del PIB para Catalunya del 1,9%.
Amat no cree que Catalunya se encamine hacia una japonización de la economía: "Si ahora vienen unos años que cae el crecimiento, más tarde volverá a subir, después de tres o cuatro años de frenada volveremos a crecer", afirma. Lo que está claro, es que lo que pasará no será tan profundo como la crisis del 2008.
Niño-Becerra piensa que hasta el 2021 "las cosas serán muy macro: limpieza de los balances de los bancos, toma de decisiones para cuadrar las cuentas públicas, recortes en grandes empresas...", cosa que provocará caída de la actividad económica, "pero la calle no notará los efectos hasta el 2022 y 2024". Entonces será cuando acabe de "diseñarse un nuevo modelo y se implemente una nueva normalidad".