Nueva movilidad en una nueva normalidad que ya ni es tan nueva, ni es tan normal. La predicción del profesor de la Universidad de Oxford John Bell sobre que hacia la primavera volverá la normalidad ha dado la vuelta al mundo, pero, ¿cómo está siendo el mientras tanto todo esto no llega? El espejismo del verano, del "Hemos vencido al virus" y de una falsa cotidianidad similar a la de antes de la covid-19, ya hace tiempo que acabó y, con él, los hábitos de la ciudadanía se están modificando de manera acelerada. De hecho, uno de cada tres barceloneses ha cambiado su modo de transporte habitual en estos meses, según ha explicado el Racc en una rueda de prensa híbrida, donde presentaba los resultados de su estudio La movilidad en Barcelona en la nueva normalidad. El confinamiento, el teletrabajo y el miedo de algunas personas han comportado un giro importante en los hábitos de nuestra sociedad. "La nueva movilidad ha venido para quedarse", ha avisado el presidente del Racc, Josep Mateu.
Barcelona es un claro ejemplo de cómo se ha modificado la manera de actuar de la ciudadanía. En este nuevo contexto, la capital catalana ve cómo cada día se realizan 1.125.000 desplazamientos diarios menos que antes de la pandemia, así como que muchos ciudadanos optan por utilizar modalidades de transporte individuales. Esto se suma al hecho de que, durante la primera oleada, y mientras estábamos confinados, el Ayuntamiento de Barcelona aprovechó la ocasión para instaurar unos nuevos espacios en las calzadas peatonales que, según advierte el Racc, la mayoría "no se usan", cosa que según el club se tendría que replantear porque, aseguran, "sino se logra el objetivo se tiene que intentar hacer algo diferente" como, por ejemplo, "dar más espacio a la carga y descarga, al carril bici o poner más espacios verdes".
Todos estos cambios han comportado que la siniestralidad sea mucho más baja y que la calidad del aire mejore de forma sustancial, que son unas de las "cosas positivas" que nos ha dado la pandemia, pero esto, advierten, "es un espejismo porque es una situación muy anómala". Y es que, a pesar de que un 59% de los trabajadores continúan haciendo su trabajo de forma presencial con la vuelta a los puestos de trabajo de la industria y los comercios, un 19% hacen teletrabajo los cinco días a la semana y un 20% están en un modelo mixto. Y esto se nota. Hoy por hoy, los barceloneses andan más y cogen menos el transporte público. Antes de la llegada del coronavirus, sólo un 24% de la ciudadanía se movía andando; actualmente el porcentaje se eleva hasta el 34%; mientras que antes un 42% hacía uso del transporte público y ahora sólo lo utilizan un 27% de las personas. "Se está imponiendo un deseo de movilidad individual para evitar estar cerca de más gente", señala el director de la Fundación Racc, Lluís Puerto.
Puerto: "Se está imponiendo un deseo de movilidad individual para evitar estar cerca de más gente"
Es precisamente por todo esto que el Racc ha querido identificar los cambios acelerados que se han producido en la movilidad, pero también los nuevos retos que se derivan, motivo por el cual piden al Ayuntamiento de Barcelona que, para adaptarse a los nuevos tiempos, "se hagan las cosas escuchando, preguntando a la gente, a los sectores, observando y compartiendo con todos los actores porque las decisiones que se tomarán serán más fiables y oportunas". En este sentido, Mateu propone trabajar a favor de una "movilidad segura, saludable, limpia, que mejore la calidad del aire y ayude al cambio climático pero también que sea compatible con el progreso económico de la ciudad".
Una realidad que marca y una crisis de confianza
Como en tantos otros terrenos, la crisis provocada por la covid-19 ha acelerado también los cambios en la movilidad y, en este punto, "el transporte público es clave". Si bien es cierto que ahora mismo hay una "crisis de confianza" en este sentido, también lo es que, como asegura el presidente del Racc, "esto mejorará" porque la pandemia "afectará a la movilidad del futuro, se acelerarán muchas ideas que ya estaban en marcha". Pero todavía hay mucho trabajo por hacer y, como ya se ha reclamado tantas veces desde varias partes, hay que ir a la par y escuchar todas las partes para que todo esto llegue a buen puerto.
De hecho, Foment del Treball ya cargó contra el consistorio barcelonés en junio, cuando criticó que "el planteamiento que ha hecho el Gobierno de Ada Colau sin el consenso de todas las fuerzas y aprovechando la crisis de la covid-19 impidiendo la movilidad por el centro de la ciudad es muy perjudicial por el comercio y por la automoción". Así lo dijo entonces su presidente, Josep Sánchez Llibre, que consideraba que, teniendo en cuenta que el 57% del comercio a la ciudad es de personas no residentes, y el consistorio "prevé plantear una movilidad sin ellos", "matará al comercio de Barcelona y pondrá en peligro más de 100.000 puestos de trabajo".
"¿Realmente se está cumpliendo el objetivo marcado por el Ayuntamiento con estas medidas?", se ha preguntado Mateu, a la vez que ha recordado que menos de un 20% de los peatones de Barcelona usa los nuevos espacios verdes para andar. De los nuevos espacios para peatones analizados, el más utilizado es el de la calle Girona, que lo usan un 47,8% de usuarios. En cambio, en la Vía Laietana el uso es casi nulo y tan sólo un 0,5% de los peatones camina por el espacio adyacente a la acera.
Bicis y patinetes vs. peatones
El informe del Racc señala, además, que se ha incrementado el uso de la bicicleta durante los fines de semana, mientras que ha disminuido en los días laborables, seguramente por el teletrabajo y la consecuente disminución de la movilidad de la ciudadanía. En hora punta, los usuarios de bicicletas han bajado de media un 19% respecto a febrero de 2019, mientras que los usuarios de patinetes se han incrementado. El problema es que, según Puerto, "no hay cumplimiento de los límites del carril bici a las aceras", cosa que se suma al hecho de que los usuarios de patinete "se mueven muy rápido".
Justamente por eso, hay un problema de "convivencia con los peatones" y es en este terreno donde, advierte el director de la Fundación Racc, "se están produciendo más conflictos". En este sentido, una de las recomendaciones que ha hecho el Racc es dotar de más seguridad a estos transportes, bajando los carriles bici a la calzada y asegurando el respecto de los límites de velocidad.
Mateu: " Cualquier medida que se tome se tiene que pensar y consensuar muy bien con todos los actores"
Además de esto, también consideran que se tendría que "facilitar movilidad transporte público para subir el patinete o la bici e invertir en transporte público de cero emisiones", así como que se trabaje para llegar a hacer una realidad la movilidad compartida facilitando que se pueda salir de los municipios, así como llevar a cabo una "integración digital" para que el transporte público y la movilidad comaprtida estén completamente integrados.
Sea como sea, y como dice el presidente del Racc, "hasta que no se logre la estabilización del transporte público" y se recupere la confianza de la ciudadanía, "será difícil conseguir normalidad en la movilidad", pero, en cualquier caso, insiste Mateu, "cualquier medida que se tome se tiene que pensar y consensuar muy bien con todos los actores".