La inflación en Catalunya ha marcado un nuevo récord este mes de marzo, después de registrar una variación interanual del 9,5% en el Índice de Precios de Consumo (IPC). La subida de precios llega a las puertas de una Semana Santa sin prácticamente restricciones después de dos años de pandemia y con un sector de la hostelería que confía recuperar los niveles de actividad previos al estallido de la covid-19. Si bien los expertos aseguran que la gente continuará viajando a pesar del encarecimiento de los carburantes y la energía, apuntan que muchas personas reducirán el gasto durante las vacaciones para adaptarse a la situación actual. "Últimamente nos miramos los precios con lupa, porque con cien euros no vas a ninguna parte", comentan algunos consumidores.
Donde más se ha notado la subida de precios es en la alimentación, uno de los sectores más afectados por el incremento de los precios de la energía, de los carburantes y por las paradas del transporte de las últimas semanas. "El precio de la fruta y la verdura es una barbaridad", añade la Tina, vecina del mismo barrio. Por esta consumidora, el incremento de precios empezó a hacerse muy evidente hace dos meses, y reconoce que durante las últimas semanas ha modificado sus hábitos de consumo, limitándose a a comprar "solo lo que es necesario".
De cara a la Semana Santa, los expertos vaticinan que las tasas de inflación récord continuarán condicionando parte del consumo de los hogares. "Tenemos que pensar que una subida de precios próxima al 10% nos hace perder mucha capacidad de compra; a partir de aquí, la afectación dependerá de la restricción presupuestaria de cada cual", apunta el profesor de la UPF Business School of Management, Andrei Boar. Sin embargo, opina que los efectos de la inflación en sectores como el de los viajes será limitado. "Viajar estos días es más caro que hace unos meses, pero está claro que la gente que quiera escaparse lo continuará haciendo", señala. De hecho, Boar recuerda que la mayoría de los viajes de Semana Santa se reservaron antes de que la inflación se disparara y, por lo tanto, no se espera una caída en el movimiento de turistas. "Las previsiones de plena ocupación en el sector de la hostelería seguramente se cumplirán", señala, pero advierte que "la gente buscará productos sustitutivos que tengan un precio más económico y restringirá la compra de aquellos productos que son más caros".
Viajes de última hora, solo de proximidad
Donde sí que se notarán cambios dentro del sector turístico será en aquellos viajes que se reservan a última hora. Con el precio de los billetes de avión a la alza por el encarecimiento del queroseno, Boar ve menos probable que la gente apueste para hacer trayectos largos en avión. La alternativa será el coche, y más después de la bonificación de veinte céntimos por litro impulsada por el gobierno español. "Tenemos que tener en cuenta que el combustible tiene ahora un precio bastante pareciendo al de antes de la crisis debido a la subvención; es por eso que los viajes de corta distancia en coche no se verán tan afectados por la subida de precios" señala Boar.