En Europa, ya no hay territorio, administración, entidad o incluso empresa que se pueda desentender de la transición energética. A la conciencia por la emergencia climática se ha sumado la amenaza de Rusia y la consiguiente necesidad de incrementar la soberanía energética, para no depender de un Estado ajeno que, además, hace tambalear el sistema democrático europeo.
Es por eso, que "muchos ayuntamientos se han empezado a plantear cómo producir energía renovable, cuando, hasta hace poco, su política energética se reducía únicamente a pagar la factura de la luz", ha explicado Jaume Collboni, primer teniente de Alcaldía del Ayuntamiento de Barcelona y presidente del grupo municipal del PSC, en la sede de Foment de Treball. Con motivo del ciclo de conferencias Fer metrópoli, organizado por RethinkBCN, órgano de la Sociedad Barcelonesa de Estudios Económicos y Sociales de Foment del Treball, Collboni ha presentado su propuesta en clave metrópoli: Un pacto para las infraestructuras metropolitanas necesarias para el crecimiento económico y la inclusión social.
La propuesta va más allá de Barcelona y quiere contar con la participación de los alcaldes y alcaldesas del área metropolitana de Barcelona, en un marco de "coliderazgo donde Barcelona sea un actor más. El que tiene más peso demográfico, pero un actor más". La alcaldesa de Sant Boi, Lluïsa Moret, destaca que esta es "una región muy diversa" y, por eso, es muy importante que el pacto "incorpore las singularidades locales". Es un pacto de infraestructuras, que ya cuenta con el apoyo de algunos ayuntamientos, y que tiene cuatro ejes: las nuevas movilidades (de personas y de mercancías), la producción de energías renovables, las telecomunicaciones (5G y 6G) y las infraestructuras productivas, como el Port de Barcelona y el Aeropuerto del Prat. El desarrollo de estas infraestructuras se tiene que combinar, además de manera inclusiva y teniendo en cuenta "que somos una economía global, pero interconectada a escala global".
Farrés: "No tiene sentido que Barcelona haga una política de bajas emisiones sin tener en cuenta a Sabadell o Mataró"
"En los últimos 10 años nos hemos entretenido con otras cosas" que, según Collboni, han eclipsado debates y acciones que tendríamos que haber hecho. El teniente de alcalde critica directamente a la Generalitat: "el no-govierno ha provocado que nuestro país esté a la cola de España en producción de energías renovables, cuando antes era líder". Collboni ha querido esclarecer, pero, que no está criticando "al Área Metropolitana de Barcelona como institución", sino que hace referencia a otros aspectos de la región del área metropolitana, que la AMB no puede liderar actualmente "por falta de competencias o de recursos". De aquí la necesidad de un pacto metropolitano que "coordine regulaciones, políticas públicas y una propuestas".
Marta Farrés, alcaldesa de Sabadell, ha criticado que hoy en día "hay una visión del territorio que descuida algunos municipios y que no ve que hay una realidad más allá de Barcelona". Pone el ejemplo con las políticas de zonas de bajas emisiones. "No tiene sentido que Barcelona haga una política de bajas emisiones sin tener en cuenta a Sabadell o Mataró"; indica. Y añade: "O hacemos una política coordinada, o no sirve para nada".
Bote: "Hay vida más allá del Besòs y, incluso, es inteligente"
David Bote, alcalde de Mataró, bromea sobre el Barcelona-centrismo: "Hay vida más allá del Besòs y, incluso, es inteligente". Según Bote, "la prosperidad de Barcelona depende también de lo que pasa en su entorno. Las desigualdades sociales son elementos limitadores del crecimiento económico", y por eso, hace la siguiente declaración de intenciones: "Sí al conocimiento, sí a la apuesta, sí a las ganas de colaborar y sí a cooperar".
De consumidor, a productor
El nuevo reto energético requiere que los ayuntamientos generen energía renovable y, para Collboni, la vía es la fotovoltaica. "Tenemos que convertirnos en generadores de energía fotovoltaica", apunta, y añade: "y lo tenemos que hacer con participación publicoprivada, con la colaboración de la Generalitat y del Estado y armonizando las políticas de los diferentes ayuntamientos", para hacer una producción solidaria y compartida.
El proyecto energético, además, ya ha empezado. Barcelona, por ejemplo, ha iniciado un proyecto de carácter público-privado para instalar placas fotovoltaicas en 1.400 edificios de la ciudad. Un proyecto que no supone costes de instalación para las comunidades de vecinos, aporta un ahorro en la factura de la luz y que ya se ha puesto en marcha en 251 edificios. El 94% de estos proyectos están en edificios residenciales. "He empezado a mirar los techos de otro modo", admite Collboni, y reflexiona: "Este proyecto supone un cambio de paradigma donde el consumidor también puede ser productor".
Collboni: "Este proyecto supone un cambio de paradigma donde el consumidor también puede ser productor"
Este proyecto, reflejo "de una política nueva", tiene el objetivo de generar el equivalente al consumo energético de un millón de personas el año para el 2030. El proyecto comportará una inversión, proveniente de fondos públicos y privados, de 1.600 millones de euros y tendrá un impacto en el sector de las renovables con la creación de 60.000 nuevos puestos de trabajo.
La Barcelona de los 15, 30 y 45 minutos
El pacto para la movilidad quiere recoger las nuevas necesidades de los municipios en cuanto a fenómenos nuevos de la movilidad como la última milla, el comercio electrónico, la movilidad compartida y la irrupción de una nueva forma de distribuir las mercancías en las ciudades. "Esto no está regulado entre los municipios de la región metropolitana, a pesar de que afecta a muchos municipios".
En cuanto a la movilidad compartida, por ejemplo, menciona la limitación de las motocicletas eléctricas: "no puede ser que tengan como ámbito un solo municipio y no puedan cruzar la barrera con el siguiente municipio por falta de regulación". "Barcelona es la Barcelona de los 15 minutos, pero también la de los 30 minutos y la de los 45 minutos. Si estos tres ámbitos no están coordinados o no tienen políticas complementarias es muy difícil que funcione con eficiencia", ha indicado.
El 5G, una utility como el agua o el gas
En cuanto a telecomunicaciones, el pacto hace hincapié en la conectividad digital, "una utility como lo puede ser el agua o el gas", afirma. Por eso, tener la última generación, con 5g y 6g, "es fundamental para que nuestro sistema sea competitivo", y esto también requiere regulaciones coordinadas y armonizadas entre municipios.
Las infraestructuras productivas
El debate sobre la ampliación del aeropuerto del Prat y la actualización del Port de Barcelona forman parte del pacto metropolitano aunque no hay una hoja de ruta clara. Collboni, fiel partidario del sí, anima al hecho que, como mínimo, se genere un debate. "Es fundamental que el país esté conectado con los hubs que producen valor hoy en día desde el punto de vista del talento, la ciencia, la creatividad, la investigación y la inversión. Necesitamos estar más y mejor conectados"; apunta.