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La paga extra que Trump nos quiere quitar

En plena caída de las clases medias, esta paga extra que ha redondeado el estado del bienestar es la que ahora retira Trump con su invento

Donald Trump durante un mitin electoral | EP
Donald Trump durante un mitin electoral | EP
Josep-Francesc Valls
Profesor y periodista
15 de Abril de 2025

Tres salarios y una paga extra han permitido a la humanidad pasar de un estado de penuria generalizada histórica a otro de mayor confortabilidad. Desde hace setenta u ochenta años, cerca de las dos terceras partes de la población occidental ha alcanzado un amplio bienestar y la capacidad de adquirir bienes y servicios a placer. Pero, hace veinte años, los salarios -mejor dicho, la renta disponible- están recibiendo fuertes golpes, porque qué triunfa el mileurismo; ahora Trump le da otro bien fuerte, sin saber bien qué es lo que busca ni en nombre de quién toma la decisión: se carga la paga extra.

 

El primer salario de verdad nos lo ganamos los humanos, a raíz de la revolución industrial. Hasta entonces, no existía este concepto de retribución a cambio de un trabajo determinado. Fue exiguo a lo largo del siglo XIX a cambio de jornadas laborales agotadoras, pero permitió que las familias obtuvieran unas rentas que les da autonomía y seguridad económica.

El primer salario de verdad nos lo ganamos los humanos, a raíz de la revolución industrial

El segundo salario nace cuando las empresas necesitan mano de obra más cualificada, personal más preparado, especializado y directivos, con el fin de mejorar la producción, la productividad, la innovación y la rentabilidad de las empresas; a este salario se apuntan los funcionarios, los políticos, los profesionales liberales, los profesores, los asesores y consultores... Es el denominado salario de influencia, cuya escalada se despliega extraordinariamente en el siglo XX.

 

El tercer salario llega cuando los estados toman la decisión de ofrecer servicios a cambio de impuestos; esto se produce de forma masiva a partir de 1950. En Occidente se estandariza la sanidad, la educación, las pensiones, la dependencia, las infraestructuras, la dependencia, la seguridad, el apoyo a la cultura, la innovación..., de los cuales disfruta toda la población.

Cooperación internacional frente al aislamiento

Junto a estos tres salarios, hay que añadir la paga extra. Por las mismas fechas en que se generalizan los servicios públicos, los estados modernos se interrelacionan cada vez más entre sí, a fuerza de impulsar la armonización financiera y monetaria (Bretton Woods, 1944), la cooperación y el comercio internacional y acuerdos arancelarios (GATT, 1947), la creación de bancos multilaterales, y las agrupaciones regionales de estados y comunidades, como la UE. Eliminan las trabas a las transacciones internacionales, se abaratan los precios generales gracias a la competencia. Esta paga extra permite que la humanidad ingrese en un estadio nuevo en el que los países cooperan, y establecen alianzas para un mejor flujo de las materias primas y de los productos.

Esta paga extra permite que la humanidad ingrese en un estadio nuevo en el que los países cooperan, y establecen alianzas para un mejor flujo de las materias primas y de los productos

Las condiciones económicas creadas por este 3+1 fueron óptimas para que la mayoría de la población europea viviera en condiciones dignas y progresara en capacidad económica, mayor esperanza de vida, tiempo libre y bienestar general. Las familias europeas pudieron expandir el consumo de productos alimenticios, vivienda, transporte, gastronomía fuera de casa, ocio y cultura, vestido y calzado... y disfrutar a la vez a un precio muy barato de servicios de otro modo muy difíciles de pagar. 

Sólo hay que visionar los gráficos del consumo de los setenta, ochenta, noventa y primeros años del milenio. Este bien de Dios empieza a malgastarse cuando la renta disponible queda atrapada en los últimos veinte años; la inflación y los impuestos se la comen a bocados. Y los servicios públicos no pueden satisfacer la progresión geométrica de las demandas. La reducción de estos tres salarios provoca el desencanto de las clases medias, su reducción, su desestabilización, la inseguridad, la desprotección; y una mayor desigualdad y riesgo de exclusión social.

Pues bien, en plena caída de las clases medias, esta paga extra que ha redondeado el estado del bienestar es la que ahora retira Trump con su invento. Cargándose la política arancelaria de las últimas décadas, incrementa los precios de las materias primas, productos y servicios de todo el mundo, hace retroceder a la humanidad cuando los avances se ha demostrado que han sido extraordinariamente fructíferos, y hunde un poco más a las clases medias -en nombre de las cuales dice que habla- y a los que viven por debajo del umbral de la pobreza tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo.

En plena caída de las clases medias, esta paga extra que ha redondeado el estado del bienestar es la que ahora retira Trump con su invento

La ciencia económica progresa y mejora a base de adquirir experiencia en las aplicaciones a diversas circunstancias y países; más aún con la aceleración de los últimos cien años. Por otra parte, los tratados, las negociaciones, la diplomacia encarecen los productos y servicios, pero se vuelven indispensables a la hora de resolver los problemas. En este caso, el presidente de los EE. UU. y su equipo demuestran una extraordinaria incultura económica al utilizar una fórmula inconsistente y tosca, que lejos de traer un bien a su país como pretende atenta contra todos; además, en este mundo tan sofisticado nadie demuestra que es más fuerte dando bofetadas.