¿Una iglesia en un pantano? No es una ficción, ni siquiera un capítulo de Crímenes. Es Sant Romà de Sau, un pueblo de tan sólo 100 habitantes que a principios de 1940 recibió una carta que les decía a grandes rasgos "os trasladais a los pueblos vecinos u os ahogáis". Después de décadas de construcción, en 1963 nació el pantano de Sau, un embalse que engulló a un pueblo entero con el campanario de la iglesia como único elemento visible. ¿Una decisión acertada? Existe controversia entre partidarios y detractores. Con el tiempo se ha visto que, además de producir electricidad, almacenar y encauzar el agua del río Ter, el pantano es un recurso turístico de proximidad de primer orden, pero que en 2023 se encuentra en una situación límite. ¿Estamos ante el fin del pantano de Sau? Una historia que merece la pena conocer desde el principio, con el cambio climático de trasfondo. Y sobre todo, para encontrar respuestas.
Una dictadura franquista y mucha polémica
A principios del siglo XX el pueblo de Sant Romà de Sau vivía de la agricultura, la ganadería y la explotación forestal, pero la construcción del pantano llevó a expropiar fincas y la consecuente desaparición del pueblo bajo las aguas. Durante la elaboración de la obra, llegó mano de obra para trabajar en la toma de agua. Los habitantes se agruparon en una colina cercana y algunos de ellos se trasladaron a Vilanova de Sau, que contó con casas para los trabajadores, chalets para los ingenieros, cementerios, una iglesia y un cuartel de la Guardia Civil.
Los expertos de la época consideraban que la barricada de hierro y cemento de Sau permitiría salvar la cuenca baja del Ter y, de hecho, enviar agua a Barcelona y también a otros puntos de Girona y Empordà. Se creó un sistema de tres pantanos, el de Sau junto a los de Susqueda y Pasteral que une las comarcas de Osona y de la Selva. Además, la central hidroeléctrica subterránea construida al pie de la presa de Sau, a 25 metros bajo el río, aprovecha un salto de agua de casi 100 metros, lo que le permite obtener una potencia instalada de 75.000 CV y una producción nada despreciable de 85 millones de kilovatios/ hora.
Sin embargo, también existen detractores respecto al pantano. "Es necesario que alguien explique toda la verdad de una obra construida bajo una dictadura militar en años de posguerra, por unos trabajadores sin derechos sindicales en unas condiciones cercanas a la esclavitud", apunta Miquel Macià, antiguo director de NacióDigital y conocedor de la zona, que ha participado en el libro Història de la construcció del pantà de Sau.
Un modelo económico cuestionado
¿Existe un modelo económico en torno al pantano de Sau? El embalse se encuentra en el Espacio Natural de las Guilleries-Savassona, a menos de 20 kilómetros de Vic, la capital de Osona y a 100 kilómetros de Barcelona. Una economía basada actualmente en los deportes de aventura como el esquí acuático, el paddle surf, cayucos, rutas ciclistas o escalada. También hay amantes de la fotografía o turistas de proximidad que disfrutan de restaurantes con cocina catalana y vistas envidiables, junto a estudiantes que se establecen en las casas de colonias de la zona durante días.
Aunque a menudo el clima no es suficientemente benigno en la comarca de Osona y, en especial, en la zona de Sau, es en primavera y verano que mejora considerablemente. Sin embargo, visitantes de la zona explican a VIA Empresa que a menudo es difícil "encontrar un lugar abierto donde tomar un café en todo el valle en otoño y en invierno y que hay una carretera llena de curvas para acceder al embalse".
Macià: "Algunos decían que Sau se convertiría en un Lloret y todos nos haríamos muchos ricos"
Para Macià hay que mirar al pasado para entender el presente. "En los años sesenta, el máximo del máximo para una determinada clase social de Vic, la más instalada, pasaba por tener una lancha motora para navegar por Sau. Y así nació el Club Nàutic Vic-Sau. Después hicieron buenos negocios, las fábricas y los despachos funcionaron y el pobrecito Sau quedó atrás, sustituido por Platja d'Aro, por Cadaqués y la Cerdanya, y después por la diáspora adinerada y anónima".
Con el paso del tiempo, los visitantes del pantano provenían del Área Metropolitana de Catalunya que venían el fin de semana para disfrutar de la naturaleza a precios populares. "Algunos decían que Sau se convertiría en un Lloret y todos nos haríamos más ricos y alcaldes de Osona aseguraban que Sau era un diamante en bruto para el turismo", confiesa el periodista.
Como consecuencia, sí existe un auge de casas de colonias que funcionan bien entre semana y que a los fines de semana muchos de ellos se convierten en restaurantes y hoteles para bodas y comuniones.
Un turismo en masa: "¡Se puede entrar en la iglesia!"
"¡Se puede entrar en la iglesia, se puede entrar en la iglesia!". Es un efecto mágico. De repente, en las noticias sale que el nivel de Sau es muy bajo y ya empieza la corrua en masa de gente hacia Sau, a ver lo de siempre: una iglesia en ruinas en un desierto de arena, grava y rocas; algo de hedor de pez muerto, cuatro fotografías, un vaso en algún establecimiento de la zona y hacia casa otra vez. El ritual se repite desde hace cincuenta años sin que ni el guión ni el escenario hayan variado. Así lo plasma Macià. Y parece que este 2023 no ha sido por menos. El turismo de sequía se pone de moda en el pantano de Sau y obliga a controlar el acceso de vehículos.
El alcalde de Vilanova de Sau, Joan Riera Comellas, explica en VIA Empresa que el municipio no puede asumir tanta masificación de golpe y que les gusta que venga gente, pero de forma organizada. "Desde el Ayuntamiento no tenemos potestad para gestionarlo todo, para actuar sobre el terreno o movilizar a los Mossos d'Esquadra y ahora el pantano de Sau es muy peligroso, sobre todo por el barro que hay te puedes quedar enganchado".
El pantano de Sau no había estado nunca tan vacío durante el siglo XXI
Pero, ¿por qué ha llegado a una situación límite el pantano de Sau? En primer lugar porque nunca había estado tan vacío durante el siglo XXI. Con datos diarios desde el año 2000, el registro actual queda por debajo del de la sequía de 2008 y se acerca al episodio de sequía de 1989-1990, cuando marcó un mínimo inferior al 6%. Y de ahí que sea visible la iglesia.
Por el momento, los accesos al embalse de Sau quedan restringidos durante tres semanas para impedir la afluencia de turistas y facilitar los trabajos que se están llevando a cabo para reducir la densidad de peces a raíz de la transferencia de agua hacia Susqueda. Buscan preservar la calidad del agua y garantizar el uso prioritario, que es abastecer a la población de las comarcas gerundenses y el área metropolitana de Barcelona. En total, cinco millones de personas.
Para evitar que esta transferencia de agua provoque una mortalidad masiva de los peces dentro del pantano por falta de oxígeno y se contamine el agua o cambie el ecosistema, han comenzado la operación para vaciarlo de estas especies, que son todas no autóctonas.
Álvarez: "¿Cómo empresario he pagado el canon para poder navegar durante el 2023 con mi compañía por el pantano y ahora qué? ¿Me lo devolverán?"
Curiosamente, uno de los símbolos más visibles del pantano son los siluros (pez de agua dulce). Según palabras textuales de Macià "¡qué historia, la del siluro! Dicen que le llevaron a Sau para atraer turismo alemán, como ocurrió en Mequinenza. Allí sí que van los alemanes. Aquí no llegaron, pero el siluro se ha quedado bien, y ha progresado devorando las demás especies del embalse. Los pescadores presumen de capturar ejemplares de más de dos metros de largo". Y la leyenda de los últimos años "alguien dice que la fiera silúrica devoró a un pobre perrito que chismorreaba junto al agua, o que había caído de una barca".
¿Hacia dónde vamos?
Pasado, presente y futuro. Marc Álvarez, director deportivo de Aquaterraclub y dedicado a las actividades acuáticas desde hace 20 años, explica que están preocupados. "No es fácil, en el 2008 vivimos una sequía muy importante, después vino el temporal Gloria a principios del 2020 que comportó grandes destrozos en el ecosistema, potseriormente la pandemia del coronavirus y ahora una sequía que ha dejado el embalse bajo mínimos", se lamenta. "Y eso que en el 2021 el pantano de Sau estaba más lleno que nunca y como país no hemos sido previsores y hemos guardado agua".
Álvarez lanza una crítica: "¿Cómo empresario he pagado el canon para poder navegar durante el año con mi compañía por el pantano y ahora qué? ¿Me lo devolverán? ¿Qué sucede con todas las reservas que tenía? ¿Y las casas de colonias?".
Empresarios de alrededor se lamentan de la incertidumbre que provoca la sequía. Y destacan que "en el pueblo tienen un punto de agua para abastecer a una granja, donde hay ganado y donde también saca provecho al vecindario". Y, finalmente, buscan la esperanza en el mapa del tiempo: "Ya hemos tenido épocas de sequía, pero con dos temporales fuertes hemos podido revertir situaciones complejas en tan sólo una semana". Cuestión de (buen) tiempo.