La semana pasada hicimos una explicación detallada de la gran cantidad de entidades bancarias que, hace cien años, tenían su sede central en la Plaza Catalunya. Pero eso no es todo, porque las calles adyacentes a la plaza también mostraban una densidad insólita de bancos, como veremos a continuación.
La Rambla, esa vía que une el centro de Barcelona con el mar, era el eje que se llevaba la palma, con diferencia, en cuanto al número de entidades bancarias. En la Rambla de Canaletes 2 y 4 estaba la Banca Marsans, presidida por Lluís Marsans Peix y con Joan Ventosa Calvell en el consejo de administración (personaje muy vinculado a Francesc Cambó Batlle). Hoy en día, esta marca, la de Marsans, suena mucho más a período vacacional que a entidad financiera, y es que el negocio hizo una evolución curiosa de banco a agencia de viajes. Todo comenzó organizando viajes desde el banco para los visitantes extranjeros que venían al país, y luego esta línea de negocio se acabó independizando y sobreviviendo a la misma entidad financiera (el banco pasó a manos del Banco Hispano Colonial justo después de la Guerra Civil, mientras que la agencia de viajes resistió hasta 2010). En 1924 ya habían pasado cuatro años desde la quiebra del Banc de Barcelona, pero no podemos olvidar que este gran banco tenía su sede en la Rambla de Santa Mónica, 31. Los que sí existían aún eran el Banco Hispano Colonial (Rambla dels Estudis, 1) y el Banc de Catalunya (Rambla dels Estudis, 4). El primero de ellos estaba muy vinculado al comercio con América y tenía como presidente al Marqués de Comillas, además de un puñado de aristócratas en el consejo de administración (Conde de Torroella de Montgrí, Marqués de Quijano, Conde de Güell y Marqués de Castelldosrius), donde también estaba Ignacio Coll Portabella, uno de los empresarios más poderosos de la historia del país. La segunda de estas dos entidades vecinas era el Banc de Catalunya, del que hablamos hace poco. Era un banco con objetivos ambiciosos dirigido por Evarist Fàbregas Pàmies y Eduard Recasens Mercadé. En ese momento, en el consejo de administración también estaban Joan Pich y Pon y Artur Suqué Sucona. En el mismo número que el Banco Hispano Colonial estaba el Crèdit Agrícola Català.
Donde hoy se encuentra el Café de la Ópera, podíamos encontrar dos bancos más: la Banca Mas Sardà y la Banca Tusquets y Compañía
Sin abandonar la Rambla, también encontramos la oficina de Barcelona del Banco de España, que en 1932 se mudaría a la Avenida de la Catedral (ese edificio que durante muchos años fue la sede de Caixa de Catalunya y que ahora pertenece al BBVA) y en la década de los cincuenta a la Plaza Catalunya misma, en la esquina con el Portal de l'Àngel. En la Rambla dels Estudis, un tramo -como se ve- con mucha densidad bancaria, también estaba ubicado el Mercantile Bank of the Americas. Para cerrar este segmento de la Rambla, también hablaremos de la banca Soler i Torra, que estaba en los números 11 y 13. Uno de los propietarios de este negocio era Josep Torra Closa, cuya hija, Carmen Torra Olivera, se casó con el agente de cambio y bolsa José Alcocer Moreno (hijo de un alcalde de Madrid), y el hijo que tuvieron fue un personaje fundamental de las finanzas españolas de los ochenta y noventa: Alberto Alcocer Torra, es decir, uno de los Albertos (el otro, un primo, era Alberto Cortina Alcocer). Curiosamente, la banca Soler i Torra estaba en esos tiempos muy vinculada a la constructora Fomento de Obras y Construcciones (Focsa), una compañía que en 1992 se fusionó con la madrileña Construcciones y Contratas, propiedad de las hermanas Alicia y Esther Koplowitz, esposas precisamente de los Albertos, a los que acabamos de mencionar.
En la Rambla dels Caputxins, donde hoy está el Café de la Ópera, podíamos encontrar dos bancos más: la Banca Mas Sardà y la Banca Tusquets y Companyía. La primera pertenecía a la familia Mas Sardà y acabó en manos del Banco de Bilbao. La segunda pertenecía a la estirpe homónima, un miembro de la cual, Carles Tusquets Trias de Bes, continúa vinculado hoy día al mundo financiero a través de Mediolanum y Trea Capital Partners.
Dejemos ya la Rambla y saltemos al punto opuesto de la Plaza Catalunya, es decir, al Paseo de Gracia. Allí encontraremos el Banco Holandés del Mediterráneo, número 2, el London County Westminster and Parr’s Bank, números 8 y 10, y la Banca Arnús Garí, número 9. Esta última estaba relacionada directamente con una de las ramas de la familia Arnús, que también eran propietarios de la Banca Arnús, de la cual hablamos en la entrega anterior. En el caso que nos ocupa ahora, el presidente era Juan Antonio Gamazo Abarca, Conde de Gamazo y marido de Marta Arnús Gayón.
Con el paso de las décadas, y sobre todo de la Guerra, la mayoría de estas entidades fueron desapareciendo y serían sustituidas por otras nuevas, pero en una cantidad menor
La calle Fontanella también era muy fértil en bancos, ya que agrupaba a la International Banking Corporation (una filial del The National City Bank of New York), al Banco Hispano Americano, a la Banca Italiana di Sconto y al Banco Español de Chile. No nos alejamos mucho para encontrar aún más, y es que en ese momento en la calle Pelai tenía su sede el Banco Urquijo Catalán (una división local del banco español), con un consejo de administración lleno de figuras del empresariado catalán, como Damià Mateu Bisa, Lluís A. Sedó Guichard, Ignacio Coll Portabella o Santiago Trias Rumeu, además de Estanislao de Urquijo y Ussía, Marqués de Urquijo. Para terminar, en las rondas que delimitan Ciutat Vella aún podemos distinguir dos entidades más, el Banco Central, en la Ronda de Sant Pere 32, y la delegación en Catalunya del Banco Hipotecario de España, en la Ronda Universitat 17.
A lo largo de estas dos entregas hemos visto una concentración insólita de poder financiero en escasos kilómetros cuadrados, lo que hacía de aquella zona una verdadera City al estilo de la que podemos encontrar hoy en día en Londres. Con el paso de las décadas, y sobre todo de la Guerra, la mayoría de estas entidades fueron desapareciendo y serían sustituidas por otras nuevas, pero en una cantidad menor. Así llegaron el Banco de Bilbao (donde hoy está el Zara), el Banesto (tienda de Apple y hotel de la cadena Iberostar) o el Banco de España (dicen que un futuro hotel).