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Política, aranceles y dinero de balde

El economista José María Gay de Liébana analiza la economía de la Unión Europea dentro del contexto internacional bajo riesgo de proteccionismo

El G-7 en Quebec con los principales líderes mundiales. | @Bundeskanzlerin
El G-7 en Quebec con los principales líderes mundiales. | @Bundeskanzlerin
Barcelona
12 de Junio de 2018

Si el mes de mayo ha acabado con convulsiones políticas, junio despierta igualmente movido en España y el mismo en Italia. Que la política influye y es determinante en la economía se está viendo últimamente. Desde Trump y Washington, con sus políticas arancelarias que propiciarían, de cristalizar, un inusitado proteccionismo en pleno siglo XXI incidiendo en una posible contracción del comercio mundial -que es el mismo que decir recorte económico-, hasta los conflictos nucleares con Corea del Norte. También con la reacción de la China -quién lo iba a decir que se erigiría como adalid en estos momentos de globalización y de anti-proteccionismo!- a la vez que se palpa cierta tensión debido a las medidas de Donald Trump en un escenario normalmente tranquilo como Norteamérica, con los socios norteamericanos del Canadá y México un poco indignados con los Estados Unidos.

 

"Que la política influye y es determinante en la economía se está viendo últimamente"

 

Mientras tanto, los países emergentes, con Latinoamérica y la estimada Argentina, simbolizan las tensiones periódicas de sus economías y purgan la dolarització con que viven. Cualquier movimiento de la Reserva Federal respeto los tipos de interés o medidas de política monetaria son susceptibles de causar un mareo o ciclón. Y el precio del petróleo, con su subida, rompe escenarios macroeconómicos más o menos idílicos sobre los cuales los diferentes gobiernos, entre ellos el español, habían diseñado sus planes fiscales de futuro. 

La forma de andar más o menos acelerada de la economía mundial, con esta sincronización que, con especial énfasis, se ha dado durante los últimos años, coincidiendo con -a pesar de todos los pero haguts y por haber- el impulso de las economías emergentes y en desarrollo con la decisión de los avances, podría frenarse. 

 

El conflicto de aislarse

Conflictividad debido al proteccionismo, o aislacionismo , como dicen algunos; reajustes en las políticas monetarias laxas que han caracterizado en los bancos centrales reconduciendo la normalidad con los tipos de interés; reivindicaciones salariales cuando la tasa de desocupación va reduciéndose y hace revivir un potencial más grande de gasto por parte de las familias; el precio del petróleo subiendo y, como consecuencia, la tasa de inflación apuntando en la zona euro con el objetivo del 2% -1,9% en mayo -…

Todos estos son ingredientes que debidamente aliñados conducen, en primer lugar, a normalizar la política monetaria de los bancos centrales –los Estados Unidos ya lo ha hecho-, frenando los estímulos de estos años y, en segundo lugar, a plantear que el dinero dejen de ser de balde haciendo que gradualmente se restablezcan unos tipos de interés que resulten operativos para el buen funcionamiento de las economías correspondientes. 

"Están los países, empresas y habitantes de la zona euro en condiciones de soportar costes más grandes por su financiación?"

 

Con el tapering al horizonte, es decir, con la retirada de la lluvia de metálico del Banco Central Europeo, aquellos interrogantes de antes recobran todavía más relevancia. Echará por sí sola la economía de la zona euro si el BCE recorta tanta generosidad monetaria? Están los países, empresas y habitantes de la zona euro en condiciones de soportar costes más grandes por su financiación? Volver a la normalidad monetaria estrangulará los todavía tímidos crecimientos de buena parte de las economías europeas alineándose con el incremento del precio del crudo? Seguirá necesitando la economía de la zona euro, que en el primer trimestre de 2018 crece al 0,4%, esta respiración asistida monetaria que le ha infòs un poco de esperanza?

Esto nos trae a preguntarnos: y Europa, que tal? Si el tractor de la Unión Europea y de la zona euro, Alemania, muestra una ligera parada y Francia titubea, deja la cosa de funcionar digamos que aceptablemente bien? En Europa sí que preocupa la situación de la periferia, es decir, la de Grecia, Italia, España y Portugal. Grecia y Portugal han destacado por una docilitat esbalaïdora, todavía y en contra del sentir de los aldeanos, a la vez que la Troika aplica unos planes severos de rescate de sus finanzas públicas. 

Portugueses y griegos: encajar la imposición

Portugueses y griegos son personas admirables, gente humilde y seria, noble, que encajan con honestidad los mandatos que los imponen. Y así van canalizando sus cuentas públicas. Es cierto que el volumen de sus respectivas economías es secundario en el contexto europeo con un PIB de casi 178.000 millones de euros en Grecia y de 193.000 millones en Portugal.

El déficit público de nuestro vecino se mantuvo por debajo de los 6.000 millones de euros el 2017 (3% del PIB) y los helenos, por segundo año consecutivo y después de intensos esfuerzos con devaluaciones salariales, cargas impositivas más grandes y recortes de pensiones, han cuadrado los suyos cuentas con un superávit de 1.454 millones de euros en 2017. 

El muelle nuclear de Italia y España

El muelle nuclear se encuentra localizado en Italia y en España. Los aires euroescèptics y también antieuropeistes de Italia, las dudas sobre un gobierno formado a contrarreloj para evitar la repetición de elecciones, su posicionamiento respecto a una salida del euro y la posibilidad, tampoco muy remota, en caso de romper el amarratge con Europa, genera un buen número de interrogantes sobre que pasará en Italia, con un ejecutivo que huele, como siempre al querido país transalpino, a provisionalidad. 

"El gobierno formado por Pedro Sánchez pretende desvanecer dudas y contagiar calma sobre todo desde el punto de vista económico y financiero"

 

Italia crece económicamente, pero lo hace de forma tímida, su economía es la tercera de la zona euro y cuarta europea con un PIB de 1,716 billones de euros y su grande hàndicap reside en su gruesísima deuda pública que con cerca de 2,3 billones de euros equivale al 132% del PIB. Además, su déficit público parece estar estabilizado alrededor de los 40.000 millones de euros sin señales de recuperación al horizonte. 

Nos queda España. Muy contagiada de las dudas que se vuelcan sobre Italia, con cierta preocupación en los ambientes europeos e internacionales por el apoyo que fuerzas populistas, nacionalistas y soberanistas han dado al PSOE, el gobierno formado por Pedro Sánchez pretende desvanecer dudas y contagiar calma sobre todo desde el punto de vista económico y financiero.