La crisis de la guerra de Ucrania representó un punto de inflexión a la hora de acelerar nuevos horizontes por lo que respecta a los usos energéticos. Más allá del componente geopolítico, el cambio climático y la sostenibilidad también son dos elementos claves para entender la apuesta, tanto desde el sector público como el privado, por combustibles con un menor impacto medioambiental. En este contexto, el Port de Barcelona ha dado a conocer que durante el 2023 llevó a cabo casi 200 operaciones de suministro de gas natural licuado a barcos, es decir, 143.000 metros cúbicos. La cifra del año pasado duplica los registros del 2021 (65.000 m3). Desde el equipamiento no se ha contextualizado el balance del 2022, precisamente por el mencionado estallido del conflicto bélico en Europa del Este.
Para llevar a cabo el suministro del GNL (gas natural licuado), desde hace once meses, Barcelona acoge un barco de abastecimiento, de forma permanente, creado a partir de la colaboración entre Enagás y el armador noruego Knutsen. Con unos 90 metros de eslora, el barco tiene una capacidad para almacenar 5.000 metros cúbicos de gas natural licuado. Habitualmente, la operación de suministro tiene una duración de entre tres y cuatro horas. En todo el mundo, según Enagás, existen 350 naves similares. "Mantenemos la apuesta para reducir el impacto ambiental local", defensa Lluís Salvadó, presidente del Port de Barcelona. En paralelo en la capital catalana, en toda España existen siete plantas de regasificación, en las cuales se han llevado a cabo todo tipo de actuaciones para poder gestionar el gas natural licuado.
Hoy en día, el porcentaje de suministros de GNL a barcos respecto del total de combustibles (en gran parte gasóleo y fuel) en el Port de Barcelona ha pasado del 0,2% del 2021 al 5,8% del ejercicio anterior. De las 8.873 escalas de barcos del año pasado, 618 son barcos propulsados con GNL. Los responsables del equipamiento aseguran que diferentes operadores de suministro del gas ya han expresado su deseo de aterrizar en Barcelona.
Un interés, bajo el criterio del Port, por la diversificación de las instalaciones, el fácil acceso y las políticas de bonificaciones. A corto y medio plazo, el GNL quiere aprovechar el impulso de la futura conexión submarina entre Barcelona y Marsella, bautizada con el nombre H2Med, por el transporte de hidrógeno verde. Este proyecto es una de las patas del corredor de Energía Verde que conectará Portugal, España y Francia con la red energética de la Unión Europea. Además de la presencia del barco, desde el año 2015, el Port de Barcelona ha promovido la construcción de otras infraestructuras y, a la vez, la aparición de camiones cisterna para cubrir la demanda de GNL.
Un combustible para una etapa "de transición"
"Hablamos de un combustible de transición, a la espera de concretar futuros usos de otras energías", ha destacado Salvadó. El presidente del Port de Barcelona ha recordado que, hasta el año 2033, las instituciones europeas bonifican el GNL y también obligan los puertos a tener instalaciones para gestionar su uso. Para entender el papel del gas natural licuado, durante la primera fase de la guerra a Ucrania, los Estados Unidos suministraron 15.000 millones cúbicos a Europa. La aspiración de la UE para el año 2030 es lograr una demanda de 50.000 millones cúbicos. Lluís Salvadó ha querido aprovechar el altavoz del GNL para tratar otros aspectos como las últimas incidencias en el Mar Rojo.
La aspiración de la UE para el año 2030 es lograr una demanda de 50.000 millones cúbicos
"Es cierto que el sudeste asiático y Europa han sufrido un impacto importante, pero los puertos del Mediterráneo Occidental tenemos una menor afectación", describe el presidente. Aun así, Salvadó ha calculado que, de media, los barcos llegan a Barcelona con un retraso de entre 10 y 15 días. Desde el inicio de los ataques, más de 400 portacontenedores han tenido que esquivar el canal de Suez. Esta problemática ha generado un incremento de un 300% de los costes de transporte marítimo y algunos cuellos de botella, pero sin provocar un gran impacto en la economía mundial. El 30% del transporte marítimo de contenedores utiliza las aguas del Mar Rojo.