El aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat sigue superando sus récords. El pasado mes de marzo recibió 4,2 millones de pasajeros, un 13,8% más que en el mismo período de 2023, según datos de Aena. Es el quinto mes consecutivo en el que ambas terminales registran sus mejores datos en este ámbito. En total, hubo 3.130.094 usuarios en vuelos internacionales, lo que supone un crecimiento del 17,5% interanual. En cuanto a vuelos nacionales, pisaron el aeropuerto 1.142.079 viajeros, un 4,9% más que en 2023.
Hace tiempo que el aeropuerto de El Prat cuenta los meses por récords. De hecho, en lo que va de año, el aeropuerto de Barcelona ha registrado 11,4 millones de pasajeros, un 14,7% más que entre enero y marzo de 2023. Sin embargo, el origen de este repunte se encuentra sobre todo en los pasajeros internacionales, que nuevamente han aumentado en un 17,7%. En cifras absolutas, son 8,3 millones de viajeros de todo el mundo y 3,1 millones de vuelos nacionales. En este ámbito también se han mejorado las estadísticas, aunque no con tanta fuerza (+7,4%).
Por otra parte, según los datos de Aena, en marzo el aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat gestionó 27.013 operaciones, un 11,7% anual. En el acumulado del primer trimestre, la cifra subió hasta los 74.214 vuelos, un 12,7% más. En cuanto a la carga, el pasado mes se transportaron 15.345 toneladas de mercancía, una cifra que supone un 13,5% más que en marzo de 2023. En el acumulado del primer trimestre, se alcanzan las 43.693 toneladas, un 20,9% más respecto al mismo período de 2023.
El Prat, cerca de saturarse
Todo ello llega en medio de un contexto de incertidumbre en lo que respecta al futuro proyecto de ampliación del aeropuerto. Antes de la pandemia, la ocupación de El Prat era del 95%, pero tras la covid-19 los datos descendieron. Ahora que las terminales están más solicitadas que nunca, y con las elecciones al Parlament de Catalunya muy cercanas, el nuevo Govern tendrá que decidir qué hacer con el proyecto. La idea era construir una tercera pista y que el aeropuerto se convirtiera en un hub internacional y un centro de conexiones desde donde las aerolíneas pudieran gestionar la mayoría de las operaciones de larga distancia.