Era en 2008 cuando se plantó la Falla más cara de la historia de València. Fue en el barrio Nou Campanar y costó 900.000 euros gracias al apoyo económico de su presidente, el empresario inmobiliario Juan Armiñana. Su lema no podía ser más adecuado: "Cuánto cuento". Ese mismo año ha quedado marcado como el de la explosión de la crisiseconómica mundial que terminó en España con cuentos como el de la burbuja inmobiliaria, la bonanza bancaria y, en el territorio Valènciano, con el del "Levante feliz".
Esta comisión fallera tuvo un ascenso meteórico paralelo a las ilusiones faraónicas de entonces: fundada en 2002, ganó el máximo galardón de las fiestas durante seis años consecutivos y en 2014 plantó los últimos ninots. Desapareció con la fuga de Armiñana, los problemas económicos y la falta de falleros.
Las Fallas cuestan entre 230.000 y 1.800 euros según categoría, y el artista fallero sólo cobra entre un 10 y un 20% del total
Las Fallas se dividen por secciones, en función del dinero que invierten en el monumento. Las más importantes, las de Sección Especial, cuestan entre 95.000 y 230.000 euros en 2019. Va bajando de categoría por tramos, hasta llegar a la sección 8C, donde pagan entre 1.800 y 2.310 euros por los ninots que se quemarán la noche del 19 de marzo. Pero se preparan durando todo el año.
La diferencia entre los 900.000 euros de 2008 y los 230.000 de 2019 es considerable. Qué ha pasado? Desde el Gremio artesano de artistas falleros lamentan que las Fallas, a pesar de ser el ingrediente principal de la fiesta y que ocupan todo un año de trabajo, "están muy mal pagadas" y el precio va "en descenso". Lejos quedan esos ninots megalómanos ("una fanfarronada") y hoy "un taller que antes necesitaba hacer tres fallas para poder vivir, ahora tiene que hacer seis y con la misma mano de obra". En la Ciutat Fallera, el distrito de València donde se encuentran los talleres, hay algunos que trabajan una treintena con unas siete personas. Nos adentramos en sus calles de polígono industrial.
El artista cobra el 10-20% de la Falla
Vicent Bellvís e Inma Porcar trabajan juntos en un espacio peculiar: se trata de una nave industrial reconvertida en coworking. Allí puedes encontrarte ninots en construcción, una emprendedora que hace libretas artesanales o una restauradora de muebles antiguos. Un nido de creatividad ideal para compartir gastos en tiempos postcrisi. Bellvís volvió a la actividad fallera hace dos meses; dice que es la única manera de no incurrir en pérdidas porque sólo trabaja con una Falla y de octava categoría.
Por ella cobra 2.200 euros, pero tiene que pagar el IVA del 10%, materiales -"unos 500 euros"-, la cuota de autónomo y el alquiler del espacio (alrededor de 100 euros al mes). "Se cobra entre un 10 y un 20% del total de la Falla, nos quedan unos 300 euros limpios para los dos. No vale la pena por dos meses de trabajo, si te dedicas a esto, es porque te gusta", suspira, y añade: "Aunque parezca extraño, cuanto más cara es una Falla, es más fácil de hacer porque está digitalizada. Las nuestras son piezas únicas hechas a mano. Para que sean rentables, tienes que hacer muchísimas".
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Mejor le van las cosas al artista fallero Manuel Algarra, que este año ocupa cuatro personas más para hacer un monumento de la Sección Especial y otro de Primera. "Me considero un privilegiado del sector", admite, porque también hace ninots para las Hogueras de Sant Joan d'Alacant y no tiene "una parada de trabajo" en todo el año. Todos los trabajadores cobran, como establece un convenio desde hace dos años, alrededor de los 1.000 euros. Dice que esto es la parte más cara para la empresa: "Somos artesanos y necesitamos muchísimas horas de mano de obra. Y esto se tiene que pagar, porque no somos esclavos, y encarece mucho el trabajo".
Algarra se queja que "los precios no se han recuperado desde la crisis" y recuerda las faraónicas Fallas de Nou Campanar como una "jugada maestra" del constructor Armiñana después de hacer "una inversión inmobiliaria importantísima": "En cuatro años convirtió un barrio conocido por la droga, Las Cañas, en una zona cara gracias a las Fallas. Lo puso en el mapa en València y a escala estatal. Creo que una buena campaña publicitaria le hubiera costado más que esas Fallas".
Las comisiones prefieren más fiesta y menos Falla
Por lo tanto, la crisis hundió los precios de las Fallas y todavía no se han recuperado. Pero, han mejorado? Otros artistas, sin grabadora, afirman que no y explican el que es un secreto a voces: hoy se paga igual que durante la crisis (muy mal), pero aparentemente las cantidades son mejores porque ahora se declara el 100%; antes, como en muchas profesiones, se facturaba alrededor del 60% del coste total para incrementar el margen de beneficio. Las subvenciones del Ayuntamiento de València, que financian el 25% del monumento, han motivado que las comisiones falleras pidan las facturas con el total. Hablan de este hecho como un aumento "de la presión fiscal".
Es un mal momento para los artistas falleros, que ven como las comisiones falleras más pequeñas prefieren destinar su dinero en fiesta
Mal momento para los artistas, que ven también como las comisiones falleras más pequeñas prefieren destinar su dinero en fiesta. El ninot, alrededor del que gira la fiesta grande de València, no siempre interesa. "Muchos falleros no sacan la cabeza ni para ver su monumento, lo descubren el día de la Cremà. Pero sí que les gusta estar en la carpa, tomar cubatas y comer. Excepto las de Especial, que se mueven por el primer premio, buena parte de las Fallas de barrio prefieren invertir en buena música y en que el fallero se lo pase bien. Y pagan mal, tarde, y a veces, nunca. Quizás no han vendido suficientes rifes y después dicen que no pueden pagar", denuncian en el Gremio.