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Limitar o no limitar el precio de las mascarillas? Esa no era la cuestión

El economista Jordi Bellini analiza la decisión del Gobierno, sus efectos y posibles alternativas

Mascaretes en tiempo de coronavirus.| ACN
Mascaretes en tiempo de coronavirus.| ACN
Jordi Bellini
Economista y analista financiero
Barcelona
24 de Abril de 2020

¿Es una decisión inteligente el límite de precio en las mascarillas?

 

En el contexto de la crisis actual se están tomando medidas sin precedentes. La más obvia es el decreto de estado de alarma que limita la circulación de los ciudadanos para prevenir la expansión del SARS-CoV-2.

Pero también hay otras medidas como la que esta semana anunció el Gobierno y que limita el precio de venta de las mascarillas. Vamos a analizar si es beneficioso limitar el precio de las mascarillas y veremos cuales son las alternativas a esta medida para poderlas tener precios más asequibles en las farmacias.

 

¿Por qué ha subido el precio de las mascarillas?

En primer lugar, tenemos que entender sin prejuicios porque ha subido el precio de las mascarillas para poder juzgar si el límite de precio es o no una buena medida.

Cómo en todos los mercados, los precios vienen determinados por la oferta y la demanda. Cuando un producto tiene un aumento de demanda repentino significa que va más buscado y, por lo tanto, se estará dispuesto a pagar más por él. Cuando un producto escasea lo valoramos más. Obviamente, esto también incluye las mascarillas.

"Cuando un producto tiene un aumento de demanda repentino significa que va más buscado. Cuando un producto escasea lo valoramos más"

Por otro lado, aunque es cierto que ha aumentado, la oferta de mascarillas sigue siendo muy inferior a la demanda. Esto se debe a que solo pueden aumentar la producción de una forma inmediata los que ya se dedicaban a producir mascarillas antes de la crisis, pero este aumento está limitado a la capacidad máxima de producción de los fabricantes.

La producción solo podría aumentar considerablemente con: la ampliación de cadenas de producción ya existentes, la aparición de nuevos fabricantes, la reconversión de fabricantes que venden otros productos. Esto supone unas inversiones iniciales importantes e irrecuperables de los que vamos a volver a hablar más adelante.

Este extremo aumento de la demanda junto con un aumento mucho mas bajo en la oferta provoca una subida de precios, y esto tiene su parte positiva y su parte negativa. Como todo. 

El aumento de precios de mascarillas: una de cal y otra de arena 

La parte negativa es que nos puede parecer que se está especulando con el precio de las mascarillas, pues ahora que son mas necesarias es cuando se suben los precios. Esta parte negativa cala mucho en la población, ya que ésta tiene la sensación de que se le está tomando el pelo y de que se está especulando con la vida de la gente. El argumento es el de siempre, unos pocos se lucran del sufrimiento de los demás.

La parte positiva sería que, al ser más caras, habrá más incentivos en producir más mascarillas. No solo los fabricantes existentes producirían más mascarillas, sino que también podría fomentar la aparición de nuevas cadenas de producción al ser más alto el potencial de ingresos por las mascarillas. Este aumento de cadenas de producción podría venir de fabricantes que ya existen, nuevos fabricantes, o fabricantes de otros productos reconvirtiéndose. Recuerda, es el aumento de las cadenas de producción lo que aumenta significativamente la oferta, cosa totalmente necesaria para hacer frente a la demanda existente.

"O prohibimos que unos pocos se lucren de los demás, o incentivamos económicamente la aparición de nuevas cadenas de producción poniendo fin a la falta de mascarillas"

Hay que darles los suficientes incentivos económicos a los futuros productores de mascarillas para que les salgan rentables las inversiones iniciales necesarias para que empiecen a producir (recuerda que volveríamos a hablar de estos costes). Y más en este caso que en ningún otro, ya que el aumento de demanda se prevé que sea temporal. Y no solo esto, sino que este aumento significativo en la oferta debido a nuevas cadenas de producción haría que el precio de las mascarillas volviera a bajar, pero no hasta niveles que estaban antes de la crisis del virus.

Por lo tanto, empezamos a ver claro que hay que hacer balance entre dos problemas. O prohibimos que unos pocos se lucren de los demás, o incentivamos económicamente la aparición de nuevas cadenas de producción poniendo fin a la falta de mascarillas.

La elección del Gobierno

El gobierno parece que ha decidido poner un precio límite para solucionar el primer problema, que unos pocos se lucren del sufrimiento de los demás. El problema, como esta explicado en párrafos anteriores, es que con esta medida no se incentiva el desarrollo de nuevas cadenas de producción.

Y tampoco tenemos conocimiento de que para compensar este límite de precios se haya ayudado a la creación de estas. Parece que el gobierno ha decidido que el problema de la especulación es más importante que el de la falta de mascarillas.

También es cierto que han reducido el IVA de las mascarillas, cosa que que incentiva la aparición de nuevos productores.

Alternativas al límite de precio

Se me ocurren dos alternativas para frenar la subida de precios mientras incentivamos el desarrollo de nuevas cadenas de producción.

La primera sería que el gobierno compre las mascarillas a los precios de mercado y luego se las venda más baratas a las farmacias. Como compra en masa podría sacar provecho de las economías de escala y podría negociar los precios de venta con mucha más fuerza que las farmacias. Esto iría acompañado de un margen porcentual máximo de beneficios para los intermediarios (transportistas y farmacias) y/o de un precio máximo de venta.

La segunda opción sería aplicar un IVA negativo sobre las mascarillas, es decir, subvencionarlas. Esto solucionaría el problema de los precios y incentivaría a que productores menos eficientes pudieran entrar en el mercado.

Esta segunda opción, igual que la primera, iría acompañada de un margen máximo para los intermediarios e incluso también podría especificarse un precio límite. Este precio límite sería lo suficientemente alto para asegurarse de que existen los incentivos suficientes para la creación de nuevas líneas de producción de mascarillas.

El problema de estas soluciones es que el Gobierno tiene que rascarse el bolsillo, y teniendo una decisión más popular (como limitar los precios) y sin tenerse que gastar ni un euro, parece que la decisión es fácil. Esto no significa que sea la mejor.

Una conclusión de 0,98 euros

La especulación puede ser un problema en situaciones como la que tenemos ahora, pero viendo la situación muchos podemos coincidir en que el problema de la falta de mascarillas es más grave. La decisión que ha tomado el gobierno es una decisión que gusta a la gente, pero a menudo las decisiones que gustan no son las mejores (pero si las que dan más votos).

Con este límite de precios no se incentiva la fabricación de más mascarillas, y por lo tanto seguirán faltando, y muchas. Pero tranquilos, que los que podamos comprarlas como mucho lo haremos a 0,98 euros.