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Preparándonos para la próxima sequía

La memoria es amiga del olvido: ¿Ya podemos regar a manta, llenar piscinas y devolver el color al césped del jardín?

Uno de los tractores estacionados en la plaza Imperial Tarraco durante la manifestación del 9 de mayo | ACN
Uno de los tractores estacionados en la plaza Imperial Tarraco durante la manifestación del 9 de mayo | ACN
30 de Mayo de 2024

Han vuelto las lluvias. En la cuenca catalana del Ebro las reservas han obtenido una cómoda situación del 58,3% de su capacidad, con las montañas todavía llenas de nieve. Incluso el pantano de Rialp ha alcanzado el 52%. En las cuencas internas es diferente. Los pantanos se van recuperando, pero con el 28,3% de las reservas todavía se está en situación de riesgo. La conciencia de falta de agua ha llegado finalmente a toda la población. De manera unánime nadie se queja hoy de la lluvia, todo el mundo la considera bienvenida, aunque nos haga la puñeta el día que celebramos la boda de la hija. La necesidad de agua, su importancia se ha comprendido.

Pero, la memoria es amiga del olvido. ¿Ya podemos regar a manta, llenar piscinas, devolver el color al césped del jardín? No, al contrario, hay que poner las bases para prever la futura sequía (cuando todavía no se ha acabado la presente). La pereza a los cambios nos cogerá rápidamente, pero estos cambios deben producirse. El agua para la agricultura, es decir, el agua para producir nuestros alimentos es prioritaria, pero debe usarse con las mejores y más eficientes tecnologías. Los parques y los jardines de Cataluña no pueden parecer los de Suiza. Nuestros turistas deben saber que el agua aquí nos importa y eso conlleva algunos cambios que no afectan a la calidad de su estancia. Las personas que disponen de piscina deben saber que su disponibilidad es un privilegio sobre la gran mayoría de la población. Cataluña debe ser lo que es, un país mediterráneo especialmente afectado por el cambio climático.

Después de la batalla hay que contar muertos y heridos, en sentido figurado, pero no tanto. La sequía ya está destruyendo nuestros bosques. Se calcula que 66.000 ha de bosque han tenido severas afectaciones por la prolongada sequía. Los secanos de todo el territorio sufrieron pérdidas dramáticas en la producción. Además, las restricciones de riego impidieron parte de las cosechas de cereales de verano y forrajes, mientras que la fruta tuvo unas producciones cercanas a la normalidad debido a una buena priorización del agua.

El agua debe tener una gestión coordinada atendiendo, con criterios de prioridad, a los diferentes usos de acuerdo con las disponibilidades. El agua es un bien público, no hay derechos de propiedad sobre el agua. Hay que cambiar, no sólo decir o hacer ver que cambiamos. Y hay que hacerlo deprisa. Hay cambios que son muy caros, hagámoslos en un programa dilatado en el tiempo, pero empecemos.

La transformación tecnológica del regadío tiene una mirada singular hacia los canales de Urgell. La posición reticente de algunos regantes y de algún sindicato agrario debería modificarse. En mi opinión, las estructuras para regar: pantanos, balsas, canales y acequias deberían financiarse desde el sector público ya que son las autopistas para que podamos disponer de alimentos suficientes de proximidad. Por el contrario, el regadío dentro de la finca debería ser asumido por el agricultor con políticas de apoyo y financiamientos a muy largo plazo que las instituciones financieras ya han afirmado su interés en ofrecer.

Pantanos, balsas, canales y acequias deberían financiarse desde el sector público ya que son las autopistas para que podamos disponer de alimentos suficientes de proximidad

Recientemente se ha anunciado la unificación del Segarra-Garrigues y los Canals de Urgell. Esto es una buena noticia, pero este hecho debe ir acompañado de la unificación de costes y tecnologías. No tiene sentido que los que tienen el riego más moderno y eficiente de España paguen mucho más por el agua que los que usan mucha más agua por hectárea por sus cultivos con un riego tradicional. Previamente, como primera medida, habría que establecer una cuota de consumo medido por contadores, los cuales deberían instalarse lo antes posible.

Relacionado con el regadío, el nuevo gobierno debería prohibir por ley la ocupación de terrenos de regadío (o que ya dispongan de la red de canales para serlo) con placas solares. Con la excepción de la agro-voltaica en tanto que pueda ofrecer mejoras compartidas entre producción de alimentos y de energía. Los errores de gobiernos anteriores deben corregirse. Es inadmisible destruir una infraestructura de regadío para sustituirlo por otra forma de captar energía del sol que es la fotovoltaica. Una infraestructura para producir un producto crítico del país, tal como el alimento, no puede ser destruido por oportunismos económicos o políticos. Este tema podría ser, incluso, denunciado por despilfarro grave de recursos.

Hay que impulsar la regeneración de aguas a partir de todas las múltiples depuradoras que dispone el país. El uso de esta agua debería dirigirse prioritariamente a huertos de proximidad. Hay que disponer de desaladoras para situaciones de emergencia, pero no para disponer de agua sin límites. Las desaladoras tienen un coste energético muy alto que habría que reducir en lo posible en tanto que las energías renovables no puedan ser la fuente de abastecimiento energético.

Las piscinas representan unos consumos muy altos. Habría que regular su abastecimiento de agua. Ya sea orientándolo al agua salada o con agua de la red pública con una política de precios claramente diferenciada.

Un trabajador limpiando la piscina del camping Les Medes de l'Estartit | ACN
Un trabajador limpiando la piscina del camping Les Medes de l'Estartit | ACN

"Necesitamos cambiar las plantas y los recursos que dan belleza a nuestros jardines y parques urbanos"

Los jardines y el verde urbano deben ser diferentes, no peores. Y eso tiene un nombre: xerojardinería. Xeros en griego quiere decir seco. Necesitamos cambiar las plantas y los recursos que dan belleza a nuestros jardines y parques urbanos. El objetivo es necesitar y, consecuentemente, gastar menos agua. El mediterráneo dispone de especies autóctonas capaces de inundarnos de verde y de flores de color. Tenemos árboles y arbustos de gran belleza que nos pueden aportar sombra, frescura y oxígeno. Debemos ir despidiéndonos del césped, o reservarlo a espacios reducidos. Hay muchas maneras de crear alfombras verdes, por ejemplo, con hiedra, tomillo, vinca y muchas otras plantas. Pero también se puede optar por alfombras de otros colores mediante la corteza, la paja, la madera, etc. Y, también, con materiales inorgánicos que pueden aportar belleza tales como piedras diversas, la arena, la grava, etc. California y Australia han avanzado en la nueva realidad de la jardinería con poca agua, es necesario que lo imitemos.

Hay una opción prohibida en la lista de recursos contra la sequía que es la interconexión de agua entre cuencas hidrográficas. La racionalidad de esta propuesta es evidente. Si en un lugar hay agua muy por encima de las necesidades ecológicas, económicas y sociales debería poderse ceder a los que no tienen. Sobre todo, si este flujo de agua se reserva a situaciones de excepcionalidad y perfectamente reguladas. El sentido de propiedad del agua de un territorio no es legítimo. Sin embargo, este tema mueve sentimientos de una gran intensidad. Tal como sugirió el profesor Josep Maria Franquet en una reciente Jornada del Observatorio Inter- Colegial del agua, sería justo plantear la posible interconexión de cuencas hidrográficas ensanchando la mirada. Desde una perspectiva de equilibrio regional. Así, habría que hablar de compensaciones, en servicios diferentes (sanitarios, educacionales, asistenciales), con infraestructuras u otros. Este es un tema que forma parte de las soluciones y es a la vez una mejor opción en términos medioambientales. Efectivamente, no tiene sentido que en situaciones extraordinarias de sequía se tenga que desalar agua, con un gasto de energía muy alto, cuando se dispone en abundancia en otras cuencas.

Es hora de seguir haciendo los deberes, no es el momento de relajarse. Pero, sobre todo, es el momento de hacer cosas diferentes para obtener resultados diferentes.