"Nos enseñan a no cruzar la calle en rojo, pero nos enseñan a sentar bien? Es importante, tenemos que ser conscientes del que vale nuestra vida". Interesante reflexión la de Màrius Martí, presidente de la Asociación Catalana de Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales (ACTPRL) que promueve y fomenta la difusión técnica de la prevención de riesgos laborales. La pregunta queda en el aire porque todos y cada uno de los trabajadores se la hagan a sí mismos: "Estoy muy sentado y descanso cada cierto tiempo?"
Según Martí, hoy en día la mayoría de enfermedades profesionales son las ligadas a la postura y las vinculadas/derivadas de las relaciones que se establecen al trabajo. "Problemas de columna, muñecas, hombro, problemas cervicales... estas son las mayoritarias", apunta. Pero también señala que hay un segundo grupo -"las grandes desconocidas", matiza- que son las enfermedades que implican un grave riesgo psicosocial: desde acosos al trabajo hasta el Síndrome de Burnout .
Este último concepto, cuñado en los Estados Unidos en el 1974, hace referencia al agotamiento de energía experimentado por los profesionales cuando se sienten sobrepasados por los problemas de los otros, es decir, cuando están 'quemados'. Para profundizar, la Universitat Politècnica de Catalunya dispone de un amplio documento elaborado que analiza los efectos de este síndrome en el trabajador, que sufre desde ansiedad, desorientación o distanciamiento afectivo hasta fatiga crónica o dolores de cabeza. El listado es bien largo.
Según Vicenç Tamborero, responsable técnico y administrador de un servicio de BTC, la crisis tiene "mucho que ver" con la aparición de estas enfermedades psicosociales. "Decimos que son riesgos emergentes, porque hace 10 años no existían. A veces nos preocupa no tener las herramientas para poder combatirlas porque se ha tener presente que son las que estamos analizando más", asegura.
Más muertos al sector servicios que a la construcción
Este martes, Día Mundial de la Seguridad y Salud en el trabajo, es inevitable hacer balance de los accidentes laborales que han asolado la economía catalana: un total de 78.217 desde abril de 2014 hasta marzo de este año. En el año de recuento que este viernes ha dado a conocer el departamento de empresa y Ocupación, se han producido 77.639 accidentes leves, 518 graves y 60 mortales.
De la sexagésima de accidentes mortales, y en contra de la creencia generalizada que la siniestralidad afecta por sobre a peones y operarios del totxo, sólo 7 han tenido lugar al sector de la construcción. Las otras 6 víctimas mortales lo han estado a la agricultura, 16 a la industria y 31 al sector servicios. El balance oficial del Gobierno catalán también muestra que Barcelona es la provincia que registra mayor siniestralidad laboral, seguida de Girona, Tarragona y Lleida.
Un operario revisa la plataforma de la que cayó un trabajador, muerto después, a Salto en febrero de 2015. ACN |
En cuanto a la tipología de accidentes laborales (que el informe oficial no lo recoge, a excepción de su gravedad),caben desde enfermedades profesionales de la piel causadas por sustancias y agentes no comprendidos, pasando por enfermedades por inhalación de sustancias o sorderas provocadas por el ruido, entre otras muchas.
Cómo se lo toman las empresas catalanas?
Preguntamos a Martí por la prevención laboral a las empresas catalanas y no duda. "Diría que un 75% de las empresas de Cataluña sí que se toma la prevención laboral seriamente, pero nos falta la cultura de la prevención, que a las escuelas enseñen que es un elemento más de la calidad integral de las empresas", reflexiona.
Menos optimista y más preocupado se muestra Paco Lari, gerente de la empresa tarraconense Más Salud y Trabajo que asegura que "en los últimos años y debido a la crisis, ha bajado la inversión que hacen las empresas en equipos de protección individual y vigilancia de salud". A su empresa trabajan a menudo con pymes que nutren de recursos humanos el parque temático de Port Aventura, "una empresa que trae rigurosamente la prevención y vigilancia. Igual que las petroquímicas, que no contratan nadie sin que haya pasado el reconocimiento médico", añade.
El empresario explica que, a pesar de que la ley de prevención de riesgos laborales se aprobó hace 20 años, "la cultura preventiva en este país y sobre todo en las pymes es muy complicada. Hay mucho trabajo para hacer. Y el hecho bueno seria que dentro de las empresas tuviéramos un interlocutor de nivel que hablas el mismo idioma".
Y es que si a las grandes empresas es habitual la figura de un técnico de riesgos laborales o la creación, incluso, de un departamento, las fuentes consultadas afirman que las pymes son más reticentes, básicamente por una cuestión económica. "En las microempresas hay más complejidad para llevar a cabola prevención y estar al día al 100%. Estas son empresas de hasta seis trabajadores y la prevención para ellos es una imposición. En muchos casos te dicen que es un 'impuesto revolucionario'", apunta Martí. Aun así, Tamborero considera que la diferencia no rae en la medida de la empresa, sino en el sector al cual pertenece, puesto que "a vegadaes notas que no son conscientes de la importancia de los riesgos laborales".
Gasto o inversión, la estadística de los costes económicos de los accidentes de trabajo (a fecha 2010) diferencia entre heridas, fracturas, quemaduras y otros tipos de lesiones. Según las últimas cifras publicadas por el ejecutivo catalán, los 124.861 accidentes laborales del año 2010 implicaron costes por valor de 1.422.800,9 miles de euros. El coste más elevado fue el derivado de las fracturas (441.848 miles de euros), que supuso el 31% del coste total en Cataluña. "El empresario no quiere tener un coste, pero el que no sabe es cómo de importante es saber qué salud tiene su trabajador. Si se detectan enfermedades, antes de la baja se pueden buscar soluciones", aporta Paco Lari.