Cataluña ha encontrado en las exportaciones un bot salvavidas durante la recesión económica. Cómo que la necesidad hace virtud, las dificultades del mercado local han convencido del todo de la necesidad de ser competitivos también más allá de nuestras fronteras. El resultado se ha traducido el pasado 2014 en un récord de exportaciones situado a los 60.194,5 millones de euros; una cifra que representa el 25,1% del total de exportaciones españolas.
Más allá de la cifra global, es interesante conocer como se desgrana en los diferentes sectores de la economía catalana. Este análisis permite comprobar que los tres principales sectores exportadores del país acumulan casi el 48% de las ventas al exterior. Se trata de las industrias químicas (19,8%), los vehículos (16,3%) y la alimentación y bebidas (11,6%).
En una entrevista con VIAempresa, el secretario de empresa y Competitividad de la Generalitat de Cataluña, Pere Torres (@Pere_TorresG), explica la preponderancia de estos sectores por varios motivos. "El antes que nada es que hacen productos caros. Por lo tanto, esto hace que el volumen de exportación rápidamente se ensarte". Por otro lado, y sobre todo en el automovilístico y la química, Torres argumenta que "hay mucha multinacional de capital no catalán. Esto hace que estén más habituadas a formar parte de los circuitos internacionales".
En cualquier caso, el responsable gubernamental advierte que "tenemos que ser conscientes que esto continuará pasando porque si los crecimientos futuros de la exportación tienen que venir por la incorporación de nuevas empresas, en general pequeñas y medianas, aumentaremos mucho el número de empresas exportadoras pero el volumen de exportación tendrá unas cifras económicas más modestas". Una situación que, asegura, "no nos preocupa, la cuestión es que haya muchas y que una parte cada vez más importante de su facturación sea de carácter internacional".
Objetivo: exportaciones regulares
Otra de las grandes cifras que nos deja el 2014 es que el récord histórico de exportaciones se ha producido con la suma de las ventas de 47.586 empresas. Esto es un 3% menos que las que exportaron el 2013. Aun así, por Pere Torres la cifra más destacada son las 15.946 empresas exportadoras regulares, es decir, que han exportado los últimos cuatro años consecutivos. En este caso, la cifra ha crecido un 8,6% respeto el 2013.
"No se nos puede escapar que si estamos hablando de casi 16.000 empresas, la mayoría son pequeñas y medianas", dice Torres. Desde este punto de vista, asegura, "tenemos que valorar que ya empieza a haber muchas pymes que han entendido que no pueden quedar recluidas al mercado más próximo, y que pueden tener productos y servicios de interés a escala internacional".
Según Torres, "el éxito y el aumento de las exportaciones catalanas, que tiene que seguir en el futuro, no vendrá tanto porque las empresas exporten cada vez más, sino porque vamos ensanchando la base de empresas exportadoras regulares".
Y este objetivo, tal como muestra el gráfico anterior, se ha ido cumpliendo con creces desde el 2012, con aumentos del 4,8% aquel año; del 6,3% el 2013 y el actual 8,6% del 2014. En cuanto a las empresas exportadoras totales, en 2014 ha roto una tendencia a la alza con un descenso del 3% que no preocupa en exceso. De hecho, Cataluña continúa disponiendo del 32,2% de empresas exportadoras de todo España.
Europa, mercado natural; la China, una oportunidad
A la hora de encontrar el destino de las exportaciones catalanas no hay que ir mucho lejos. El 64,7% se quedan a la Unión Europea, un porcentaje que ha crecido dos puntos respeto el 2013 como muestra del lento arranque del viejo continente. Francia, Alemania e Italia son los principales receptores de las exportaciones catalanas; que también encuentran buena acogida en Portugal, el Reino Unido, Suiza o el Benelux.
Por Pere Torres, en estos momentos "se está volviendo a hacer una cierta apuesta por los mercados de proximidad regional y continental". El secretario de empresa pone el ejemplo de una empresa del sector de componentes de la automoción, a quien quizás "le es más fácil implantar una fábrica en la India que sirva a los fabricantes de allá, que no enviarlos los componentes desde aquí". Esta tendencia, que también están viviendo algunas empresas del sector alimentario, "es positiva, porque no dejan de ser multinacionales catalanas que van apareciendo", destaca.
Fuera de Europa, los Estados Unidos, México, Argelia, Marruecos y la China son los principales destinos. Precisamente el gigante asiático es uno de los que más aumenta su relación comercial con Cataluña. Un ejemplo es la ubicación del centro de certificación de productos a escala europea instalado recientemente en la Zona franca de Barcelona.
"Nosotros hemos visto la China históricamente como el fabricante barato por los consumidores europeos. Sin que esto haya dejado de ser así, ahora también la empezamos a ver como un mercado consumidor de una dimensión comparable a la europea", reflexiona Torres. El dirigente celebra que una empresa china haya decidido instalar en Cataluña su certificador de productos a escala europea, y valora "todas las inversiones que otra empresa china está haciendo al Puerto de Barcelona para disponer de sus centros logísticos y aumentar los flujos de intercambio comercial entre Asia-Pacífico y Europa a través del Puerto de Barcelona".
Por el responsable del Gobierno catalán "estamos a sabiendas de jugar la carta de la ubicación geoestratègica, a pesar de que tengamos dificultades sobreimposades como la falta de ritmo en las inversiones al corredor mediterráneo".
Los verdaderos obstáculos a la inversión extranjera
Interrogado sobre la pérdida de la inversión de Daimler al Puerto de Tarragona para no disponer del ancho de vía europeo, Torres expone que "aquí la gran discusión es si el sobiranisme hace perder inversión extranjera o no, pero el que la hace perder es que el corredor mediterráneo hace 20 veinte años que se tiene que hacer y no está hecho".
Carencias en infraestructuras básicas que conocen bien los puertos de Barcelona y de Tarragona. "Tienen que clamar para poder hacer las inversiones necesarias con los recursos que generan ellos mismos", lamenta Torres. "El que asusta la inversión es que el punto de inspección fronteriza al Puerto de Barcelona y al Aeropuerto funcione en horario por la mañana de los días laborables, mientras que el de Madrid funciona las 24 horas del día los siete días de la semana", añade con indignación.
Todo ello, asegura, "son cargas para la economía, como lo es el precio de la energía en España resultado de una regulación espantosa y de una reforma que lo ha empeorado". Por lo tanto, resume, "a veces el discurso de acusar el sobiranisme de la pérdida de inversiones es la excusa de mal pagador para disimular que las dificultades de la inversión extranjera en Cataluña provienen de los incumplimientos del Estado con sus obligaciones. Las infraestructuras y los servicios públicos que dependen de ellos no son bastante ágiles para atender las demandas de una economía moderna e internacionalizada".