¿Qué le pasa a Alemania?

Sería excesivo atribuir el actual estancamiento de la economía alemana al repentino incremento de los recursos energéticos, mientras que otros elementos coyunturales y estructurales confluyen en ello

Alemania es la protagonista de la semana | iStock Alemania es la protagonista de la semana | iStock

Empezábamos la semana con noticias de Alemania por partida doble. El ascenso de la ultraderecha y de las fuerzas antiinmigración en los estados de Turingia y Sajonia y el anuncio de las dificultades de Volkswagen que pueden traducirse en una ola de despidos. Y es que la demanda de vehículos, en Alemania y en el conjunto de Europa, no se ha recuperado tras la crisis de la covid-19 y el primer fabricante europeo ha dejado de vender medio millón de automóviles. Es el equivalente a la producción de dos fábricas, que la empresa querría cerrar en la misma Alemania.

Del carbón al gas natural

El parc de Tiergarten a Berlin, la capital d'<apertium-notrans>Alemana</apertium-notrans> | iStock
El parque de Tiergarten en Berlin, la capital de Alemania | iStock

Son muchas y muy profundas las causas del éxito industrial de Alemania. El capitalismo renano, caracterizado por la simbiosis banca-industria, la continuidad de las grandes empresas de origen familiar, que superaron la connivencia con el nazismo y protagonizaron el milagro alemán de posguerra, la disponibilidad de carbón en la cuenca del Ruhr para la primera industrialización, la cultura organizativa y de trabajo bien hecho de la sociedad alemana... Y hasta un régimen de participación de los trabajadores en la gestión de la empresa, inédito en el resto de Europa y que ha garantizado largas etapas de paz social.

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El carbón hace tiempo que dejó de ser la principal fuente energética alemana y ha obligado a una dolorosa pero bastante exitosa reconversión del eje del Rin. La ventaja competitiva energética tradicional ha sido sustituida con bastante éxito hasta ahora por el gas natural que provenía de Rusia. En una estrategia consensuada entre los grandes partidos y las fuerzas vivas alemanas, se apostó hace décadas por asegurarse gas a buen precio a través de numerosos gasoductos que atravesaban Europa del Este hacia los centros industriales germanos. El objetivo complementario era colocar a Rusia en un nivel de integración económica suficientemente profundo con Alemania y Europa para disuadirla de cualquier estrategia agresiva.

Esta estrategia tuvo un punto de aceleración cuando en 2005 el socialdemócrata Schröder pasó de la cancillería alemana a incorporarse, de forma honorífica pero muy lucrativa, al conglomerado de Gazprom, la gran proveedora rusa de gas natural. Su sucesora, la democristiana Merkel, profundizó en la estrategia y prestó apoyo a la construcción del gasoducto Nord Stream 2 a través del Báltico. Este segundo, como recordaremos, estaba a punto de inaugurarse al comienzo de la última invasión rusa de Ucrania y nunca llegó a entrar en funcionamiento. Un atentado de bandera incierta acabó de dejarlo inservible.

Aumento de los costes energéticos

L'estació de recepció del gasoducte Nord Stream 2, que connecta Rússia amb el centre d'Europa | EP
La estación de recepción del gasoducto Norte Stream 2, que conecta Rusia con el centro de Europa | EP

La contraofensiva ucraniana sobre territorio ruso nos ha servido para recordar que, a pesar de los dos años de guerra, el gas ruso sigue fluyendo hacia Europa central a través de Ucrania. Los ucranianos han explicado que Europa les pidió que no cerraran el paso para evitar efectos aún más desastrosos en las economías de los países aliados vecinos. Ahora, sin embargo, cuando en unos meses venza el contrato, sí que cerrarán el grifo. Mientras tanto, Alemania y el resto de países que dependían del gas ruso han logrado sustituirlo por otras fuentes en forma de gas licuado provenientes de Estados Unidos, Qatar, Nigeria y Azerbaiyán, lo que ha evitado, pues, el colapso que algunos anunciaban para las economías de Alemania y sus vecinos del este.

Sería excesivo atribuir el actual estancamiento de la economía alemana al repentino incremento del coste de los recursos energéticos

Ahora bien, disponen de gas, pero mucho más caro que el que venía de Rusia. Caro por las tensiones del mercado. Y caro porque el gas natural licuado viene de más lejos y lo hace en barco —costes más elevados de transporte— y porque incorpora los costes de licuefacción y de retorno al estado gaseoso. Y eso contando con que Kamala Harris se ha desdicho de una eventual prohibición del fracking si gana la carrera presidencial estadounidense, a pesar de sus propósitos iniciales derivados del importante impacto ambiental que genera este tipo de explotación.

Sin embargo, sería excesivo atribuir el actual estancamiento de la economía alemana al repentino incremento del coste de los recursos energéticos. Otros elementos coyunturales y, sobre todo, estructurales confluyen en ello.

La dependencia migratoria

El canceller de la República Federal d'<apertium-notrans>Alemana</apertium-notrans>, Olaf Scholz | EP
El canciller de la República Federal de Alemania, Olaf Scholz | EP

El PIB alemán se recuperó inicialmente bastante bien de la caída de la covid-19 durante 2021. Perdió impulso en 2022 y entró en cifras negativas (-0,3% en 2023). Los dos primeros trimestres de 2024 marcaron un -0,1% y un 0,0%, respectivamente. Y la producción industrial ha caído durante los últimos siete meses. Sin embargo, el PIB per cápita ha tenido un comportamiento más positivo, con crecimientos entre el cinco y el seis por ciento entre 2021 y 2023. Así que aumenta la productividad por persona mientras la población se ha mantenido estable entre 2020 y 2022, con un repunte en 2023.

Alemania tiene una larga tradición de inmigración ordenada, a través de contratación en origen

Entre los lands que pierden más población se encuentran los del sur de la antigua RDA, que incluyen precisamente Turingia y Sajonia. Y es que la tasa de inmigración en estos estados federados es relativamente baja, pero la inmigración sirve de cabeza de turco para justificar las dificultades económicas de estas zonas. En el conjunto de Alemania, el 8,8% de la población es inmigrante, pero este porcentaje no tiene en cuenta a quienes han conseguido la nacionalidad alemana o son hijos de padres extranjeros, que pueden duplicar con creces los inmigrantes actuales propiamente dichos. Todos juntos llegan a una cuarta parte de los 80 millones de personas de población total.

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Alemania tiene una larga tradición de inmigración ordenada, a través de contratación en origen. Ya en 1955 se firmaron acuerdos de inmigración con otros países, con Italia, España, Grecia, Portugal, Turquía, Marruecos y Túnez. Así es como llegaron la mayoría de Turquía y el Kurdistán, hoy el principal grupo inmigrante. Recordemos la posición favorable de la canciller Merkel a acoger elevados contingentes de inmigrantes sirios a raíz del conflicto en su país, posición que le mereció críticas punzantes. En todo caso, Alemania sufre de una falta de técnicos cualificados que en el año 2000 intentó compensar con una especie de Carta Verde, pero que esta vez no terminó de funcionar.

En total hay 3,9 millones de emigrantes alemanes registrados en todo el mundo

Por otro lado, cada vez son más los alemanes, sobre todo jubilados, que regresan a los países de origen familiar —Turquía—, que buscan nuevas oportunidades económicas —Estados Unidos o un clima más amable y menores costos de vida —otros países mediterráneos. En total hay 3,9 millones de emigrantes alemanes registrados en todo el mundo.

La crisis estructural del capitalismo renano

L'any passat, Volkswagen va ingressar prop de 300.000 milions de dòlars | iStock
El año pasado, Volkswagen ingresó cerca de 300.000 millones de dólares | iStock

Más arriba comentábamos algunas de las características más destacadas de la industria alemana y del llamado capitalismo renano. Este ha sido un modelo de éxito hasta ahora y ha sabido reconvertirse durante los años sesenta desde la minería, la siderurgia, los astilleros y el textil hacia los productos manufacturados del sector del metal —con el automóvil y la maquinaria a la cabeza—, la química —por cierto, gran consumidora de gas— y la farmacéutica. Desde los años 70 la industria ha logrado mantener su porcentaje de empleo total, en un 24%; un caso singular en Europa de especialización industrial.

Sin embargo, la creciente hegemonía en la economía internacional de los mercados financieros, la globalización y la digitalización han sacudido intensamente el capitalismo renano. Han aparecido nuevos competidores impensados hasta hace poco, como Tesla y los fabricantes chinos. La perspectiva del vehículo eléctrico, además, disminuirá los requisitos de mano de obra al menos en un 20% respecto a los modelos de combustión. La dependencia de los mercados exteriores —Estados Unidos y China sobre todo, además de la eurozona— que antes era un factor de fortaleza, ahora se convierte en un punto débil en medio del estancamiento del mercado interior chino, y la competencia de su industria autóctona, y de los intentos estadounidenses por atraer empresas europeas y sustituir importaciones por producción propia.

Si China responde con nuevos aranceles a las importaciones europeas, Alemania podría ser la gran perjudicada

Ahora mismo, Alemania se encuentra en una situación paradójica. La Comisión Europea acaba de proponer nuevos y elevados aranceles a los vehículos eléctricos chinos para proteger la industria automovilística europea. Además de Volkswagen, Alemania posee otras grandes marcas relevantes —BMW, Audi, Porsche, Opel, Daimler— y esta iniciativa le debería ser favorable. En contrapartida, si China responde con nuevos aranceles a las importaciones europeas, Alemania podría ser la gran perjudicada porque el mercado chino es un comprador esencial de sus manufacturas. Aún más, estos días hemos sabido de la preocupación de SEAT, del grupo Volkswagen, porque China y otros mercados exteriores podrían dejar de comprar los coches fabricados en Martorell.

El debilitamiento del mercado interior

La cancellera alemanya Angela Merkel va abandonar el seu càrrec després de 16 anys al capdavant del país i una carrera de més de tres dècades | EP
La cancillera alemana Angela Merkel abandonó su cargo después de 16 años al frente del país y una carrera de más de tres décadas | EP

El canciller Schröder fue el artífice de una serie de reformas liberalizadoras que le costaron la reelección, pero que dieron fruto precisamente durante el mandato de su sucesora, Merkel. Estas reformas mejoraron a corto plazo la competitividad alemana, pero favorecieron los salarios de pobreza y el empleo precario —sobre todo entre las pequeñas y medianas empresas— y debilitaron el consumo privado. Una financiación insuficiente del Estado, sobre todo en educación —que siempre se ha considerado uno de los factores de éxito de la economía alemana— y sanidad, debilitó el estado del bienestar. Esta falta de recursos públicos ha afectado también a las infraestructuras, y el colapso de la red viaria alemana para el transporte de mercancías es bien conocido.

Una parte de los alemanes, sobre todo del este, identifica a los inmigrantes como responsables de todos los males y teme que la enemistad con Rusia los sitúe en primera línea, si no al frente, sí como afectados

En muchos sectores de servicios, la brutal competencia de precios y costos (comercio minorista, distribución) ha hecho caer la productividad, lo que ha derivado en una escasa inversión en digitalización y en I+D+i. Actualmente, los salarios bajos y las malas condiciones laborales conducen a una aguda falta de mano de obra especializada en sectores de servicios personales como cuidados, guarderías y escuelas infantiles, paquetería... Un panorama que, si sumamos el turismo, es bastante similar al de nuestro país.

En este contexto, pues, no nos debe sorprender que, además de agravios históricos más o menos reales vinculados a la reunificación, los alemanes, sobre todo del este, dejen de confiar en las fuerzas políticas tradicionales para buscar nuevas alternativas que identifican a los inmigrantes como responsables de todos los males y temen que la enemistad con Rusia los sitúe en la primera línea, si no al frente, sí como afectados.

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