En medio de un verano en que Catalunya espera batir récords de turismo, los vecinos de La Rambla luchan por mantener la identidad del que es, quizás, el lugar más masificado de Barcelona. "La imagen de La Rambla es la de la ciudad", recuerdan desde la asociación Amics de la Rambla. Es precisamente esta institución la que se ha marcado como objetivo rescatar la identidad de la calle más emblemática y visitada de la capital catalana. Lo han planteado a partir de cinco líneas de actuaciones previstas hasta el 2027 y dirigidas para los barceloneses quienes, según Xavi Masip, gerente de la entidad, han dejado de ir a La Rambla. "Tenemos que recuperar el turismo interno que disfruta de la ciudad", asegura a VIA Empresa.
El informe Percepción del turismo en Barcelona 2023, elaborado por el Ayuntamiento de Barcelona, afirma que el 70% de los barceloneses ve el turismo "beneficioso" para la ciudad. Cada día, 250.000 personas pasean por la larga avenida de La Rambla, pese a que gran parte de esta cifra son turistas que atraviesan la calle de arriba abajo sólo una vez.
Una "transformación integral" como solución
El turismo es el gran motor del vecindario, aunque su masificación ha conducido a la despersonalización del barrio. El año 2017, el Ayuntamiento de Barcelona encomendó al equipo Km-CERO la transformación de La Rambla desde todos los frentes. Según esta entidad, en 2018 quedaban menos de 100 vecinos, por los 569 residentes que recogía el consistorio. Aun así, Amics de la Rambla asegura que ambas cifras se quedan muy cortas con la realidad. En cualquier caso, el dato contrasta con los más de 3.000 visitantes que se alojan cada noche en los hoteles y establecimientos próximos en la calle. A falta de cifras, la tendencia que se observa en otros distritos céntricos de la capital catalana proyecta una tendencia a la baja. Es decir, cada vez queda menos gente local que viva en La Rambla.
Gabriel Jené: "Con la pandemia hubo muchísimos cierres de establecimientos que ahora se han sustituido por otros de mucha menos calidad"
En esta línea, también la covid-19 supuso un golpe muy duro para la actividad comercial de la zona. "Con la pandemia hubo muchísimos cierres de establecimientos que ahora se han sustituido por otros de mucha menos calidad. Esto ha hecho perder el interés del barcelonés desde el ámbito comercial", explica Gabriel Jené, presidente de Barcelona Oberta.
Por eso, Jené apuesta por una transformación total del área. "Tenemos que crear elementos de promoción económica que atraigan nuevas demandas que permitan nuevas ofertas. Y para generar la demanda el barcelonés tiene que volver", recuerda el dirigente, que celebra noticias como por ejemplo que el antiguo edificio de Correos se haya convertido en un hub tecnológico. "Todo esto irá aportando nuevas ofertas y dejaremos de tener el monocultivo de tiendas de cannabis, negocios de souvenirs y restauración enfocada al turismo", añade.
"Estamos renunciando a una ciudad que tiene una oferta cultural imbatible, y que es lo que viene a disfrutar el turista que nos visita", advierte Masip. A diferencia otras plataformas, la suya no es contraria al turismo, pero sí que lamenta la pérdida de identidad de La Rambla. "Siempre se habla de cifras récord, pero lo que de verdad nos tenemos que preguntar es qué hacen los turistas cuando vienen", añade. Masip quiere un visitante "respetuoso" y que consuma un producto propio de la ciudad. "La Rambla ofrece muchísima cultura; el reto tiene que ser que sea igual de atractivo para el local como lo es para el visitante", subraya. Y pone ejemplos: el Gran Teatro del Liceo, el Tablao Cordobés, los espectáculos musicales del Jamboree o las exposiciones en La Virreina Centre de la Imatge. Son lugares colindantes con la calle que gustan a los turistas y que el barcelonés todavía visita.
Amics de la Rambla ha instalado siete antenaspara estudiar el flujo de personas en el paseo y evitar la "demagogia" de los datos
"La Rambla tiene que ser un punto de encuentro más que uno de visita. La gente de Barcelona la tiene que volver a sentir suya, para que fuera de las incomodidades pueda ver las ventajas y todo lo que ofrecemos", remarca Masip, quien asegura que "no estamos tan lejos de tener un turismo de calidad". Para medir el impacto real de los visitantes, Amics de la Rambla ha instalado siete antenas para estudiar el flujo de personas al paseo. Quieren evitar la "demagogia" de los datos y poder situar en qué punto se encuentra la calle. Uno de los focos de turistas es el Puerto de Barcelona, desde donde bajan muchos cruceristas que directamente se dirigen a La Rambla por proximidad e interés. Por eso, la entidad ha situado dos de estas siete antenas en los muelles. Las cinco restantes se encuentran en azoteas de varios puntos de La Rambla. La propuesta cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona, pero todavía no se ha presentado oficialmente.
Restaurantes y 'souvenirs', el primer paso
El proyecto La Rambla, un nuevo modelo de turismo urbano contempla varios objetivos. Uno de ellos son los restaurantes que hay en la calle. Actualmente, sus precios y productos están orientados principalmente al visitante extranjero. El local percibe estos establecimientos como negocios de baja calidad y desligados de la oferta de ocio local. En este sentido, hace diez años nació la iniciativa Tast a la Rambla, con la idea de acercar la mejor gastronomía de la ciudad en medio de la calle. Una propuesta que sirve para potenciar restaurantes caseros en un lugar muy masificado y que, a la vez, atrae a barceloneses que no suelen frecuentar La Rambla.
Desde el punto de vista de expertos como Jené, una oferta de restauración más variada impactará en el volumen del vecindario. "Si existe una actividad mucho más diversa de la que hay ahora y se generan nuevas economías, habrá mucha gente que querrá vivir cerca", asegura el presidente de Barcelona Oberta, que también pronostica "un comercio más diverso" en el resto de ámbitos si se diera el caso. "Hay un gran interés por parte de mucha gente de vivir en los cascos históricos de las ciudades. Tenemos que recuperar esto", reclama Jené.
Otra meta son los souvenirs. Desde la entidad reconocen que este es un tema que "preocupa bastante", dado que consideran que en los últimos años se ha perdido el valor añadido de los productos locales. "Tenemos objetos de recuerdo que son clónicos: encuentras la misma bolsa de Barcelona en Milán o París, pero con el nombre de la otra ciudad. Es el mismo producto, sólo cambia de nombre y está hecho en el mismo taller de un país extranjero, sin ninguna vinculación local", lamenta Masip.
Por eso, Amics de la Rambla ha propuesto una colección de pósteres que han diseñado unos creadores locales, Reskate Studio. "La idea es generar un souvenir creado en Barcelona por diseñadores barceloneses. Queremos hacer objetos que los turistas quieran comprar para tener en su casa o llevar como regalo porque representan la esencia de Barcelona", asegura Masip. De momento han empezado con tres pósteres, pero prevén ampliar la colección con creadores otros estudios y centros, como por ejemplo Elisava y Massana.
Rutas y experiencias para barceloneses
Además de añadir un catálogo de objetos de recuerdo artesanales y de aumentar la oferta de restauración local, Amics de la Rambla también quiere seducir al barcelonés a través de actividades, como por ejemplo rutas y experiencias. En este sentido, están trabajando con el portal GetYourGuide, que cuelga en su web todas las propuestas para quienes quieran informarse por Internet. "Muchas veces la gente viene a La Rambla con orejeras, sin mirar a su alrededor", critica Masip. Por este motivo, están organizando rutas gratuitas en catalán y castellano para los locales. Las temáticas son diversas: desde historias oscuras de La Rambla hasta temas literarios, personajes ilustres que han visitado la calle o la historia del transporte.
"El barcelonés pasa poco tiempo en la ciudad, pero no ha dejado de hacer las cosas que antes hacía aquí. Lo que ha cambiado es que ahora lo hace afuera", explica Masip. "Si miramos datos reales de los visitantes locales y extranjeros en los museos de la ciudad, nos asustaríamos. Los locales ya no van, pero si pasan un día en París o en cualquier otra capital europea irán a uno, dos, tres o cuatro", añade. Son las reivindicaciones de la calle más famosa de Catalunya, que se resiste a perder su identidad barcelonesa.