La ambulancia de la recuperación económica

Los economistas Albert Carreras, Jordi Goula y Modest Guinjoan apuestan por evitar la muerte de empresas y encarar la recuperación con "políticas paliativas"

Una ambulancia accede a las instalaciones del Puerto de Barcelona | ACN Una ambulancia accede a las instalaciones del Puerto de Barcelona | ACN

Políticas paliativas para curar heridas, evitar la muerte de empresas y hacer de ambulancia de la recuperación económica. El Gobierno tiene en sus manos facilitar la reanudación y el regreso a la normalidad mientras convive con la pandemia de covid-19, pero tiene que tener muy claro cuál es el papel que tiene que jugar. Con la incertidumbre como protagonista, y con un nuevo trimestre por delante que, a buen seguro, marcará el futuro económico del país, "la administración tiene que hacer lo que haga falta" y "poner toda la carne en la parrilla para mantener el sistema empresarial". Así lo ha puesto de manifiesto el economista Albert Carreras durante un encuentro digital del grupo de coyuntura del Col·legi d'Economistes de Catalunya (CEC), donde ha otorgado a la Generalitat y al Estadi el papel de "ambulancia que va repartiendo medicamentos por todas partes para permitir la reconstrucción de la manera más saludable posible".

De hecho, las administraciones ya han asumido que "tendrán que tener un nivel de déficit más alto" que el actual, que ya se ensarta hasta los 941.000 millones de euros, el 84% del PIB, entre los años 2008 y 2020. Como decía José María Gay de Liébana, "España se escribe con E de endeudamiento y nuestro déficit es terrorífico" y todavía más ahora que "el primer agente económico del Estado será el Estado". Sea como sea, los de Pedro Sánchez tendrán que jugar todas sus cartas para salvar a la economía española y así se ha ido viendo -en parte- durante estos meses de confinamiento.

A mediados de junio, el Ejecutivo central ya aprobó un fondo de 16.000 millones de euros no reembolsables para repartir entre todas las autonomías para cubrir gastos sanitarios y de promoción económica. De este dinero, que se repartirá en diferentes tramos, recibirán más cantidad las comunidades más golpeadas por el coronavirus. Así pues, sólo Catalunya y Madrid acaparan el 41% del total, recibiendo 3.200 millones de euros el territorio catalán y 3.400 millones la comunidad madrileña. A esto se suma, por ejemplo, que en abril la Generalitat ya decidió posponer la recaudación de tributos autonómicos "para dar margen a la recuperación", como señala Carreras.

Una recuperación estirada

El economista Jordi Goula añade un punto más a la cuestión y pone fecha a la recuperación total: 2023. Esto no quiere decir que la economía estará tocada hasta entonces, sino que "será una llegada a la recuperación estirada a lo largo del tiempo" porque, por un lado, "habrá sectores que probablemente en 2021 ya estarán mejor y otros que han quedado más tocados" y les será más difícil. "Si el segundo trimestre caemos un 15%, para recuperarlo todo tendríamos que subir un 24% en los dos últimos trimestres, si la caída es del 20%, tendríamos que crecer el 32%", avisa.

Goula: "Será una llegada a la recuperación estirada a lo largo del tiempo y diferenciando mucho los sectores que han quedado más tocados"

La clave para poder predecir qué pasará será el segundo semestre del año. "Tenemos que fijarnos mucho en que hace la Seguridad Social este julio porque veremos realmente si la recuperación sigue una vía aceptable o no", expone Goula, que recuerda que ahora mismo, de cada 100 afiliados que se dieron de baja en la Seguridad Social, 16 ya se han reincorporado, así como que un 47% de las personas ya se han desafectado de los ERTE por causas de fuerza mayor.

La buena noticia es que la mayoría de trabajadores que ya no están en ERTE es "porque han vuelto a trabajar en junio" y así lo demuestran los datos del paro, en que ha aumentado solo en 1.800 personas. El turismo y el comportamiento de los consumidores son ingredientes básicos para la receta de la recuperación y habrá que ver cómo avanza la situación en medio de una incertidumbre cronificada. De momento, las cifras no son tan desalentadoras como parecen. Como apunta Goula, en febrero de 2013 llegamos a las 665.000 personas en las listas del paro, mientras que ahora mismo hay 460.000 más las 382.000 que continúan en ERTE. El paro, la afiliación a la Seguridad Social y los ERTE son, pues, indicadores indispensables para augurar un futuro más o menos esperanzador.

A grandes males, grandes remedios

"Estamos ante una situación excepcional y a los grandes males, grandes remedios porque esto dejará rastro". Este es el aviso del economista Modest Guinjoan, que advierte de que esta situación "dejará una mochila de deuda a las administraciones y las generaciones futuras lo sufrirán". A su parecer, "no hay alternativa a no ser que a escala europea pongan un helicóptero en marcha para generar recursos y dar el apoyo que haga falta", pero, insiste, "esto también comportará sacrificios por parte de todo el mundo".

La cara positiva de la moneda es que, "dentro de los males que estamos pasando, nos estamos recuperando" y, de hecho, Guinjoan tiene la "esperanza de que saldremos y bien, sólo un poco malogrados". Y si saldremos bien de la crisis es gracias a la capacidad que tenemos para "gestionar circunstancias adversas", esta "capacidad emprendedora impresionante" que ha ido aflorando, cada vez más, también durante la pandemia.

Guinjoan: "Estamos ante una situación excepcional y a los grandes males, grandes remedios porque esto dejará rastro"

Pero no nos engañemos. Evidentemente, habrá muchas empresas que saldrán tocadas de esta crisis y necesitarán esta ambulancia de los gobiernos para salir adelante porque, sino, la alternativa es desaparecer. "Esta crisis ha puesto encima de la mesa que los negocios menos viables o que se aguantaban de manera más justa, necesitarán un empujón para salir del mercado", subraya. Y es que, mientras se retoma la actividad, reitera Guinjoan, "la demanda no es la misma que antes, los ingresos de las empresas no son los mismos, la recuperación de la demanda es débil y esto quiere decir que las empresas que venían de una época en que no han ingresado nada, pasan a ingresar algo", pero no es suficiente.

Políticas paliativas contra las defunciones

Es aquí donde entra en juego la importancia de hacer "políticas paliativas", como las bautiza Carreras, porque "son las que ganarán mayor centralidad e importancia" y ahora es el momento de "curar heridas y evitar que haya defunciones empresariales". Políticas paliativas como los 16.000 millones de euros que el Estado repartirá entre las autonomías, así como "facilitar que el ambiente permita la recuperación de la normalidad".

Carreras: "Las políticas paliativas son las que ganarán la mayor centralidad e importancia, hay que curar heridas y evitar que haya defunciones empresariales"

 

Una recuperación de la normalidad que quedará tocada por el "exceso de gasto en salud que continúa teniendo sus consecuencias", junto con todo el gasto que representan los ERTE y que se suman a un "contexto de baja demanda, de recuperación y con las expectativas moderadas a escala internacional" que dejan "tocadas" las previsiones de inversión del sector empresarial.

Sea como sea, todo ello cambiará, y ya ha cambiado, muchas maneras de hacer. Posibles despidos a parte, muchas empresas ya apuestan por establecer el teletrabajo y muchas necesitarán "mucho más crédito" para salir adelante. Créditos que "se tienen que facilitar para evitar el cierre de empresas viables", como dice Guinjoan. La fórmula es clara y pocas alternativas hay: "La administración tiene que hacer lo que haga falta, que quiere decir que no tiene que reparar en gastos, ni en inversiones, con las consecuencias que habrá, pero no hay otra manera que esta".

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