Después de retrasar la fecha de aplicación, finalmente el 2 de diciembre entra en vigor el nuevo registro digital de viajeros que está provocando un enorme revuelo. Todo el sectorturísticoconsidera innecesario y desproporcionado el contenido del Real Decreto 33/2021 por dos motivos: reclama una excesiva y peligrosa cantidad de datos de los clientes; y encarece extraordinariamente la tarea administrativa para rellenar las fichas.
A partir del nuevo decreto, viajar es como desnudar al cliente y hacerle redactar una confesión general pre-mortem; los hoteles, las agencias de viaje, los organizadores de eventos, los alquiladores de coches, los gestores de apartamentos turísticos y todos los operadores del sector de la intermediación del viaje son los responsables de completar cada una de las diecisiete casillas. Los empresarios turísticos no se muestran en contra de la adaptación digital del registro, sino de toda la parafernalia exigida. La UE prevé tener listo a finales de este año un portal único de sistemas de búsqueda que permita cruzar toda la información de los movimientos dentro del espacio Schengen, intercambiar de forma automatizada los datos para la cooperación policial, y controlar en el ámbito de la Unión el sistema de información de los visados y de los pasajeros.
Los empresarios turísticos no se muestran en contra de la adaptación digital del registro sino de toda la parafernalia exigida
La UE pone esta interoperabilidad de los sistemas de información al servicio de la lucha contra la delincuencia o el narcotráfico, del control de fronteras y aduanas, y de la gestión del flujo de personas. Para lograr este objetivo, el decreto exige a los intermediarios del viaje que aporten los datos, muchos de los cuales resultan innecesarios. Los medios tecnológicos actuales son más que suficientes para seguir los movimientos de la gente peligrosa; el seguimiento de los recorridos de la gente a través de las redes sociales supera con creces el control de los DNI, de los pasaportes, de los datos biométricos...; y los sensores por todas partes dibujan diariamente el periplo de los ciudadanos y las personas hemos estado tan reconocidas como retratadas minuto a minuto, segundo a segundo. España se muestra más papista que el Papa.
Camino peligroso
La sociedad está haciendo un camino hacia el establecimiento de normas para garantizar la seguridad personal. Se trata de una medida loable la defensa de la intimidad de la gente, pero está conduciendo al paroxismo, porque detrás de este impulso se esconden: 1) una visión militarista y jerarquizada del control social, al estilo de la novela 1984 de Orwell, donde todos son controlados y obligados a unos comportamientos gregarios; 2) y, sobre todo, un sesgo hacia la demonización del emigrante que impulsan y aplican los partidos de ultraderecha, el cual contamina muchos movimientos jurídicos. El modelo cargante de rellenar el nuevo registro de viajeros es un buen ejemplo. Duplica y triplica información, aumentando el papeleo al servicio del control en manos de unos pocos.
El conflicto de privacidad aparece como el aspecto más grave a considerar. Hay que recordar que el principal negocio actual es la compra y venta de datos. Se podrán firmar todos los protocolos de confidencialidad que se quiera, pero un minuto después de que un dato de cliente sea registrado aparecerá por arte de magia en manos de una agencia compradora que lo utilizará inmediatamente, más aún cuando la rueda circula por veintisiete países. Entre los diecisiete datos del viajero que incluye el nuevo decreto aparecen la numeración de la cuenta corriente, la tarjeta de crédito y la fecha de caducidad; el parentesco con el resto de integrantes de la reserva; el teléfono y el correo electrónico. Cómo se frotan las manos las compañías de gestión de datos y de publicidad esperando conocer estas intimidades de los más de mil millones de europeos que viajan anualmente y de los más de setecientos internacionales que vienen a Europa... ¿Quién garantiza la confidencialidad, cuando diariamente te llaman al teléfono privado diversas operadoras para ofrecerte un producto que nunca has pedido?
¿Quién garantiza la confidencialidad, cuando diariamente te llaman al teléfono privado diversas operadoras para ofrecerte un producto que nunca has pedido?
Por otro lado, la carga administrativa que generará la nueva documentación electrónica encarecerá el precio del producto final, creando problemas graves de competitividad. Los grandes grupos lo podrán soportar mejor; las pymes, como siempre, peor; aunque se trata de un sector que nació de bajo coste y está acostumbrado a asumir costos, no veo en qué partida de gasto podrán incluir las empresas turísticas pequeñas y medianas el trabajo burocrático de gestionar las fichas de los viajeros.
El control en el tren, el control en el avión
Siempre me ha llamado la atención la diferencia del control de la persona y del equipaje entre el avión y el tren; la alta velocidad obliga a un ligero paso de las maletas por los rayos X, como los cruceros, pero en los aeropuertos, las personas y los equipajes están sometidos a una minuciosidad extrema. El tren puede descarrilar de la misma forma que el avión estrellarse o el crucero naufragar. ¿Dónde radica la diferencia? La autoridad percibe mayor peligro en el transporte aéreo que en el resto, lo que genera unos costos, una cantidad de horas/persona, una maquinaria y una gestión de los datos muy superior al resto. Siempre se ha hecho así, dirán. Cuando se implantó la alta velocidad, Adif podría haber decidido establecer unos controles tan rigurosos como en los aeropuertos y los redujo. ¿Verdaderamente, el modelo aéreo de seguridad es más rentable social y económicamente que el del resto de los transportes? La digitalización es muy útil y rentable social y económicamente si mejora la vida de las personas; en este caso, las inquieta y obliga a todo un sector a escribir mil veces, como cuando nos castigaban de pequeños, unos datos con efecto boomerang.