Comercio al por menor y precios industriales marcan la última semana del año en linea con los fundamentales esperados, cosa que dejará el PIB catalán entorno el 2,7% a la vez que el español cerrará el año en el 2,5%. La semana política viene marcada por las reminiscencias del 21D y por el pacto entre PP, Ciutadans y VOX en Andalucía.
Crisis del comercio y economía europea
El índice de comercio al por menor ha caído ligeramente el pasado mes de noviembre (-0,8%) dejando una tasa interanual del 2,7% que contrasta con un 2% de crecimiento en todo el 2018, marcadamente por debajo del crecimiento del PIB y que, como ya he comentado más de una vez, sugiere que existe un poco de crisis en el sector. A escala estatal los fundamentales del comercio minorista no son muy mejores y acredita una tasa en el que va de año del 2,1% a pesar de haber crecido el noviembre un 0,5% (2,7% en términos interanuales).
"Sin duda, el constitucionalismo está triunfando en su tarea de división del independentismo"
Los precios industriales siguen desacelerando despacio y el pasado noviembre ha vuelto a bajar hasta el -0,5% respecto del mes de octubre. En términos anuales el aumento de precios industriales es del 2,7%. La tendencia durante todo el 2018 ha sido descendente con subidas puntuales, cosa que no nos tiene que sorprender considerando que la industria catalana está fuertemente ligada a la economía europea que, a su vez, está en pleno estancamiento debido a las turbulencias comerciales y al Brexit. En este sentido está para ver si el cercano 2019 el contexto político mejorará o si, por contrario, se puede complicar todavía más, pero viendo la tendencia de los últimos dos años no soy optimista en cuanto a una mejora del contexto político europeo, más teniendo en cuenta que hay elecciones europeas el primer semestre del año próximo.
División independentista y unión de derechas
La política viene marcada por la resaca del pasado 21D que ha puesto de manifiesto la profunda división existente dentro del bloque independentista. Los días previos al Consejo de Ministros vimos dos fenómenos: el papel de la prensa española explicando que habría violencia -en este aspecto, es sintomático como los GAAR han desaparecido de la escena sin dejar ni rastro desde el día siguiente-y la del sistema político catalán haciendo llamamientos a la calma a pesar de que los manifestantes independentistas han destacado siempre para no dar problemas.
Hay que decir que, exceptuando disturbios puntuales que se saldaron con 13 detenidos y más de 60 heridos, la jornada transcurrió con normalidad, al menos si tenemos en cuenta que el nivel de tensión es elevado. El cierto es que la división política es tan marcada como la que existe dentro de las entidades, cosa que ha generado fuerte malestar entre ciertos colectivos. La prueba del que los explico se constató en el hecho que una de las entidades incumplió el pacto con CDR (que no era otro que no romper cordones policiales bajo ninguna circunstancia pero hacer barricadas para protegerse de los excesos policiales) y esto provocó discusiones acaloradas en primera línea de las manifestaciones, cosa que es indudable que no habíamos visto nunca. Sin duda, el constitucionalismo está triunfando en su tarea de división del independentismo.
En el ámbito estatal el pacto entre PP, Ciudadanos y VOX permite que la fuerza liderada por Abascal entre a Mesa del parlamento andaluz. La derivada catalana la encontramos en las municipales barcelonesas, puesto que Manuel Valls trae días cargando duramente contra VOX y ha pedido a la formación naranja que no pacte con VOX pero las lógicas andaluzas, con el PSOE instalado al poder desde siempre, hace que la formación de Albert Rivera se encuentre en un culo de saco. A pesar de que es pronto para especular sobre las consecuencias del pacto, un repaso por la prensa de Madrid es suficiente para constatar que no ven problemático pactar con la extrema derecha. En los países occidentales lo normal es hacer un cordón sanitario para mantener la extrema derecha fuera de las instituciones -excepto cuando es demasiado fuerte y no hay más remedio- así que, sin duda, las europeas y las municipales nos dirán exactamente cuál es la situación política al Estado.
"Un repaso por la prensa de Madrid es suficiente para constatar que no ven problemático pactar con la extrema derecha"
El independentismo hace tiempo que aspira a hacer una causa justa de su proyecto. En este sentido, no se tiene que confundir victimismo con explicar porque la causa es justa. Por otro lado, estratégicamente hablando, las dificultades para implementar la causa justa no son menores, puesto que esta implica que "como peor, mejor", es decir, a medida que los excesos del Estado español sean más grandes, más apertura europea habrá para la independencia de Cataluña. Este hecho no casa con hacer frentes republicanos contra la extrema derecha ni con investir candidatos del PSOE ni aprobar el presupuesto de Pedro Sánchez para mantenerlo a Moncloa.
La causa justa tiene un precio elevado en términos de riesgo, puesto que permitir que las cosas vayan a peor siempre tiene un riesgo. La asunción de este riesgo y su valoración es la tarea que tiene que hacer el sistema político catalán. Puede el PSOE (y Podemos) ofrecer y lograr un consenso político en España para resolver políticamente el conflicto con Cataluña? Esta es la respuesta que nos ofrecerán las municipales y más le vale al independentismo acabar con esta división absurda o corre el riesgo de empezar a perder elecciones bien pronto.