¿Resucitará el MidCat?

Ahora que el MidCat vuelve a estar sobre la tabla, tendríamos que preguntarnos a quién conviene su reanudación

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, y Charles Michel, presidente del Consejo Europeo en la cumbre que reúne a los líderes europeos en Versalles (Francia) | ACN
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, y Charles Michel, presidente del Consejo Europeo en la cumbre que reúne a los líderes europeos en Versalles (Francia) | ACN
Barcelona
15 de Marzo de 2022
Act. 15 de Marzo de 2022

Uno de los errores más importantes de los últimos treinta años cometidos por Europa en relación con Rusia ha sido considerar que ésta sería un proveedor fiable de energía, especialmente de gas. Que los países del antiguo bloque del Este tengan todavía esta dependencia puede justificarse por las dificultades de cambiar el modelo soviético impuesto después de la 2ª GM. Pero aquí la parte más elevada de responsabilidad se la lleva Alemania.

La candidez alemana...

Cuando el socialdemócrata Schröeder fue echado de la cancillería alemana por Angela Merkel, los rusos de Gazprom enseguida lo ficharon para engrasar las relaciones con los germánicos de cara al nuevo gasoducto –Norte Stream– que tenía que proveer a Alemania a través de aguas internacionales del Báltico. Esto es, sin tener que pagar peajes en países intermedios, como Ucrania, ni tener que depender de ellos si algún día se les acudía cerrar el paso de los gasoductos.

Esto de las puertas giratorias no es patrimonio exclusivo ibérico

Como vemos, esto de las puertas giratorias no es patrimonio exclusivo ibérico. Ahora lo que sí que tienen en común españoles y alemanes es que son las empresas energéticas las más proclives a sentar expolíticos en sus consejos de administración.

La administración de la señora Merkel quedó tan satisfecha de la operación con el Norte Stream que dio el visto bueno a un segundo gasoducto para el Báltico -el segundo-, que ahora mismo acaba de finalizarse y al que los alemanes no han dado luz verde para operar apenas en el último momento.

...y la prepotencia francesa

Y si los alemanes han pecado de falta de visión estratégica, la otra gran potencia europea, Francia, se ha comportado como siempre, como el centro del mundo, cuando menos, como el centro de Europa. La opción nuclear apadrinada por De Gaulle para asegurar la independencia energética del Hexágono ha convertido a Francia -más que en una isla energética-, en una fortaleza aislada que, por su posición central, impide la integración energética europea. Si, a pesar de dedicarse a exportar la electricidad de origen nuclear que los sobraba, las conexiones eléctricas transfronterizas son escasas, hacer de lugar de paso para el gas que producen otros -empezando por Algeria- y que consumirán unos terceros -Alemania y Centreeuropa- no les ha interesado nunca. Y justo es decir que, hasta ahora, Alemania tampoco había mostrado mucho interés, porque su proyección internacional hace décadas que gira hacia el este.

Enagás impulsa el MidCat de la mano de Cañete

Es en este contexto, pues, que tenemos que entender el frustrado, hasta ahora, proyecto del MidCat, impulsado desde la Comisión Europea hace más de una década. El MidCat tenía que interconectar España y Francia a través de Catalunya y Occitania, el Midi francés. En concreto, eran 235 km que tenían que unir Martorell con Barbaira, entre Carcasona y Narbona, al corredor tradicional francés Mediterráneo-Atlántico.

El MidCat tenía que interconectar España y Francia a través de Catalunya y Occitania, el Midi francés

En Martorell culmina el gasoducto mediterráneo, que une a Almería -por donde entra el gasoducto argelino, denominado en su momento en honor de Duran Farell- y enlaza con las plantas regasificadores de Enagás en el Mediterráneo: Cartagena, Sagunto y Barcelona, la más importante.

El MidCat fue impulsado por Enagás -la distribuidora y principal regasificadora española, como veremos después- y el equivalente al suroeste francés de Enagás, Teréga,que gestiona el transporte de gas y el almacenamiento de seguridad.

Se empezó a construir en el 2010, siempre arrastrando el desinterés del gobierno francés, que al sur de su país tiene una red de gas muy poco desarrollada y, que muy probablemente, haría falta redimensionar si tenía que servir de paso hasta Centroeuropa. A principios del 2011, las reticencias francesas llegaron a paralizar las obras a la altura de Hostalric. Aun así la conexión figuró en el listado de Proyectos de Interés Común de la Comisión Europea del 2013, 2015 y 2017.

En el entremedio, el comisario europeo de energía, el exministro del PP Antonio Cañete- intentó reactivarla y en el 2015 preveía que la conexión entrara en funcionamiento en el 2020. De hecho, en 2015, en Madrid, los gobiernos español, francés y portugués, junto con la Comisión Europea y el Banco Europeo de Inversiones asumieron el compromiso de mejorar las interconexiones gasistas para conseguir que la península Ibérica dejara de ser una isla energética (sic). El acuerdo de Madrid ampliaba los gasoductos hacia el oeste -hasta 1000 km de nuevas cañerías- e incluía una tercera conexión con Portugal.

El cambio de paradigma ambiental

Como ya pasó con la MAT, que reforzaba la interconexión eléctrica entre los dos estados a través de Catalunya, el MidCat también encontró el rechazo de grupos locales ecologistas.

El MidCat también encontró el rechazo de grupos locales ecologistas

Las dimensiones de la cañería y las servidumbres en términos de seguridad comportaban abrir una zanja de 30 metros de anchura en un territorio ya bastante castigado por las infraestructuras de paso.

Pero lo más determinante fue el cambio de aires en Europa. El 2018 se filtró un informe independiente de la Comisión Europea, que ponía en entredicho la viabilidad económica del proyecto si no se producía una concatenación de circunstancias que entonces todo el mundo considera poco probables: un aumento desmesurado del precio del gas y una crisis con el suministrador ruso. Justo lo que pasa ahora.

A finales del 2019 y en un contexto de rechazo para las energías fósiles, el número de interconexiones gasistas disminuyeron fuertemente en el listado de Proyectos de Interés Común Europeo y el MidCat fue uno de los que desapareció. Y, así, la posibilidad de financiación europea -hasta el 50%-, con lo cual el MidCat fue definitivamente abandonado.

Europa, de hecho, ratificaba la decisión de los dos reguladores energéticos -el francés del sur y español- del 22 de enero del 2019, en el sentido de carencia de rentabilidad financiera de la operación. A la Comisión Nacional de Mercado y la Competencia, además de las reticencias francesas, seguro que pesaron dos fiascos recientes. En materia de gas, el depósito Castor. Y, en conexiones transfronterizas, el túnel de ancho europeo bajo los Pirineos, que ha acabado con el rescate de la empresa mixta concesionaria porque no ha logrado el volumen de tráfico de trenes previsto.

El MidCat quiere resucitar

Y ahora volvemos a tener el MidCat sobre la mesa. Impulsado mediáticamente por un antiguo compañero de militancia política del incombustible presidente de Enagás, la reanudación del MidCat ha conseguido el aval de Foment del Treball. del presidente catalán -condicionado al hecho que pueda transportar hidrógeno verde- y del mismo gobierno español.

La Comisión Europea ha propuesto que el gas natural y la energía nuclear sean energías de transición hacia el modelo de descarbonización con el que se ha comprometido Europa para el 2050

Además de dejar de depender de un proveedor tan inestable y chantajista como la Rusia de Putin, la Comisión Europea ha propuesto que el gas natural y la energía nuclear sean energías de transición hacia el modelo de descarbonización con el que se ha comprometido Europa para el 2050.

De ratificarse esta propuesta -que ahora seguro que se aceptará-, querría decir que habría dinero europeo para el MidCat, así como otras infraestructuras gasistas, como las plantas regasificadoras anunciadas por Alemania para poder proveerse de gas natural licuado, venga de los Estados Unidos, Qatar o de cualquier otro proveedor que contribuya a reducir la dependencia rusa. Y es que Alemania sólo dispone de una planta regasificadora a estas alturas y, en el Atlántico, sólo hay dos en Francia, una en Bélgica y otra en Holanda.

Por cierto, España dispone de tres en el Atlántico. En Galicia, en Asturias y en el País Vasco. Y de una conexión de pequeña capacidad con la red francesa de gasoductos, a Irún. Pero ni Galicia ni en el País Vasco las regasificadores son de Enagás, sino que están controladas por los respectivos gobiernos autonómicos.

Beneficios empresariales, y fiscales, caídos del cielo

En España, tenemos que tener en cuenta que a estas alturas, el gas tiene una relevancia notoria como energía primaria para generar electricidad. Durante años, desde el Antiguo Gas Natural se quejaron -y pedían compensaciones- porque el gobierno español los había inducido a hacer nuevas plantas para producir electricidad -sobre todo las de ciclo combinado-. Pero éstas estaban subutilitsubutilizadas y la inversión sin rendir. Ahora, por un método u otro, el gas genera el 20% de la producción de electricidad. Si hace o no hace, como las nucleares. De los beneficios extraordinarios que debido al método de fijación de tarifas eléctricas consiguen las grandes compañías cuando venden energía nuclear, hidroeléctrica y otros renovables lo llaman "beneficios caídos del cielo".

El gas genera el 20% de la producción de electricidad

Sánchez dice que emprende una gira por Europa para convencer a todo el mundo que hay que modificar la actual manera de establecer los precios. Ahora, por beneficios caídos del cielo, el IVA que recauda el Estado, que continúa siendo del 21%. La carga fiscal de las familias, pues, por este concepto, se ha multiplicado estos meses al mismo ritmo que la factura del gas, el doble o el triple. Y después dicen que no suben los impuestos.

En Italia, por ejemplo, tanto en la luz como en el gas han reducido el IVA al cinco por ciento. Pero parece que Sánchez está demasiado ocupado viajando por Europa para tener tiempo de estas minucias que afectan el 72 por ciento de los hogares catalanes. Está claro, que si hablamos del conjunto español, Catalunya incluida, solo el 40% tienen gas en casa. Debe de ser por eso. Y total, ya llega la primavera...

¿A quien conviene el MidCat?

Llegados aquí, tenemos que preguntarnos efectivamente a quién conviene la reanudación del MidCat. Por un lado, está claro que ni el MidCat ni el aumento de plantas regasificadores resolverán la dependencia rusa de aquí en invierno próxima, que es cuando las calefacciones de Europa Central se ponen en marcha. Acabar el MidCat o crear nuevas plantas de regasificación fácilmente puede tardar dos o tres años por muy de prisa que se pongan. La ministra española de la rama habla de seis para el gasoducto. Por lo tanto, solo a medio plazo contribuirán a la diversificación energética.

Algeria parece que es acerca a alcanzar su techo de producción de gas

¿Y de dónde vendrá el gas que tendremos que conectar en la red transfronteriza? Una parte, más bien pequeña, de Algeria. Algeria, de todos modos, parece que se acerca a alcanzar su techo de producción, aunque esto siempre depende de la inversión en origen que se haga. Como han cerrado -otros- el gasoducto que los unía a la Península a través del Marruecos, el gasoducto restante tiene una capacidad limitada para proveer al mercado ibérico.

Por lo tanto, el gas que eventualmente tuviera que llegar a Alemania y Centroeuropa tendría que ser básicamente licuado, a través de barcos metaners. En la costa mediterránea Enagás dispone de tres plantas que podrían funcionar a todo trapo -para no decir gas-. En un contexto de recientes rebajas impuestas por el Estado para el transporte de gas por cañería, Enagás ya obtiene un tercio de los beneficios de las actividades en el extranjero. El MidCat, pues, sería un buen negocio para ellos, una empresa privada, pero llena de expolíticos de los dos partidos españoles mayoritarios, con tarifas reguladas por el Estado que también nombra el presidente. Una maraña, vaya. Por cierto, el consejero delegado hasta hace a penas un mes era Marcelino Orea hijo. Ahora lo ha sustituido un ex-alto cargo de Zapatero, vinculado hasta ahora a Repsol. Todo queda en casa.

Evidentemente, los puertos donde llegan los barcos metaneros -incluido el de Barcelona- también verían aumentar sus ingresos. Sobre todo, en términos relativos, los más pequeños de Sagunto y Cartagena.

El hidrógeno verde magribí, entre visionario y quimera

La otra gran duda es si hay que aportar recursos públicos, europeos en este caso. Con recursos privados ya hemos visto que la conexión no se ha hecho. Un proyecto como este, cuando teóricamente en el 2050 tendríamos que haber eliminado el consumo de combustibles fósiles, ¿qué rentabilidad social y económica puede tener en a penas 25 años de vida útil?

El 2050 es un plazo demasiado ambicioso. O al menos lo parecía hasta ahora. Después de la invasión rusa, todo puede cambiar de parámetros

Seguramente, el 2050 es un plazo demasiado ambicioso. O al menos lo parecía hasta ahora. Después de la invasión rusa, todo puede cambiar de parámetros. Dicen que los gasoductos también podrán llevar al  futuro hidrógeno verde o una parte de él mezclada con gas natural. Todo está todavía en mantillas. El hidrógeno pesa menos y circula más deprisa. Todo el tema de válvulas y presiones habría que revisarlo para asegurar la estanqueidad y la seguridad. En Irún ya han hecho alguna prueba con gas e hidrógeno mezclados.

El hidrógeno se podría usar en la industria petroquímica -producción de amoníaco- y en la siderurgia no eléctrica. Incluso en la aviación o al transporte marítimo. Son sectores muy difíciles de electrificar porque requieren mucha energía y muy concentrada en el tiempo y el espacio.

Por otro lado, el hidrógeno sólo puede ser verde si se genera con energía eléctrica renovable. Se ha hablado de eventuales planes multimillonarios para generar energía fotovoltaica masiva en el norte de África que, parcialmente, podría llegar a Europa en forma de hidrógeno verde. Pero hasta ahora, el hidrógeno se obtiene de agua dulce y para conseguir del agua del mar, haría falta desalinizarla. Todavía más energía.

Todo ello, no parece inverosímil del todo, pero son muchas piezas y muchos intereses en juego que tendrían que converger. Y pasar de depender del gas ruso a las renovables del Magreb no parece una opción mucho más segura.

Por parte de los catalanes, si realmente en Alemania y en Centroeuropa están interesados, no nos tendríamos que negar a esta solidaridad europea. Eso sí, con una inversión de tal magnitud -Foment del Treball habla de 500 millones de euros- hay que exigir la restauración ambiental efectiva del largo y ancho del noquete necesario por encabir una eventual reanudación del MidCat.