Las organizaciones se enfrentan año tras año a diferentes retos que requieren de un importante esfuerzo en inversión y formación para seguir promocionando al talento interno y atraer a profesionales externos cualificados. Sin embargo, cabe preguntarse si retos como asegurar un cada vez mejor employeejourney o el replanteamiento de las relaciones entre jefe-empleado no dejan de ser líneas de trabajo de una tendencia general que consiste en seguir profundizando en la humanización de las empresas y reforzar el compromiso con los trabajadores.
La pandemia, con su cambio de paradigma social y laboral, o la gran dimisión con la puesta en valor de del salario emocional, son fenómenos de sobra conocidos y que nos advirtieron de un hecho: la importancia de saber llegar a los profesionales actuales, entender sus necesidades y alinearlas con las demandas del propio ecosistema empresarial. Es también de sobra conocido que en muchos casos ya no son las empresas las que eligen personas sino estas las que eligen las empresas.
En muchos casos, ya no son las empresas las que eligen personas sino estas las que eligen las empresas
En este cambio de paradigma ha tenido también un papel fundamental la progresiva incorporación de la generación Z al mercado laboral, llamada a ser mayoritaria en los próximos años. Su entrada ha sido un motor de cambio que ha llevado a replantear los esquemas tradicionales en las empresas y ha conllevado la evolución del tradicional modelo de gestión del control a un modelo de gestión basado en la confianza. Incluso ha tenido afectación en el propio rol de los recursos humanos que ha pasado a ser cada vez más activo y de acompañamiento. El lenguaje empresarial tampoco ha quedado al margen. El término reclutamiento, que hemos venido utilizando desde hace décadas en los departamentos de recursos humanos, ha ido cediendo el paso a la expresión adquisición de talento y el conjunto de trabajadores de una empresa ha pasado ser considerado el capital humano de la misma.
La humanización de las empresas, por lo tanto, sigue siendo el RETO en mayúsculas. En la mayoría de las organizaciones, con independencia del sector, contexto económico o geográfico, se han producido cambios exponenciales en esa línea en los tres últimos años a través del establecimiento y la consecución de retos más pequeños que giran en torno a esa idea general que implica forjar un vínculo más cercano con el trabajador. Generalmente, los cambios en esa línea se han dado de una forma lógica y han impregnado la cultura de empresa, hasta convertirse en un hecho diferenciador.
La humanización de las empresas, por lo tanto, continúa siendo el RETO en mayúsculas
Sin embargo, aún queda mucho por hacer: temas sociales, una plena igualdad, el reconocimiento de forma habitual o proyectos en los que generar impacto son solo alguna de las líneas de trabajo que deberían seguir las organizaciones para continuar reforzando esa humanización. Con ello, podrán seguir siendo competitivas en un mercado laboral tan activo como el actual, donde los profesionales, a la hora de elegir quedarse en un trabajo o continuar creciendo en otro, valoran cada vez menos el aspecto económico frente el valor añadido y proyectos que pueden ofrecerles las empresas a sus vidas.