La primera Reunión del
Aragonès observa un enorme potencial en el ecosistema económico y empresarial del país. El jefe del ejecutivo catalán ha puesto como ejemplo firmas como Wallbox, Hipra o Reig Jofre, que ha visitado en las últimas semanas y que representan lo mejor de la "voluntad de progreso" de unas empresas del país que pide alinear con "la excelencia y compromiso de la ciudadanía y la voluntad transformadora de las instituciones". Los proyectos líderes de esta potencia responden, precisamente, a la transformación del modelo económico del país que debe llevar el PIB industrial catalán hasta el 25% –sustancialmente por encima tanto de la media europea como de las indicaciones de la Unión–. Una parte importante de las medidas económicas a tomar para solidificar el proyecto económico catalán, de hecho, "implican fortalecer la economía productiva". En este sentido, Aragonès ha celebrado la capacidad de las inversiones públicas catalanas como tractores de capital privado. "Por cada euro de inversión pública se generan unos 221 de inversión privada" en la nueva economía, una repercusión inversora que "explica los buenos resultados de la economía catalana".
Aragonès: "Catalunya crece más cuando es ambiciosa y piensa en grande"
La transformación industrial catalana no solo es un proyecto de mejora de la eficiencia productiva del país, sino una adaptación a las nuevas necesidades que deja el panorama posterior a la pandemia y a la conciencia de la emergencia climática. Las inversiones catalanas, de hecho, tienen que dar la vuelta a la pregunta de las aportaciones europeas al progreso del país. "Hoy el diálogo entre Catalunya y Europa se centra en que puede esperar el proyecto europeo de nosotros", defiende Aragonès –una consideración en linea con las aspiraciones estratégicas del Cercle, que, según Faus, es un "ferviente defensor del proyecto europeo". "Catalunya tiene que acontecer una de las economías más industriales de Europa", reclama el presidente, que celebra un "buen punto de partida" gracias a un sistema productivo "abocado a la exportación y altamente competitivo".
Faus, sin embargo, y a pesar de que reconoce los materiales de cara al progreso económico con que cuenta Catalunya, alerta contra una "falta de autoexigencia" que es el "primer paso para el estancamiento". El presidente del Cercle reclama recuperar una "convergencia con las regiones económicas más punteras de Europa" que se ha perdido en las últimas décadas. "La nueva realidad económica abrirá oportunidad para los países que la sepan aprovechar", afirma el dirigente empresarial, que concede los buenos mimbres industriales del país, a pesar de que ve "margen de mejora". Faus, lejos de mostrarse pesimista, comparte con Aragonès la apuesta por la autoestima económica catalana. "Catalunya es un país vital y que crece", pero al que hacen falta nuevas apuestas para integrarse en el mundo globalizado, como la ampliación del aeropuerto o una mejora de la financiación de las infraestructuras del país. El camino del futuro, así, es la creación de una "riqueza compartida, que llegue a todo el mundo y que sea sostenible".
Crecimiento verde
La hoja de ruta catalana de Faus pasa, nítidamente, por el crecimiento. El presidente del Cercle reitera la condena y negación que comparte varias figuras económicas y empresariales catalanas de unas políticas decrecentistas que "solo llevarían además desigualdad". Una reformulación de la forma de crecer y progresar económicamente debe generar un "nuevo pacto social" el liderazgo del cual atribuye a las instituciones, especialmente al govern de la Generalitat. El ejecutivo, defiende el empresario, debe "tomar decisiones, y en las sociedades complejas estas no gustarán siempre a todo el mundo". Una de las decisiones de Aragonès que encuentra resistencias entre los empresarios del país es, en el marco de la sostenibilidad, la de la continuidad de las nucleares. Mientras que instituciones como Foment del Treball han reclamado un replanteamiento del cierre de las centrales del país, Aragonès se declara en contra. "Yo no quiero recuperar la nuclear, y por eso hay que acelerar la transición energética", argumenta el president.
Todo y la clara apuesta que Aragonès ha querido expresar en la Reunión del Cercle a favor de una base energética que responda a las necesidades que plantea la emergencia climática, no esconde las dificultades de un proceso en qué Catalunya "va atrasada". Para llegar a los objetivos de desarrollo sostenible y la descarbonización en 2050, "en nueve años tendremos que hacer en términos de potencia eléctrica sostenible lo mismo que se ha hecho en los anteriores 140". Aún con las grandes dificultades, el mandatario reitera su "compromiso social y ambiental con la economía del país" en favor a esta transición.
La reformulación del mix energético catalán forma también parte de un proyecto de nueva ensambladura del país en el proyecto europeo. Según argumenta el president de la Generalitat, la reconversión energética catalana es claves para "generar soberanía energética" y eliminar la gran dependencia eléctrica que sufre tanto el territorio catalán como el conjunto del Estado español y de la Unión hacia potencias externas cada vez más inestables. No atender esta necesidad, reclama, "limita y condiciona el crecimiento de la economía catalana". En este sentido, el plan territorial sectorial de energías renovables de Catalunya deviene clave para acelerar la reforma. "Nuestro objetivo es que antes del 2050 podamos instalar 72.000 megawatts" de potencia eléctrica verde, lo que haría del catalán un sistema eléctrico "descarbonizado y soberano energéticamente". "No podemos desaprovechar la oportunidad del Sol y el viento", subraya Aragonès.
Impacto de la guerra
Una de las personalidades que han despertado más aplausos del auditorio del Hotel W ha sido el cónsul general de Ucrania en Barcelona, ArtemVorobyov. Todos los ponentes de la inauguración de las jornadas han arreciado la "condena a una guerra ilegal" que, cómo afirmaba recientemente el mismo Faus, supone "la mayor amenaza para el proyecto europeo desde la Segunda Guerra Mundial". Más allá del riesgo para las democracias liberales que implica el conflicto, el presidente del Cercle avisa de la inestabilidad de los cimientos de los paradigmas económicos globales en que se ha integrado el progreso catalán, como la misma globalización. Así, el empresario emplaza a las instituciones catalanas a actuar con "altas dosis de pragmatismo y realpolitik " ante los terremotos globales que llevan a un "mundo de bloques que hace daño a las perspectivas económicas".
Faus: "Catalunya necesita altas dosis de pragmatismo y realpolitik"
Aragonès, en una línea similar, identifica un importante golpe sobre las perspectivas de crecimiento catalanas y españolas, un gran impacto sobre "empresas, trabajadores y hogares". El retroceso de las estimaciones de la misma Generalitat, así como las de la banca o las entidades económicas internacionales, es "mejor que las de la zona Euro, o países como Alemania o Francia", constata el presidente. La consolidación, si bien más lenta, del crecimiento catalán posterior a la pandemia, tiene en la espiral inflacionista su principal obstáculo. En este sentido, Aragonès coincide con el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en la apuesta por un pacto de rentas "que incluya el que es aceptable por los trabajadores y la limitación de los márgenes de las empresas". El presidente de la Generalitat insta a los agentes sociales, así, a tomar "medidas que eviten que haya una crisis social que afecte a las rentas más bajas".
Con todo, tanto Faus como Aragonès ven, con los impulsos adecuados, un futuro próspero por la economía catalana. Las dificultades a que se enfrenta el ecosistema productivo del país, recuerda el presidente del Cercle, afecta a todos los ámbitos –tanto al Estado español como la misma Unión Europea–. El futuro, así, pasa por "una Catalunya del sí; pragmática, que lidere y que innove", reclama el empresario, que ve indispensable un proyecto estratégico que "recupere el liderazgo" en España y Europa. El president de la Generalitat comparte la consideración, a pesar de que apela a concretarla en términos positivos. "Nadie confía en un país que solo llora", concluye.