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Salvar la cultura y no por amor al arte

La tierra prometida del mecenazgo y un mal gratuito de la democracia

El Pensador con ojeras de realidad virtual. | iStock
El Pensador con ojeras de realidad virtual. | iStock
Victor Costa
Exdirector de VIA Empresa
Barcelona
29 de Mayo de 2020

"La empresa puede aprender de la pasión y la creatividad del mundo cultural", aseguraba Eloi Planes, presidente de Fluidra y de la Fundación Catalunya Cultura, en una entrevista en VIA Empresa. El presidente honorífico de la fundación, Enric Crous, añadía: "Promocionar la cultura no es una fuente de gastos, sino que puede ser una fuente de ingresos para el país". En tiempos de coronavirus, la cultura está tocada pero no hundida y salvarla ya no es sólo una cuestión de por amor al arte. "Hay una desconexión muy fuerte entre el mundo de la cultura y del dinero", alerta Anna Gener. Cultura con corazón, alma y dinero.

 

Vivimos en un mundo en pausa, escribía la presidenta de Savills Aguirre Newman Barcelona, Anna Gener, en un artículo de opinión en VIA Empresa de finales de marzo. De la paradoja del periodismo vivimos ahora también la paradoja de la cultura. Más necesidad de información, menos negocio de los medios y menos periodistas. Más conexión con la cultura, pero la cultura se ha visto "golpeada" y rodeada de precariedad. "Tenemos que pensar cómo ayudar a hacer nacer los proyectos y como poner la cultura en el lugar de honor que se merece", augura Gener en un encuentro virtual organizado por la Fundación Catalunya Cultura.

 

En este sentido, la directora gerente de Dagoll Dagom, Anna Rosa Cisquella, reclama "una actitud más positiva" tanto por parte de las administraciones públicas cómo de las empresas. De manual: "La identidad se crea de la cultura". Pero, la cultura más identitaria no se hace ni se financia por sí sola. Es la hora de las alianzas, el compromiso y sobre todo de las soluciones.

Gener: "Hay una desconexión muy fuerte entre el mundo de la cultura y del dinero"

Según Planes, es la hora de un plan de choque y de buscar modelos que funcionen. Desde la Fundación Catalunya Cultura se aceleran proyectos culturales, se hacen formaciones y mentoring a la vez que se intenta que todos los "proyectos culturales tengan ingresos sostenibles más allá de ayudas o mecenazgo". Un win-win: Las empresas acompañan la cultura y la cultura enriqueciendo las empresas. De aquí surge una nueva iniciativa: el sello de empresa comprometido con la cultura.

La ley de mecenazgo y la tierra prometida

La ley de mecenazgo es la tierra siempre prometida de la cultura catalana pero que no acaba de llegar nunca. Algunos todavía creen en ella, otros directamente ya no saben qué creer. "El mecenazgo contribuye a la heterogeneidad de la cultura: popular, vanguardista... Pero, aquí, ni el Estado ha ayudado ni las empresas se lo han creído", apunta Anna Rosa Cisquella.

El vicepresidente de la Fundación Damm, Ramon Agenjo, habla desde la experiencia propia: "Doy por muerta la ley de mecenazgo. Llevo muchos años hablando con ministros y consellers y no lo entienden, piensan que es un tema fiscal. Pero, es empresa, cultura y ocupación". Frente a la frustración, Agenjo reivindica que la cultura forme parte del ADN de la empresa a través de sus trabajadores y colaboradores.

Agenjo: "Doy por muerta la ley de mecenazgo. Llevo muchos años hablando con ministros y consellers y no lo entienden, piensan que es un tema fiscal. Pero, es empresa, cultura y ocupación"

"Basta de hablar de nosotros mismos: beneficios, mercados, clientes... Las empresas tenemos una responsabilidad ante la sociedad que está liderando esta nueva corriente", reivindica Anna Gener. Para llegar hasta aquí, se tienen que romper viejos tópicos y poner sobre la mesa que "un proyecto cultural tiene que ser viable y tener un retorno económico para el artista". Así de claro: romper con el clásico por amor al arte que navega a menudo entre la gratuidad y la precariedad.

Un mal gratuito de la democracia

"Hace falta un cambio de paradigma. No ha sido sostenible la creación cultural durante los días de covid-19. La cultura ha sido generosa, pero gratuita y la cultura tiene que ser viable económicamente", insiste Gener que también es patrona de la Fundación Museo Picasso. Cisquella tiene muy claro que "la gente que no paga, no valora". Todo trabajo tiene un valor y toda cultura tiene un coste. El coste y el valor de todas aquellas personas que la hacen posible y que cómo todos, también tienen que tener un plato en la mesa y llegar a final de mes.

Cisquella: "La gente que no paga, no valora... La gratuidad es un mal ancestral desde los primeros tiempos de la democracia"

Filmin o Netflix han conseguido que los usuarios paguen por el cine, Spotify ha conseguido que los usuarios paguen por la música... Por qué no se tendría que pagar también por una plataforma del mundo escénico? Una pregunta retórica de la directora gerente de Dagoll Dagom, consciente de que "la gratuidad es un mal ancestral desde los primeros tiempos de la democracia" y que tiene muy claro qué no quiere ser: "Al final siempre somos los titiriteros de paso, nos echan una monedeta y nos dicen que ya lo hacemos bien".

Regalar cultura por Navidad

El presidente de Fluidra y de la Fundació Catalunya Cultura explica que el mundo empresarial se moverá hacia una tendencia más holística. Todo o nada, nada o todo. Las previsiones no son especialmente esperanzadoras para el sector cultural, pero no faltan ideas para salir adelante. Reinventarse, una vez más. Anna Rosa Cisquella ha sugerido al sector empresarial que regale entradas de teatro o equipamientos culturales a sus trabajadores por Navidad cuando se prevé que conciertos y teatros vuelvan a abrir definitivamente el telón.

A la vez, el vicepresidente de la Fundación Damm propone a las empresas "contratar cultura" y destinar así una parte de su presupuesto. "Lo que decimos del comercio de proximidad y de ir a consumir a bares y restaurantes para ayudarlos, tenemos que hacer lo mismo con la cultura". Consumir cultura y de nuevo, también invertir.

Planes: "Los proyectos culturales tienen corazón y alma"

La pregunta es recurrente: Por qué no puedes ganarte la vida con proyectos culturales? Se acostumbra a invertir en bolsa, inmobiliario, finanzas o startups... Pero, invertir en cultura también puede ser una fuente de riqueza. Y no sólo para enriquecerse, sino también para enriquecer a todos aquellos que nos rodean. La directora gerente de Dagoll Dagom recuerda que la comunicación entre cultura y empresa es clave y que financiar cultura implica también beneficios fiscales.

Contra el pesimismo, la directora de la Fundació Catalunya Cultura, Maite Esteve, reivindica "la empatía" y la conciencia social. "Los proyectos culturales tienen corazón y alma", concluye Eloi Planes. Pongamos también dinero.