Todavía queda más de un mes para Sant Jordi, pero la crisis del coronavirus y la declaración del estado de alarma ya ha forzado a los sectores implicados en la diada a tomar una decisión, hacer un cambio de planes y diseñar una nueva estrategia. Como ya ha pasado con los actos de la Semana Santa, las Falles de València y decenas de acontecimientos programados para las próximas semanas, la fiesta del libro y de la rosa se tendrá que reinventar. Un 23 de abril inédito y sin precedentes. Si el año pasado ya hablábamos de una fiesta "singular y diferente" porque, además de caer a caballo entre la Semana Santa y las elecciones españolas del 28 de abril, las nubes y la lluvia amenazaban las ventas de la jornada; este también será atípico, pero muy diferente del de 2018 y de cualquier otro. Este 23 de abril no habrá paradas en las calles, ni colas de seguidores esperando a que los autores les firmen los ejemplares de sus libros. No será por Sant Jordi, pero el Sant Jordi se celebrará seguro y las calles se volverán a pintar de colores.
La Cambra del Llibre ya decidió el martes posponer las tradicionales paradas de la calle, así como las firmas de ejemplares, mientras que el Gremi de Floristes de Catalunya ha optado por mantener la venta de rosas para el 23 de abril si los establecimientos ya pueden levantar sus persianas. Son días confusos e inciertos y la situación empieza a enfrentar a sectores que, en una situación habitual, habrían ido de la mano. Eso sí, en principio, la nueva fecha para salir a la calle se consensuará con todos los actores, incluido el Ayuntamiento de Barcelona, que ha prometido facilitar todos los permisos necesarios y la pacificación de calles y avenidas de la ciudad en la fecha en que finalmente se celebre.
Pero la respuesta de los floristas no ha caído demasiado bien entre los libreros, que consideran que "vender una rosa es mucho más fácil que tener escritores a las paradas". La presidenta del Gremi de Llibreters, Maria Carme Ferrer, asegura que "la salud es más importante que la venta de libros" a pesar de que el sector "está muriendo" y "necesitamos esta liquidez". Sin embargo, la situación actual les hace creer que, "al paso que vamos, no se ve ninguna posibilidad de que podamos salir a la calle el día 23".
Un golpe "letal"...
La Cambra del Llibre estima las pérdidas en 200 millones de euros porque la facturación de Sant Jordi representa un tercio de sus ventas de todo el año. Esto, sumado a efectos de la crisis de la América Latina que repercute en las exportaciones de los editores, les aboca a pérdidas millonarias. En este sentido, proponen abordar la crisis de liquidez de muchas de las empresas que forman parte del tejido industrial del mundo del libro, que los 13 millones de euros adicionales de los presupuestos de 2020 se destinen a paliar el coronavirus y que, acabada la crisis, las administraciones incentiven la lectura.
Ferrer: "La salud es más importante que la venta de libros, a pesar de que nuestro sector está muriendo y necesitamos esta liquidez"
No hay que olvidar que los productores de flor y planta también afrontan la enésima crisis sectorial con la paralización de la actividad por el coronavirus. Desmarcándose suavemente de las palabras del Gremi de Floristes, el portavoz del Mercat de Flor i Planta Ornamental, Ignasi Ruiz, sale de la polémica en una entrevista con la ACN subrayando que "la situación de Sant Jordi no está en nuestras manos y se hará cuando se pueda".
Aún así, Ruiz recuerda que los productores continúan cultivando sus rosas y teniendo cuidado de sus rosales, y los mayoristas cuentan todavía con un cierto margen antes de que no tengan que realizar definitivamente sus pedidos de rosas a los mercados internacionales. Las pérdidas en el sector ya empiezan a notarse al haber tenido que parar toda actividad relacionada con la floristería, la jardinería y el paisajismo en plena campaña de primavera, cuando cultivadores y comercializadores se encuentran en su punto más álgido de trabajo.
...para dos sectores en crisis
Poniendo paz en los dos bandos, Ruiz recuerda a los gremios que la diada "es de todos" y necesita también que la gente esté animada. "Es una fiesta muy grande y es difícil que uno sólo diga cuándo y cómo se hará", insiste. Y es que, si bien es cierto que los libreros no sacarán a la calle sus paradas en el 23 de abril, también lo es que la situación de los floristas es complicada porque al tratarse de un producto vivo, el margen de maniobra es prácticamente nulo. "Ya veníamos de una situación económica precaria y un golpe de este tipo puede ser letal", lamenta.
Un golpe que también puede ser letal para los libreros, que apuntan que "nos estamos muriendo porque necesitamos esta liquidez y que la gente entre para poder pagar las facturas, pero nos tenemos que quedar en casa". Aún así, la esperanza es lo último que se pierde y si por Sant Jordi los establecimientos pueden abrir, confían en que en las librerías se venda "todo lo que se pueda y más".
La situación no sólo afecta a libreros y floristas. ¿Abrirá sus puertas Casa Seat el 23 de abril? La automovilística anunció en febrero que quería inaugurar este espacio para debatir sobre la movilidad del futuro durante la fiesta de la rosa y del libro "en homenaje a la ciudad que vio nacer a Seat hace casi 70 años". Un panorama incierto, pero que, según asegura la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, "sin ningún tipo de duda se hará un día del libro en Barcelona que será espectacular, sin precedentes, y estamos convencidos de que toda la ciudadanía se volcará".
¿Un Sant Jordi virtual?
Mientras tanto, hay que reinventarse y buscar nuevas fórmulas que, a pesar de aplazar la fiesta tal y como la conocemos hasta ahora, mantengan la esencia de Sant Jordi. Es por eso que la librería La Singratalla de Tremp propone hacer un Sant Jordi virtual. Su propietaria, Marta Farré, propone hacer de la fiesta una red de intercambio y comunicación entre libreros, autores y lectores. Se trataría de crear una plataforma dónde poder anunciar todas las actividades que realizarán y hacer una retransmisión en directo. Posteriormente, sugiere enviar los libros firmados por los autores a los clientes que así lo pidan.
La Cambra del Llibre no renuncia a poder celebrar un 23 de abril "redimensionado" y "adaptado" a las circunstancias si se levanta el estado de alarma
La facturación de Sant Jordi representa un 20% de las ventas de todo el año para esta librería y esta sería una manera de que los pequeños comerciantes pudieran garantizar un porcentaje de ventas. De hecho, a pesar de que Farré sostiene que esto no puede sustituir al Sant Jordi tradicional, "sí que puede ser una muy buena alternativa par todos; libreros, autores y lectores".
La Cambra del Llibre todavía no ha planteado las posibles recetas contra un Sant Jordi confinado, pero aseguran que, en caso de que en la diada as autoridades sanitarias ya hubieran levantado la prohibición de cierre de las librerías, el sector del libro no renuncia a poder celebrar un 23 de abril "redimensionado" y "adaptado" a las circunstancias.
El déjà vu de una fiesta singular
Es curioso porque el año pasado en IA Empresa ya hablábamos de un "Sant Jordi singular, una fiesta diferente". Entonces era por otros motivos. El 23 de abril cayó entre la Semana Santa y las elecciones españolas del 28-A y, además, el día se levantó nublado y lluvioso. Si la Semana Santa elevó las ventas de libreros y floristas que podían tener abierto durante el viernes santo y el lunes de Pascua -19 y 22 de abril-, el día 23 las paradas corrían el peligro de perder clientes por la lluvia.
Pero el espíritu del día de Sant Jordi no lo quema ni la lluvia y, finalmente, se vendieron un 0,6% más de libros que en 2018 con 1,64 millones de ejemplares y una facturación de más de 22 millones de euros, mientras que los floristas rozaron los 7 millones de rosas vendidas.
Este año es diferente. No hay previsiones -sólo incertidumbre y precaución- y todo dependerá de cómo evolucione la situación. Lo que es seguro es que el también día de los enamorados de Catalunya se tendrá que reinventar como lo está haciendo la ciudadanía durante estos días de confinamiento. Y, como dice Colau, el día que se celebre la fiesta del libro y de la rosa será una jornada "espectacular y sin precedentes".