Primero fueron los trabajadores del Metro de Barcelona. Después los taxistas, los repartidores de Deliveroo, los estibadors, los trabajadores de Renfe, Bicing, los examinadores de tránsito, los de los museos, las ambulancias y los de los controles del aeropuerto y los del servicio de maletas. Se ha acabado la vagafòbia : la conflictividad laboral calienta el ambiente este verano, sobre todo en los servicios públicos externalizados. Y se espera un otoño también bastante movida. Parece que la recuperación llega: el PIB crece y recupera los niveles anteriores a la crisis pero la remuneración mediana por asalariado real es un 6,6% inferior a la registrada hace ocho años. Los trabajadores sienten que la recuperación es a costa suya.
Por el secretario de Políticas Sectoriales de la UGT, José Antonio Pasadas, la conflictividad laboral ha crecido porque con la reactivación económica, los trabajadores consideran que sólo la parte empresarialestá saliendo beneficiada. El número de trabajadores en huelga ha crecido un 123% en un año según la CEOE. "Los trabajadores todavía no han visto la recuperación reflejada a sus salarios", explica Pasadas, quienes avisa que la conflictividad laboral se incrementará a partir de septiembre.
Demasiado salarial y beneficio empresarial
El PIB crece, entre abril y junio la economía española se ha apuntado un 0,9% y ya acumula 15 trimestres de ascensos. La tasa interanual también suma 14 trimestres en positivo, los últimos nuevo con cifras superiores al 3%. El PIB vuelve a niveles precrisi. Todo esto con un 11% menos de asalariados que en 2007. La demasiada salarial, por lo tanto, ha perdido pes en el PIB.
El PIB vuelve a niveles previos a la crisis, pero con un 11% menos de asalariados que en 2007 y una remuneración un 6,6% inferior a hace ocho años
La remuneración de los asalariados se ha recortado entre el 2007 y el segundo trimestre de este año, de forma que actualmente representa un 47% del PIB, mientras que hace una década era del 49%, según el Instituto Nacional de Estadística. El 2009 llegó a ser el 51% hasta que tocó tierra el 2012, cuando representó el 46% de la economía del país (y coincidiendo con la eliminación aquel año de la paga extra en diciembre de los funcionarios). Desde entonces se ha mantenido en este margen. Por Pasadas, "ya no se puede mantener la situación de contención salarial" y apunta también, en parte, a la carencia de voluntad por parte de las grandes patronales a pactar incrementos salariales.
Por su parte, las rentas empresariales tocaron su máximo en 2012 con una participación del 44%. Actualmente es del 43%, según los últimos datos del Ministerio de Economía y Competitividad y el mismo INE. Y el paro baja a batzegades de temporada turística.
Y todo esto con unos costes laborales a la baja, que el pasado 2016, según la Encuesta de Cuesto Laboral, se situó un 2,5% por debajo del nivel del 2007 con 2.541,3 euros mensuales ante los 2.605,5 euros al mes de antes de la crisis. La Contabilidad Nacional refleja también el retroceso que está experimentando la remuneración mediana real por asalariado en los últimos meses, que acumula cuatro trimestres de descensos. Esta brecha calienta a fuego lento la conflictividad laboral.
Un ejemplo claro de estas diferencias es el caso de Eulen al Aeropuerto del Prat, que aumentó el año pasado su beneficio un 64%. O Aena, que cerró el ejercicio con 1.100 millones de euros de beneficio neto, un 40% más que un año antes. Ahora los trabajadores de ambas empresas reclaman subidas salariales.
Desde el 2008 el número de horas perdidas por huelga cayó a plomo hasta el mínimo del 2011: la destrucción de lugares de trabajo y la recesión no animaban a la protesta. Pero el 2012 con la Reforma Laboral experimentaron un repunte. Hasta el 2016, cuando el número de huelgas se situó en 823, secundadas por 804.899 huelguistas perdiendo 11.409.992 horas. Menos vagas, pero más trabajadores y más horas perdidas que un año antes.
Los trabajadores quieren su parte del pastel. Se ha acabado la vagafòbia . Según la CEOE, hasta julio se han contabilizado 523 huelgas, un 2,95% más que hace un año, secundadas por 197.939 trabajadores, cifra que es un 123% superior a la registrada en el mismo periodo del año pasado. Si bien al mes de julio se realizaron 38 huelgas (un 7,32% menos que el mismo mes del año pasado), el número de trabajadores implicados fue de 18.590 multiplicando por seis la cifra de huelguistas del año pasado.
Servicios públicos en protesta
Del total de vagas, un buen grueso, 130 para ser exactos, fueron en empresas o servicios de carácter público. Los trabajadores de empresas que prestan servicios públicos externalizados o subcontratados. A pesar de que ha habido vagues en otros sectores, las del sector público son las más "molestas", dice el sindicalista, porque la afectación es mayor. "Los procesos de contratación pública de los últimos años de crisis han sido afectados por recortes presupuestarios que se han repercutido en los sueldos de los trabajadores de las empresas que prestaban estos servicios", dice Pasadas. Esto ha hecho que en muchas ocasiones se han hecho ofertas por debajo de los niveles razonables para mantener "servicios públicos de calidad y lugares de trabajo de calidad". Según el secretario de Políticas Sectoriales del sindicato, "los trabajadores se han sacrificado mucho en una situación muy complicada y se lo pensaban dos golpes antes de iniciar una movilización".
La crisis ha exprimido las externalitzacions y se ha tendido a hacer concesiones a la baja, cosa que se traduce en sueldos bajos y mal servicio
El secretario general de la Cecot, David Garrofé, apunta que la conflictividad laboral está concentrada "básicamente en servicios públicos en que los trabajadores pueden hacer palanca de presión". Según explica el directivo, durante la crisis la Administración ha exprimido las externalitzacions y se ha tendido a comprar a la baja. "La competencia feroz ha hecho que empresas incluso actúen a pérdida, porque los sale más por anticipado tener actividad que no tener, quemando grandes mercados en una carrera suicida de bajas", apuntan desde la patronal. "Y esto se traduce en un mal servicio, sueldos bajos o en empresas que han cerrado, auténticos desastres", añade Garrofé.
Así, con el externalització de servicios, los sueldos de los convenios de estas empresas multiserveis se han empujado a la baja, comparados con los de los convenios históricos de aquellos sectores. Esta es la combinación perfecta para visualizar el problema: "Los trabajadores quieren mejorar sus condiciones y tienen una fuerza importante".
"Estamos trabajando porquehaya unas guías claras para la contratación pública que eviten el dumping empresarial que repercuta en los sueldos de los trabajadores", explica Pasadas. "Se tiene que evitar quehaya ofertas temerarias que no garanticen la calidad y condiciones de trabajo dignos", añade.
Ciertos sectores ven que la recuperación llega, pero no a todos los niveles. La suma de sueldos bajos y capacidad de presión se traduce en conflictividad laboral. De este modo, el secretario general de la Cecot confía en la nueva Ley de contratos de la administración para mejorar la contratación de la Administración con cláusulas de carácter social que blinden unos sueldos mínimos y, además, abren las puertas a la pyme por este tipo de concesiones.