Desde Shenzhen: "If we build it, they will come"

Reflexiones sobre el presente y futuro de las vocaciones 'STEM' en Catalunya respecto a otras localizaciones de Alemania y China

"Welcome to Shenzhen, city of miracle, innovation and future" | Cedida "Welcome to Shenzhen, city of miracle, innovation and future" | Cedida

Aunque desde hace ya unos años vivo en Múnich, donde actualmente trabajo para una multinacional china, este artículo lo escribo desde Shenzhen. El caso es que, por motivos de trabajo, los últimos años he estado viajando de forma regular a China, visitando principalmente sus tres grandes ciudades referentes tecnológicas: Shenzhen, conocida como el Silicon Valley de China porque aglutina el clúster de manufactura electrónica (mayoritariamente sistemas embebidos) del país; Shanghái, clúster de la industria de semiconductores y diseño de chips; y Beijing, clúster de desarrollo de tecnología IA. De alguna manera, Shenzhen asume el rol de excelencia en producción de hardware, mientras que Shanghái y Beijing acaparan la excelencia en diseño de algorítmica y software.

Desde el aeropuerto de Shenzhen, matando el tiempo mientras espero para embarcar en un vuelo que me ha de llevar a Beijing, aprovecho para reflexionar -y tomar nota por escrito- sobre las diferentes valoraciones de la cultura STEM -y sus derivadas como son las oportunidades laborales y las condiciones económicas- que se tienen en China y Alemania en comparación con Cataluña y España, basando este análisis exclusivamente en mis propias vivencias, percepciones personales y relaciones interpersonales con compañeros de trabajo y del ecosistema tech de mi entorno, como doctor ingeniero electrónico con más de veinte años de experiencia internacional en diversas corporaciones de ámbito tecnológico, tanto en el área de ingeniería hardware/software y desarrollo de producto como en el área de investigación e innovación.

A menudo se dice que es necesario previsualizar la consecución de un reto o sueño personal para luego trabajar duro para lograrlo y hacerlo real

Por un lado, en referencia a las diferencias culturales sobre la conceptualización STEM (Science, Technology, Engineering & Mathematics), yendo ahora al grano, una primera diferencia que detecto al comparar China/Alemania con Cataluña/España es la valoración que se hace de la titulación de doctor ingeniero (3er ciclo) frente a las titulaciones de ingeniero (2º ciclo o máster) e ingeniero técnico (1er ciclo o grado). Mi propia experiencia personal constata que en Cataluña y España, tanto el C-level suite (hay que recordar que solo cuatro de los treinta y cinco CEOs de las compañías del IBEX35 son doctores) como sobre todo el departamento entero de HR (con ausencia de perfiles técnicos-tecnológicos) de la mayoría de empresas, no ven ninguna diferencia sustancial o meritoria -todo es lo mismo según ellos- mientras que en Alemania y también en China -al menos en la empresa donde yo trabajo- visualizan una diferencia notable a favor del doctor ingeniero en términos de habilidades de investigación contrastadas y mayor capacidad de creación de valor orientado y transferible a las Business Units (BU). Y no solo eso, sino que, lo que es más importante, están dispuestos a pagar la diferencia salarial que se deriva -claro indicador de una más fuerte y arraigada cultura de innovación de estas empresas-, donde claramente se constata cómo el plan de carrera de un perfil técnico/científico top performer o high potential tiene mayor recorrido y está mejor retribuido que el de un perfil gestor o managerial/executive -un hecho extremadamente difícil o casi imposible de ver en Cataluña-.

Por otro lado, en referencia a las oportunidades laborales y condiciones salariales de perfiles STEM en Alemania/China respecto a Cataluña/España, puedo hablar de ello a través de alguna anécdota personal. Así, para poner este tema en contexto, a menudo se dice que es necesario previsualizar la consecución de un reto o sueño personal –en otras palabras, experimentar emocionalmente el éxito de ese objetivo viviéndolo ya antes de que ocurra- para luego trabajar duro para lograrlo y hacerlo real. Y es muy cierto -se ha demostrado en multitud de ocasiones- que esta estrategia y táctica funcionan, tanto en el día a día de cualquier carrera profesional como también en el mundo del deporte.

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En línea con esto, recientemente he codirigido una tesis de una estudiante de doctorado industrial en la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) y recuerdo recomendarle a la estudiante que comenzara por el final, y esto quería decir redactar cuanto antes mejor, al menos a nivel de borrador, las conclusiones de la tesis que necesariamente generaran impacto en el tribunal de tesis -sea quien sea el experto que finalmente tenga que evaluar esa tesis doctoral una vez la estudiante la entregue y la defienda- y luego ya ir afinando estas conclusiones preliminares a medida que obtuviera resultados reales durante la ejecución e implementación de esta. Utilizando de ejemplo esta anécdota, creo que Cataluña debería hacer un ejercicio similar de visualización en cuanto a su objetivo de posicionarse como región de conocimiento avanzado con tecnología puntera capaz de generar y atraer el mejor talento STEM en el ámbito mundial.

Shenzhen, el Silicon Valley de la Xina | iStock
Shenzhen, el Silicon Valley de China | iStock

Así pues, hay que empezar por el final, y esto significa, en términos prácticos, que Cataluña ofrezca y visibilice de forma continuada en el tiempo un buen número de posiciones de trabajo de alto valor añadido -por ejemplo un centenar de ofertas de trabajo activas de este nivel- y, sobre todo, con compensation packages extremadamente competitivos. Sí, es hora de hablar abiertamente de parámetros no solo cualitativos, sino también cuantitativos, y esta es una cifra suficientemente normalizada que se ve de forma cotidiana en job postings de otros países competidores por el talento y referentes como son Estados Unidos o DACH (Alemania, Austria y Suiza). Porque esta condición -un salario top para perfiles STEM top- es, con rotundidad, el punto de partida, la condición innegociable y el motor que ha de mover toda la maquinaria, y, por tanto, la estrategia se ha de centrar en generar y visibilizar ese centenar de posiciones bien pagadas de ámbito tecnológico y alto valor añadido, abiertas de forma permanente en el tiempo -es decir, cuando una de estas plazas se ocupa porque una empresa contrata a uno de estos perfiles expertos de impacto, de forma natural se debería generar otra nueva en cualquier otra empresa en Cataluña- de manera que siempre haya un centenar de plazas abiertas en el mercado en busca de candidatos que quieran aplicar. 

Este indicador o KPI (key performance indicator) –una amplia oferta de plazas STEM bien remuneradas estables a lo largo del tiempo- es precisamente hoy la diferencia más grande entre Múnich y Barcelona en términos de cultura STEM desplegada y contrastada con hechos reales. Hay que mejorar pues la oferta y la retribución del talento STEM top si queremos que Barcelona solucione la brecha actual para poder competir con regiones punteras como California o Baviera en la Champions League de la ingeniería, la ciencia, la tecnología y la innovación.

Hay que mejorar la oferta y la retribución del talento 'STEM' si queremos que Barcelona solucione la brecha actual para poder competir con regiones punteras

El primer paso siempre es soñar en grande (¡dream big!). Conseguir este sueño debería ser la prioridad y todo el plan que se derive de aquí para hacerlo realidad son tareas "to do". Así, las tareas a realizar consisten en crear y hacer posible la llegada a Cataluña de los tipos de empresas capaces de generar estas posiciones, porque son exactamente estas empresas las que, en consecuencia, demuestran tener una fuerte cultura de innovación en su ADN. Si hace falta dar facilidades económicas a estas empresas -como ventajas fiscales y terrenos gratuitos en polígonos industriales- a cambio de que ellas generen estas posiciones, hagámoslo. Toda esta inversión se amortiza a largo plazo con la creación de valor que genere la mencionada empresa.

Un ejemplo similar de este caso macro extrapolado a nivel micro es fácil de ilustrar en el ámbito de la educación: todos estamos de acuerdo en que la mejor inversión que pueden hacer unos padres con sus ingresos o ahorros es priorizarlos en la educación de los hijos. Lo mismo ocurrirá en cuanto a la creación y ubicación de empresas de alto valor en Cataluña, la apuesta por empresas innovadoras que valoren (mediante hechos y no palabras) el talento de los top performers, de aquellos perfiles visionarios y sabios capaces de generar riqueza y prosperidad, esta es la inversión óptima a largo plazo para la economía y sociedad catalanas, y donde tanto el territorio como la misma gente que vive en él formarán parte y saldrán beneficiados -un win-win liderado y orquestado por perfiles STEM top bien pagados y motivados, que se convertirán en referentes y leyenda.

Avui qualsevol perfil 'STEM' ha d'interactuar amb gent de tot arreu | iStock
Hoy cualquier perfil 'STEM' tiene que interactuar con gente de todas partes | iStock

Conviene pues centrarse en los salarios para conectar con el mejor talento, porque el trabajo, el negocio y la cultura han cambiado. Sí, el mundo ha cambiado, y todo esto ya no va de misioneros (en este contexto también llamados patriotas), esto va de mercenarios, esta es la nueva realidad o the New Normal. Y si alguien aún no lo tiene claro, que lo pregunte a las nuevas generaciones.

Més info: De ingenieros a CEOs: estos son los perfiles más codiciados en 2024 en la búsqueda de talento

Visto en perspectiva, después de unos años de vivir en Alemania y de recorrer medio mundo, pienso que viajar y trabajar en el extranjero durante una temporada más o menos larga ya no es una etapa opcional, sino obligatoria para cualquier persona ambiciosa de perfil STEM. Ahora toca esto. En este sentido, en Cataluña disponemos básicamente de tres herramientas que permiten conectar, ya desde muy pronto, a la juventud con vocación STEM de aquí con el mundo exterior: universidades y centros de investigación (mediante iniciativas como Erasmus, proyectos finales de estudios realizados en el extranjero, proyectos de investigación comunitarios financiados por la Comisión Europea, etc.); escuelas de negocio (a través de cursos executive education compartidos y repartidos en estancias en otras escuelas de negocios de otros países); y empresas multinacionales ubicadas en Cataluña con delegaciones o clientes ubicados en el extranjero.

Conviene aprovechar y explotar estas vías dado que el mundo cada vez es más pequeño y hoy cualquier perfil STEM debe interactuar con gente de todo el mundo, al mismo tiempo que en solo diez o doce horas puedes desplazarte a cualquier rincón del planeta. Así pues, en resumen, marcharse una temporada fuera debería verse como un hecho natural y necesario -voluntario, no forzado, pero al mismo tiempo obligado por las circunstancias y condiciones del entorno actuales- y como una etapa más del proceso de formación y crecimiento personal y profesional. Pongo China como ejemplo: un gran número de estudiantes chinos se forman en las mejores universidades de todo el mundo para luego volver, trabajar y contribuir a China. Además, es interesante el caso de un compañero en Shenzhen que, por haber sido el mejor de su promoción durante la época de estudiante, aparte de recibir su salario en la empresa donde trabaja, recibe también una respetable retribución adicional del gobierno chino mientras él cumpla con la condición de residir y trabajar en China.

Viajar y trabajar en el extranjero durante una temporada más o menos larga ya no es una etapa opcional, sino necesaria

Una vez asimilado el hecho de que viajar con estos objetivos lleva inherente el aprendizaje de las soft skills de multiculturalidad e internacionalización, la verdadera cuestión aquí es si, después de marcharse fuera durante unos años por trabajo y crecimiento personal, se darán las condiciones adecuadas para poder regresar a Cataluña y hacer que este viaje natural se convierta en un viaje de ida y también de vuelta (round trip), lo cual debería ser un hecho totalmente normalizado, pero que hoy aún no está resuelto y no es un tema menor.

Més info: Cambio de Modelo: el caso de Shenzhen, el Silicon Valley chino

Así pues, el diagnóstico está hecho y, de alguna manera, deja constancia del roadmap a seguir, de forma que si nos espabilamos y conseguimos implementar la solución, el talento vendrá -también mucho del talento catalán que un día tuvo que marcharse fuera en busca de un futuro volverá si estas mismas condiciones y posiciones laborales se dan y se encuentran en nuestra casa- y Cataluña puede llegar a posicionarse como una de las mejores regiones STEM del mundo para trabajar y vivir. Cabe decir a nuestro favor que la parte relativa al clima mediterráneo, el sol casi diario, la comida saludable, las óptimas condiciones para la práctica del deporte, el sistema de salud pública, la empatía y el espíritu acogedor de la gente, y la buena calidad de vida en general, está bastante bien resuelta desde hace tiempo y en estos aspectos vamos por delante. Nos falta pues una masa crítica de posiciones de trabajo de alto valor añadido bien pagadas, con una retribución tan competitiva o más que la de otras regiones o hubs tecnológicos a escala mundial, incluyendo California, Shenzhen y Baviera. Porque la realidad es que, hoy, ciudades como Múnich ofrecen más y mejores plazas STEM que Barcelona, a pesar de que el coste de vida de ambas ciudades es muy similar (a excepción de los impuestos, lo cual tendría fácil solución).

Nos queda mucho aún, culturalmente hablando, en cuanto a asimilar la conceptualización, impacto y trascendencia STEM para poder competir de tú a tú contra los mejores, pero podemos aprender de ellos, asimilar, digerir, cambiar para mejorar, y finalmente conseguirlo. Si lo hacemos, no hay duda de que el talento vendrá -por sí mismo, y no será necesario ir a buscarlo. If we build it, they will come.

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