La sociedad del ocio: el 'carpe diem' trasladado al consumo

Somos la sociedad que tiene más posibilidades para realizar ocio que ninguna otra a lo largo de la historia

El gasto medio de los hogares en el 2022 en ocio, cultura, restauración y hoteles fue de 1.469 euros, es decir, 372 euros mensuales | iStock El gasto medio de los hogares en el 2022 en ocio, cultura, restauración y hoteles fue de 1.469 euros, es decir, 372 euros mensuales | iStock

Si bien es cierto que cada generación tiene su propio patrón de consumo, desde final de los años 80 el ocio ha ido ganando terreno de manera transversal en todas las sociedades de los países del occidente desarrollado. De hecho, a nuestra sociedad actual se la ha denominado la sociedad del ocio: somos la sociedad que tiene más posibilidades para realizar ocio que ninguna otra a lo largo de la historia. Y esta predilección se acentúa en las generaciones más jóvenes que, curiosamente, son las que menos poder adquisitivo tienen.

Més info: La pérdida de poder adquisitivo de los salarios

De hecho, su bajo poder adquisitivo podría estar, justamente, muy relacionado con esta predilección por el ocio. Según apunta el doctor en Administración de empresas y profesor de IESE José Luis Nueno, en su último libro Todo es terrible, pero estoy bien, "para hacer frente al coste de la vida, el consumidor recorta por donde puede, para continuar gastando en aquello que quiere". Y esto, traducido a las generaciones más jóvenes, quiere decir que "ante la inflación y la incertidumbre, abrumados por los gastos no discrecionales -energía, alimentación, transporte, hipotecas, alquileres…- los consumidores reducen las partidas de gasto más grandes -coches, muebles, electrodomésticos…-, pero se premian con gastos discrecionales menores en bares y restaurantes o en pequeños viajes". Y no es una opinión: este carpe diem en los hábitos de consumo Jose Luís Nueno lo deduce después de analizar 199 millones de actas de gasto de 257.000 españoles durante 16 meses.

La población joven cada vez acumula menos riqueza y una de las maneras con las que hace frente al incremento de precios es cambiando sus hábitos de consumo. Según la última Encuesta Financiera de las Familias del Banco de España, los hogares con un jefe de familia menor de 35 tenían en el 2022 una riqueza acumulada de 20.000 euros, cuando en el 2008 era de 100.000 euros. ¿El motivo? Los salarios no suben al ritmo que lo hace el IPC o el coste de la vivienda. De hecho, desde el año 2011 hasta el 2023, el sueldo de las personas menores de 25 años subió un 7,7%, la mitad del incremento del IPC (15,2%).

Los jóvenes son la generación que más gasta en ocio: destinan el 32% de su gasto en consumo con tarjeta

Y si no hay bastante poder adquisitivo para hacer frente a grandes inversiones vitales como la compra de una vivienda, el presupuesto lo destinan a otras partidas, como el ocio, entendiendo el ocio desde una visión amplia: no solo actividades lúdicas, sino también restauración, cultura, viajes, ropa, deportes... (cada entidad estudia el ocio contando con parcelas de actividad diferentes). Según datos de CaixaBank Research, los jóvenes son la generación que más gasta en ocio (un 32% de su gasto en consumo con tarjeta), muy por encima de los adultos y los seniors. Estos últimos, de hecho, destinan el 17% de su presupuesto en consumo.

Distribució del consum per generació i tipus de despesa | Caixabank
Distribución del consumo por generación y tipo de gasto | Caixabank

La priorización clara la hacen los jóvenes, pero la tendencia al alza se generaliza en todas las edades. El gasto medio por hogar en el 2022 -no hay datos más actuales- se incrementó en todos los grupos de gasto, exceptuando la vivienda, el agua, la electricidad, el gas y otros combustibles; y los incrementos más elevados los protagonizaron el ocio y la cultura (17,6%) y los restaurantes y los hoteles (16,3 %).

¿Y estos crecimientos en qué cifras se traducen? ¿Cuántos euros salieron de los bolsillos de los españoles para su ocio en el 2022? Según datos del Banco Santander -que también detectó que los grupos que más incrementaron el gasto fueron el ocio y la cultura, y los restaurantes y los hoteles-, el gasto medio por hogar fue de 1.534 euros anuales para el primer grupo y 2.953 euros anuales para el segundo. En total 4.487 euros, es decir, 374 euros mensuales, sin tener en cuenta otras actividades como el deporte, la moda o el self care, que también se podrían encabar dentro del gran cajón ambiguo del ocio.

Las personas necesitan cada día entre dos y tres horas "libres"

Para la sociedad del ocio, consumir ocio es una manera de atesorar tiempo libre y de bienestar, de consumir felicidad. Si las jornadas laborales y las responsabilidades reducen cada vez más el tiempo libre de las personas, el ocio es la vía de escape de la obligación. De hecho, según un estudio hecho por la Universidad de Pensilvania y la Universidad de California, sobre el tiempo libre y la percepción de bienestar -que contó con la participación de más 35.000 ciudadanos, las personas necesitan cada día entre dos y tres horas "libres", que se tienen que traducir en tiempos de ocio, de desconexión y de actividades que aporten bienestar. Nada más y nada menos: "con dos o tres horas libres se cumpliría con el tiempo de desconexión y de placer necesario sin llegar a sentirse abrumado por la ausencia de productividad".

Més info: Los jóvenes han perdido poder adquisitivo desde el año 2011

Y, ojo, hemos ido a parar a un concepto clave: la productividad, la piedra angular de una sociedad -la nuestra- conocida también como la sociedad del rendimiento. El término lo utilizó por primera vez el filósofo surcoreano Byung-Chul Han definiéndola como "una sociedad sustentada en la cultura de la autoproducción y la explotación de un mismo", que pone en el centro la búsqueda del beneficio, del provecho. Y en esta obsesión por la productividad, por exprimir al máximo el tiempo y los recursos del nuestro alrededor, ambas visiones -la del ocio y el rendimiento- funcionan como el ying y el yang de una misma sociedad: dos filosofías opuestas y complementarias que se necesitan la una a la otra.

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