Suiza funciona como un reloj. Pero sus manecillas ahora intentan moverse al revés. Su economía -dominada por el sector tecnológico, la ingeniería mecánica, la industria farmacéutica y la banca - está ahora en entredicho, a pesar de tener una tasa de paro que roza la plena ocupación y cuentas con superávit. La aprobación por referéndum del establecimiento de una cuota por la libre circulación de personas puede cambiar, y mucho, la precisión de su mercado de trabajo .
Es la predicción de los expertos consultados. Según Joan Tugores, catedrático de Economía de la Universitat de Barcelona (UB) y experto en comercio exterior, si se materializara la decisión podría haber "muchos problemas prácticos" a la economía de Suiza .
"Necesitan mano de obra cualificada y los trabajadores de más valor añadido no querrán que se regule el flujo de entrada. Hay que tener en cuenta que hay mucha gente que vive fuera pero que trabaja en Suiza. Todavía se tendrá que ver como se articulará, porque los intereses de los empresarios y de los empleadors influirán porque no los afecte", apuesta Tugores.
Visión extranjera en Suiza
Mano de obra como la de Albert Mazarico, un catalán, ingeniero de telecomunicaciones, que trabaja por Ericsson Irlanda y que desde hace siete meses reside en Berna, la capital helvética. El suyo es uno de los perfiles profesionales que las empresas suizas se ven obligadas a buscar fuera. De hecho, comparte trabajo con otros europeos naturales de Austria, Croacia, Hungria, Estonia o Kosovo. "Aquí hay una falta de mano de obra cualificada muy importante, que no tienen más remedio que buscarla fuera de las fronteras. Con la limitación que quieren aplicar quizás no tendrán bastante", afirma.
Mazarico también explica desde el país helvético que la noticia no ha cuajado muy bien entre otros colegas. "Somos unos cuántos catalanes y todos consideramos que esta es una mala decisión para ellos", añade.
Afectación a los acuerdos vigentes
La medida aprobada este domingo ha contado con el 50,3% de los votos, frente al 49,7% de los votantes en contra. La primera lectura del resultado es, por todos los analistas, en clave social por el veto que pone a los flujos migratorios; y en un segundo plan por la incidencia que tendrá sobre su economía, su mercado interior y la relación con el exterior. Sobre todo, porel Acuerdo de Schengen que supone, principalmente, la eliminación de los controles fronterizos sistemáticos.
Aun así, para Tugores, "habrá que ver hasta, y todo jurídicamente, como afectan a estos acuerdos el contagio de esta normativa en materia de movilidad de personas entre Suiza y la UE ". El profesor de la UB estima que es un tema abierto que se estudiará en las próximas semanas y vaticina que pueden haber herramientas europeas "porque la aplicación sea flexible".
Pérdidas 'incalculables' para Suiza
En opinión de Maria Mudo, profesora de derecho internacional y comunitario de la Universidad Internacional de Cataluña (UIC), las estrechas relaciones entre Suiza y la Unión Europea (UE) "se verán seriamente perjudicadas". Esta especialista, miembro de la School of Advanced Studies (University of London), afirma que tal como advirtió en 2013 el presidente de la Comisión Europea, "la limitación a la libre circulación de personas, comportaría para este Estado la pérdida del acceso privilegiado al mercado interior de la UE, por lo cual las pérdidas en términos económicos serían incalculables".
Y en este caso el mercado europeo es clave para las cuentas suizas. Al ranking de socios comerciales de Suiza , los principales son estados miembros de la UE. Con cifras de 2010 a la mano, el primero es Alemania, seguido de Italia, Francia, Países Bajos y Reino Unido. Tal como destaca Mudo, en 2009 el 59,7% de las exportaciones suizas "fueron destinadas en países miembros de la UE y el 78% de las importaciones procedieron de estados miembros de la UE", afirma.
Problema también demográfico
Las relaciones entre Suiza y la UE se rigen por centenares de acuerdos bilaterales que afectan a personas, mercancías, capitales y servicios. Y es desde este punto de vista que los acuerdos podrían tambalear porque, como matiza Joan Ribas, profesor de macroeconomía de EADA, "la decisión podría afectar a los borde 200.000 trabajadores extranjeros que cada día van a trabajar en Suiza y tienen que cruzar sus fronteras", apunta.
Y de aquí se deriva un segundo problema, en este punto de cariz demográfico. "Si cierran fronteras de este modo, y ahora ya necesitan importar mano de obra cualificada porque no tienen suficiente, de aquí unos años y teniendo en cuenta que Alemania también lo está haciendo, habrá un problema mayor", señala Ribas.
Pero, con el horizonte de los tres años de margen que hay para adaptar la decisión, algunos también quieren ser menos pesimistas en las predicciones. Es el caso de Christoph Stutzer, arquitecto suizo residente en Alemania, que pide tranquilidad. "El más importante es que las personas estén tranquilas. Las fronteras no se cerrarán".
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