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Por qué hay tantos taxis Tesla en la ciudad de Valencia

Tras la presión de apariciones como Cabify o Uber, los servicios exteriores del sector del taxi están cambiando

Los taxis de Valencia se han pasado al Tesla Model 3 | iStock
Los taxis de Valencia se han pasado al Tesla Model 3 | iStock
Valencia
21 de Mayo de 2022

En la semana (si es que hay alguna en que no lo esté) en la que Elon Musk vuelve a ser actualidad por su recogida de cable a la hora de comprar Twitter, las acciones de la red social se están desplomando. Pero no así las del resto de sus negocios, a pesar de todo.

De manera paralela (luego explicaremos por qué estos dos temas se conectan), Valencia fue escogida hace dos semanas por la Unión Europea como unas de las 100 urbes continentales que tratarán de ser climáticamente neutras en 2030. Para ello hay que atacar temas como el urbanismo, la transición justa, el turismo o la alimentación de proximidad. Pero, por encima de todo, la movilidad. Porque un tercio de las emisiones totales de CO2 vienen de los desplazamientos en vehículos de combustión.

Aquí viene el match, como si estuviéramos en Tinder: el camino trazado, si bien el hidrógeno y otras energías buscan su lugar, es la electrificación. Y no solo es algo que afectará al consumo diario, sino a las posibilidades de moverse dentro de una ciudad.

Me explico. Ya hay restricciones en las grandes capitales para acceder a lugares céntricos con coches y motos impulsados por gasolina o diesel, cuando no se han cortado directamente las opciones al peatonalizar enteramente los centros. En muy pocos años, ni siquiera los híbridos está previsto que dispongan de privilegios a este efecto. Y, por lo tanto, quien comience a moverse en eléctricos estará adelantándose al futuro.

No hace demasiado que la flota de taxis cambió su fisonomía para dejar ver una mayoría de Toyota Prius. Que, no lo olvidemos, supone un desembolso de 38.000 euros, lejos de los que se consideraría un precio medio de un utilitario medio.

Ahora, aunque pueda parecer un salto pequeño los Tesla Model 3 tienen un precio de mercado de 50.000 euros. Pero es patente que ya no pasa un día sin que te cruces con uno de ellos en blanco y con un piloto verde en la capital del Turia.

En las ciudades de los 15 minutos y con la inestabilidad y la futura escasez de los precios de los combustibles, lo habitual será trasladarse a pie, en patinete, en bicicleta, en moto eléctrica o en transporte público. Y ahí se incluyen los nuevos autobuses eficientes, pero también los taxis o sus derivados.

¿Habrá suficientes cargadores si la flota crece exponencialmente? ¿Soportará la red eléctrica la conexión de tantos enchufes a la vez?

En este sentido, poder llegar a lugares concretos solo podría materializarse a través de quien ostente etiquetas medioambientales que se lo permitan. Habida cuenta de que cada vez con mayor frecuencia las dificultades para los coches se escudarán (no sin razón) en pro de la búsqueda de la descontaminación.

Aun así, quedan todavía muchas preguntas por resolver. ¿Habrá suficientes cargadores si la flota crece exponencialmente? ¿Soportará la red eléctrica la conexión de tantos enchufes a la vez? ¿Afectará la demanda, de nuevo, al precio de la luz? ¿Se utilizará lo suficiente el servicio como para amortizar un coste más alto que el habitual en un vehículo?

En cualquier caso, hay una evidencia (tras la presión de apariciones como Cabify o Uber): que los servicios exteriores del sector del taxi están cambiando. Pero queda por despejar la incógnita de si las nuevas generaciones seguirán utilizando esta alternativa. O si definitivamente las startups y las aplicaciones han ganado la batalla al trato personal en el que se basaba la confianza cliente-conductor.