Estos días hemos sabido que se ha producido un movimiento de concentración destacado en el sector de las telecomunicaciones en España. El operador MásMóvil se ha zampado uno de sus competidores, Euskaltel, una compañía de origen vasco que en su día (1995) se creó con el impulso del gobierno vasco y de las cajas de ahorros locales. Por su parte, MásMóvil es uno de los cuatro operadores con red propia del Estado, junto con Telefónica, Orange y Vodafone. En el caso de MásMóvil, su entrada al club selecto de los operadores "propios" se produjo en 2016 gracias a la compra de Yoigo. El mercado lo completan una escuadra de operadores virtuales (aquellos que no tienen red propia, sino que la alquilan a los propietarios), entre los que destacan Simyo, Lowi, Hits Mobile, Digi o la catalana Parlem, nacida en 2014 con la voluntad de ofrecer un servicio diferenciado respecto a los operadores de ámbito estatal.
Empezando por la cola, Yoigo tiene sus raíces en el consorcio Xfera, creado por la ACS de FlorentinoPérez, la multinacional francesa Vivendi y la compañía sueca de telefonía Sonera para competir en la subasta de licencias UMTS (que es como se conocía en aquel momento a la flamante tecnología 3G) que se hizo en 2000 en el Estado español. A pesar de conseguir la licencia, la compañía no puso en marcha hasta unos cuantos años más tarde, circunstancia que llegó a poner en riesgo el mantenimiento de la propia licencia. No fue hasta 2006 cuando los suecos de Sonera cogieron la mayoría de capital de la sociedad, que las cosas empezaron a rodar. Una década después, la compañía fue adquirida -como decíamos- por MásMóvil, una empresa creada en 2006 por los emprendedores instalados en España Meinrad Spenger (austríaco) y Christian Nyborg (noruego).
Por su parte, el grupo Orange tiene origen en la compañía pública francesa France Télécom, que en el año 2000 compró una empresa de origen británico llamada Orange y el nombre les gustó tanto, que años más tarde (2014) lo adoptaron como propio. La firma de la que tomaron prestada la denominación había sido fundada en el Reino Unido, para después ser adquirida por la alemana Manesmann en 1999. No fue este el último viaje, porque un año más tarde, el gigante Vodafone se quedó con Manesmann -en una OPA que tiró adelante con fórceps- y por razones de competencia tuvo que desprenderse de Orange, una oportunidad que aprovechó France Télécom para agrandar su negocio fuera de Francia. La entrada de France Télécom en el Estado se produjo en 2005 a través de la compra de lo que había sido la tercera licencia de telefonía móvil, la compañía Auna, que usaba la marca Amena para este segmento de mercado. Auna procedía de la fusión entre un operador de cable con este mismo nombre y la empresa de origen público Retevisión.
Más allá de los cuatro operadores principales, una escuadra de operadores virtuales, aquellos que no tienen red propia, sino que la alquilan a los propietarios, completan el mercado
El otro gran paso de los franceses en el mercado estatal de la telefonía móvil se produjo en 2014, cuando ya bajo la marca Orange adquirieron la firma Jazztel, que años atrás, en 1997, había fundado el argentino Martín Varsavsky y que más tarde había sido propiedad de LeopoldoFernández Pujals, el creador de Telepizza. El empresario cubano invirtió en ella buena parte de los 300 millones de euros que había ganado con la venta de la compañía de pizzas.
Los dos primeros
La que históricamente ha sido la segunda operadora de telefonía móvil en España es la firma británica Vodafone, que se hizo un agujero en el mercado estatal a partir de la compra de Airtel, la segunda licencia concedida después de la de Telefónica. En 1995, en los inicios de la telefonía móvil en España, Airtel consiguió la autorización del gobierno para empezar a prestar servicios de telefonía móvil, en un concurso donde se impuso a otro consorcio, donde curiosamente uno de los accionistas relevantes era precisamente Vodafone. En el pool ganador había como accionistas los americanos de Airtouch (hoy Verizon), British Telecom, un grupo de bancos y cajas (Caixa Catalunya, entre ellos), compañías eléctricas, Juan Abelló Gallo, y los Entrecanales y los March (a través de Acciona), entre otros.
Por el contrario, en el grupo derrotado había entidades de tanto peso como "la Caixa", el Grupo Prisa, El Corte Inglés y otro contingente de compañías eléctricas. A partir de 1999, Vodafone -que no habían quedado nada contentos de la derrota en el concurso de 1995- empezaron a comprar paquetes de acciones de la compañía telefónica hasta hacerse con casi el total de la propiedad en 2001 y de paso, haciendo multimillonarios a los principales accionistas vendedores. La inversión inicial para fundar la firma había sido de 900 millones de euros (150.000 millones de pesetas) y un lustro después ya valía entre 25.000 y 30.000 millones.
Empezó a andar hace casi 100 años el que hoy en día todavía domina el mercado estatal de las telecomunicaciones
Finalmente, el operador más potente del mercado es Movistar, que pertenece al gigante español Telefónica, antigua empresa pública. Hoy en día, la marca que usa Telefónica para la mayoría de sus productos y servicios es precisamente Movistar, pero esta enseña nació para referirse a la telefonía móvil digital y es heredera de Moviline, la marca que tenía la compañía en los tiempos en que la telefonía móvil era analógica. En un mercado que ya tiene una antigüedad superior al cuarto de siglo, este operador continúa manteniendo una cuota de mercado próxima al 30%, hecho que lo convierte en líder destacado. No era difícil, a priori, que esto sucediera, porque Telefónica fue el monopolio de la telefonía durante muchas décadas y ya desde su fundación en tiempos del dictador Primo de Rivera. En 1924 nació la Compañía Telefónica Nacional de España, pero no partía de cero, sino que se benefició del expolio de compañías ya existentes, principalmente catalanas. Con esta base de clientes y la tecnología de la americana ITT empezó a andar hace casi 100 años el que hoy en día todavía domina el mercado estatal de las telecomunicaciones.
Como hemos visto, el sector de la telefonía móvil tiene una tendencia muy importante a la concentración, dado que operadores virtuales que van naciendo acaban sistemáticamente en manos de los grandes. Veremos si esta tendencia continúa en los próximos 25 años.