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La textil catalana que ha sobrevivido a Inditex

Con la batalla por el precio perdida, ZD ha mantenido su apuesta por la alta calidad para sobrevivir durante un siglo

Una trabajadora de ZD cose ropa interior, en una imagen de archivo | Cedida
Una trabajadora de ZD cose ropa interior, en una imagen de archivo | Cedida
Bernat Bella
Periodista
Sant Cugat del Vallès
11 de Enero de 2021

El boom de Inditex y la deslocalización de la producción a países asiáticos acabó con muchas históricas industrias textiles catalanas, que no se supieron adaptar al nuevo entorno. Hay otros que se han mantenido en pie y han encontrado su mercado en un mundo globalizado y mucho más competitivo. Es el caso de ZD, una compañía que todavía produce desde la misma fábrica que estrenó en 1920 en el corazón de Mataró. Una empresa familiar dedicada en la ropa interior que ha hecho de la calidad, la innovación y la producción local y artesana su bandera.

 

"Somos una rareza. Continuamos aquí cuando todo el mundo ha buscado talleres exteriores y se ha deslocalizado", destaca Katy Muñoz, CEO de ZD, que emfatiza que son la única fábrica que se mantiene en su calle. Hace unos años eran cuatro. "En la época del boom industrial en el Maresme, en Mataró había muchas fábricas y talleres industriales. De cada tres casas, había una fábrica", apunta.

Katy Muñoz: "Somos una rareza"

Actualmente, cuenta con una plantilla de 50 personas, de las que el 95% son mujeres, factura más de dos millones de euros anuales y es líder de ventas en su categoría.

 

La guerra perdida con Inditex

En este contexto, dos hermanos decidieron impulsar una fábrica para confeccionar ropa interior bajo la marca Caracol. Empezaron produciendo productos para hombres y actualmente ya disponen de más de mil referencias y venden en varios países a través de 800 puntos de venta externos. "La filosofía con la que se creó y que todavía continúa es la ropa de mucha calidad. Esto hace que todavía estemos aquí".

Con la explosión de Inditex, muchas empresas se sumaron a la rueda de presentar colecciones semanales y deslocalizar la producción para competir con el precio. Pero desde ZD vieron claro que este no era el camino. "La guerra del precio es imposible y es una guerra perdida. Siempre se puede ir a buscar una fábrica en un lugar todavía más barato", reconoce Muñoz.

Katy Muñoz: "Nuestra obsesión es buscar la materia prima más exclusiva"

ZD se mantuvo en su apuesta por la calidad: "Nuestra obsesión es buscar la materia prima más exclusiva, compramos lo mejor del mundo". El precio es más alto (un boxer para hombre cuesta entre 20 y 30 euros) y la producción más pequeña, pero tienen un nicho de mercado muy estable. "Es un nicho de mercado pequeño, pero es un valor añadido que nos diferencia", destaca la CEO de la compañía. La diferenciación es la clave para seguir vivos un siglo después, sin dejarse llevar por las tendencias que marcan las grandes corporaciones.

"No pretendemos beneficios masivos ni empezar a fabricar a chorros. Somos una empresa familiar y pequeña, que hacemos las cosas bien hechas. Vendemos un producto hecho aquí y en casa", es la sentencia que resume el espíritu de ZD.

Ropa interior hecha de soja

Uno de los pilares que ha marcado la filosofía de ZD durante su historia ha sido la innovación, fundamental también en un sector que desde fuera puede parecer muy tradicional. La compañía mataronina es pionera en la utilización de tejidos únicos, que han llevado a su ropa interior. "Durante estos 100 años, hemos ampliado nuestra gama de tejidos y diseños, patentando e introduciendo nuevos materiales", explica Muñoz.

Roba interior de ZD en una botiga | Cedida

Ropa interior de ZD en una tienda | Cedida

Un ejemplo es la fibra de soja, que incorporaron en 2011 siendo la única empresa española que fabrica ropa con hilo de soja. La CEO destaca que es "un tejido inteligente que ha supuesto un nuevo hito en la innovación textil" que aporta propiedades únicas como la gran capacidad de absorción y transpiración, hidratación y suavidad.

Lo descubrieron en ferias internacionales y les atrajo su calidad y la sostenibilidad: no se tiene que plantar soja para extraer el hilo, sino que se aprovecha el grano una vez ya lo han usado industrias alimentarias, cosméticas o farmacéuticas. A través de un proceso de bioingeniería consiguen hacer hilos. "Tiene todas las propiedades buenas del mundo natural, es bueno para la piel; y el mejor del mundo sintético", resume.

Volver a los orígenes

Y ahora, su apuesta por la producción propia y local, vuelve a ser la apuesta de muchas compañías. "Parece que las marcas están haciendo un mix: se han dado cuenta de que hacerlo todo fuera llevaba muchos problemas de calidad". Mientras tanto, ZD mantiene intacta su filosofía nacida en 1920 en el centro de Mataró, la artesanía y la alta calidad.