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Desde Tokio: Japón, país de valores y del trabajo bien hecho

Cuando conoces de primera mano la manera de hacer japonesa, te das cuenta de que es una sociedad con unos valores que giran en torno a la responsabilidad y el trabajo bien hecho

Japón cuenta con 125 millones de habitantes | iStock
Japón cuenta con 125 millones de habitantes | iStock
Japón
23 de Junio de 2024

Con alrededor de 125 millones de habitantes, Japón es el duodécimo país del mundo en población, que se agolpa en un área similar a la de Noruega, con solo 5,5 millones de habitantes. Además, Japón, lleno de montañas, solo dispone del 13% de tierra cultivable, es pobre en recursos naturales y hasta el siglo XIX fue una nación insular prácticamente aislada del resto del mundo. Además, recordemos que esta es una tierra propensa a terremotos, tsunamis y donde encontramos volcanes activos.

A pesar de esto, según la OECD, Japón es la tercera nación industrial en valor añadido del mundo, solo por detrás de Estados Unidos y China, ambos con poblaciones y recursos muy superiores. ¿Cómo es, entonces, que a pesar de enfrentarse a esta desventaja, Japón consigue ser tan competitivo en un mundo tan globalizado? ¿Y qué lecciones podemos aprender?

En Japón hay un compromiso evidente con la eficiencia, una atención exquisita al detalle y una amabilidad ejemplar

Cuando conoces de primera mano la manera de hacer japonesa, te das cuenta de que es una sociedad con unos valores que giran alrededor de la responsabilidad, el respeto y, sobre todo, del trabajo bien hecho. Estos valores se reflejan en las interacciones con cualquier trabajador, desde presidentes de empresas, emprendedores y académicos hasta el personal de los transportes públicos, tiendas y restaurantes. Hay un compromiso evidente con la eficiencia, una atención exquisita al detalle y una amabilidad ejemplar.

Japón me hace recordar aquellos valores que la Generalitat de los años 80 y 90 de alguna manera aglutinó bajo aquel lema de "el trabajo bien hecho no tiene fronteras". Haríamos bien en recuperar y promover estos valores tan importantes, cada vez más difíciles de encontrar y tan desconocidos para un sector tan relevante de nuestra sociedad.

Más del 90% de los coches vendidos en Japón pertenecen a empresas japonesas

Otra lección que podemos aprender de Japón es la alta valoración y consideración que la sociedad nipona tiene de sus propios productos. Por ejemplo, datos de mayo de este año muestran que más del 90% de los coches vendidos en Japón pertenecen a empresas japonesas. Esta mentalidad ha contribuido a fortalecer una industria de la automoción envidiable que dispone de una buena gama de marcas de coches, camiones y motocicletas como, por ejemplo, Toyota, Nissan, Mazda, Lexus, Suzuki, Subaru, Mitsubishi, Isuzu, Yamaha, Kawasaki u Honda. También, gracias a la industria de apoyo que ha surgido alrededor de estas marcas y de la manera en que trabajan juntas, hoy en día, en Japón no tiene sentido comprarse un coche que no sea japonés.

La ciutat japonesa de Hamamatsu analitza Barcelona per aprendre de les polítiques interculturals | iStock
La ciudad japonesa de Hamamatsu analiza Barcelona para aprender de las políticas interculturales | iStock

Catalunya tiene una tradición de la industria de la automoción importante, pero esta mentalidad también se podría aplicar a muchos otros sectores. Catalunya produce alimentos y bebidas, productos químicos y farmacéuticos. También tenemos una industria textil importante y empresas innovadoras en campos como la biotecnología, la inteligencia artificial y el desarrollo de software informático. Catalunya también produce una amplia gama de maquinaria, equipos industriales y materiales de construcción. Una mentalidad japonesa de valorar los productos hechos en casa aplicada a Catalunya contribuiría de manera relevante a desarrollar y fortalecer nuestro sector productivo.

Al mismo tiempo, también hay lecciones que Japón podría aprender de Catalunya. De hecho, la ciudad japonesa de Hamamatsu, por ejemplo, ya ha analizado el modelo de Barcelona en materia de políticas interculturales. Este es un tema estratégico para Japón. Saben que, en el futuro, la combinación de baja natalidad y una población envejecida traerá un incremento sustancial de inmigrantes en un país donde solo el 2,6% de su población es extranjera.

La ciudad japonesa de Hamamatsu, por ejemplo, ya ha analizado el modelo de Barcelona en materia de políticas interculturales

Hamamatsu también es un ejemplo interesante para nuestro país. Con solo 800.000 habitantes, esta ciudad es la sede de empresas internacionales bien conocidas como, por ejemplo, Yamaha, Suzuki, Roland y Kawai. Esta ciudad ya se ha puesto a trabajar para aprender de los aciertos y también de los errores de otras ciudades y países en materia de inmigración e interculturalidad. Quizás haríamos bien en ver qué hacen y qué deciden no hacer en este ámbito y, sobre todo, aprender de su exitosa estrategia industrial. Lo que es muy evidente es que Japón y Catalunya tienen mucho que aprender el uno del otro.