Los trabajadores de la Agencia Tributaria se han manifestado este miércoles ante la sede de la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) en Madrid para reclamar la dimisión del secretario de Estado de Hacienda y reclamar mejoras laborales y salariales y para protestar porque sus carreras profesionales hace años que están congeladas, con un convenio que se remonta al 2006 y que se denunció en 2022. Así mismo, han reclamado la intervención de la ministra de Hacienda, Maria Jesús Montero, para desencallar el conflicto y han anunciado una nueva jornada de movilizaciones ante las delegaciones especiales de Madrid, Catalunya, Andalucía, Valencia y Galicia. A la convocatoria, se ha adherido los sindicatos UGT, SIAT, CSIF, CCOO y CIG.
El conflicto se acentuó el 4 de abril ante la "carencia de voluntad negociadora" de la AEAT y los representantes sindicales han empezado las protestas con el inicio de la campaña de la renta, sin descartar extenderlas durante las próximas semanas o ir a la huelga.
Reclamar la dimisión del secretario de Estado de Hacienda y reclamar mejoras laborales y salariales
"Es muy preocupante la situación de quiebra técnica del actual equipo directivo del AEAT, en particular la gestión de los recursos humanos", ha señalado el responsable estatal de UGT a la Agencia Tributaria, Antonio García Soto, que ha reclamado a la dirección de la Agencia un "gesto que ponga de manifiesto su voluntad de cambiar el rumbo que ha provocado esta situación de conflicto".
Los sindicatos han exigido unas condiciones de trabajo "dignos" y unas retribuciones "proporcionales y progresivas" para todos los trabajadores de acuerdo con "la realidad del coste de la vida el 2024 y propias de una sociedad avanzada del siglo XXI".
Por otro lado, los trabajadores también han criticado están sufriendo un "caos organizativo" en su día a día, la actual brecha salarial al organismo y que hacen un teletrabajo "sin derechos y precario", entre otras denuncias, cómo el no reconocimiento a los agentes de Vigilancia Aduanera como profesión de riesgo, especialmente después de la muerte de algunos agentes sin que se haya dotado este ámbito de más recursos.