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Trabajadores séniors, el futuro de Cataluña?

Un informe del IDESCAT estima que la baja natalidad y el aumento de la esperanza de vida derivarán en un año 2050 con una población envejecida también en el mercado laboral 

El IDESCAT estima que, con el actual ritmo de crecimiento, la población activa estará dominada por los trabajadores de más edad
El IDESCAT estima que, con el actual ritmo de crecimiento, la población activa estará dominada por los trabajadores de más edad
Neus Navarro
01 de Diciembre de 2015
Nos hacemos grandes, sin que nada lo pueda parar. Y no sólo lo hacemos nosotros como sujetos, sino que también lo hacemos en conjunto como sociedad. Empresarios, médicos, economistas..., todos coinciden que en un futuro próximo tienen que tener presente que el capital humano será diferente y que, por lo tanto, se necesitarán también respuestas distintas. Es el que han expuesto, desde diferentes puntos de vista, varios especialistas a la 20a edición de la Jornada de los Economistas que organiza anualmente el Colegio de Economistas de Cataluña. De hecho, durante la sesión El factor humano, capital para Cataluña, Mireia Farré, responsable del área de Población y Territorio del IDESCAT, ha vaticinado que el futuro mercado de trabajo "tendrá más trabajadores séniors y menos juniors".

Las razones, expuestas más ampliamente en el estudio de Proyecciones de población 2013-2051 elaborado por el organismo catalán de estudios estadísticos, pone el foco en que el crecimiento de la población catalana está especialmente basado en la inmigración y destaca que la fecundidad es "persistentemente" baja. "Se prevé que en 2030 el número de habitantes en edad de trabajar se mantenga establo, pero en 2050 hay una fuerte bajada porque entran en edad de jubilación las generaciones llenas", ha explicado Farré. Además, según la técnica, "las proyecciones de población suponen que la fecundidad se mantendrá en niveles bajos: 1,4 a 1,5 hijos por mujer". Con todo, IDESCAT contempla un escenario en qué Cataluña cuente con 8 millones de habitantes. Cuándo? En 2050. "La base, debido a la baja natalidad, será muy estrechada".

Más enfermos y más dependientes 
Las proyecciones de población, estimaciones en definitiva del que puede pasar tal como se espera, también cifran el nivel de discapacitado que tendrá la población catalana en las últimas etapas de su vida, un indicador también relevante. "Si en 1994, la esperanza de vida sin discapacitado era de 10 años y 8 años con discapacitado, en 2030, será de 12 y de 11, respectivamente". Con fecha 2013, a la edad de 65 años, el índice de dependencia es de un 25,5%. En un escenario mediano, en 2026 el grado de dependencia será de 34,3% y en 2051, de 55,9%.

Con estas cifras, consultar la medicina parece casi una obligación. "La medicina ha mejorado mucho y conocemos mucho mejor las enfermedades, pero está muy mal preparada por el nuevo enfermo: grande, viejo, con diferentes enfermedades, que no tiene mucha familia, toma muchos medicamentos y que acaba en una residencia", enumera Lluís Bohigas, miembro de la Comisión de Economía de la Salud del Colegio de Economistas de Cataluña. Según el experto, "nunca habíamos sido tan enfermos como por ejemplo y nunca tan sanos como por ejemplo", explica como paradoja. De cara al futuro, Bohigas invita a los pacientes a hacer "un papel mucho más activo para participar en la cura, igual que los doctores lo tienen que hacer".

    
 
Los ponentes de la mesa redonda 'El factor humano, capital para Cataluña'. Cedida 

Por su parte, Andreu Domingo, subdirector del Centro de Estudios Demográficos de la Universitat Autònoma de Barcelona, es mucho más contundente. "A partir de 2050 se producirá una bajada de la población y un aumento de la dependencia. Abandonáis toda esperanza que sea la estructura demográfica la que marque el ritmo de la demografía", declara. Y en este predecible escenario marcado por el envejecimiento de la población, Domingo da un paso adelante: "La disminución en el número de nacimientos no suele aprovecharse para hacer una mejora de la formación, que es una exigencia que tal vez nos podríamos plantear", apunta, abriendo un nuevo debate.

Tecnología que influye en la educación 
"Las próximas generaciones no tendrán las mismas necesidades que nosotros", continúa Domingo. Unas necesidades que vendrán marcadas por la influencia de las nuevas tecnologías y por el "Punto de Singularidad", según Julià Manzanas, presidente de Cabier Institute y miembro del New Club of Paris. El concepto hace referencia al advenimiento tecnológico hipotético de inteligencia artificial general, es decir, aquel momento en qué seremos sustituidos irremediablemente por los robots. "No sabemos cuánto de cerca está pero está llegando y el que está claro es que las máquinas aprenden". En consecuencia, Manzanas también apuesta para revisar los contenidos de la enseñanza teniendo presente que la tecnología actual permite rediseñar los itinerarios formativos en función de otras necesidades.

En resumen, y con este dibujo futuro de una población envejecida y más tecnológica, Maria Àngels Tejada, directora general de Public Affairs de Randstad, recuerda que aún así "necesitaremos toda la fuerza en edad de trabajar, pero también necesitaremos empresas comprometidas que sólo tendrán trabajadores comprometidos si ellas lo son. Regiréis las empresas, que trabajan con más humanidad porque el mundo está pensado para la gente que realmente es creativa", concluye.