El momento más emotivo del año se produce a las tres en punto de la tarde. Cristo se pasea por el centro de Reus en procesión el Viernes Santo. Accede a la puerta de la parroquia de la Sangre. Llama. Pide para entrar. Antes de que le den permiso y se cierre definitivamente hasta el año que viene, se gira hacia el exterior mirando a los fieles congregados en la plaza. Son unos instantes mágicos. Justo el tiempo para implorar tres deseos. Siempre los concede. Confieso aquí el secreto más íntimo de lo que he pedido.
La Reial Congregació de la Puríssima Sang de Nostre Senyor Jesucrist de Reus celebra la manifestación por las calles de su demarcación desde el siglo XVIII. El formato majestuoso actual de la procesión de la Agonía corresponde a una normalización efectuada en 1907. A las once y media, salen hacia la Prioral de Sant Pere el Cristo los hermanos-con golilla o capirot-, los coros de la parroquia -que interpretan nueve veces el Vexila Regios Prodeunt-, el cohorte de los armados con la lanza y una representación de las otras cofradías de la ciudad. Desde la primera iglesia de Reus, vuelve el Cristo y su séquito a su parroquia donde lo espera la concurrencia para hacer las peticiones. De pequeño, las demandas iban desde las golosinas a ganar el partido de fútbol del día siguiente, pasando por la salud de los padres y familiares. Los últimos años, la cosa va de bien.
"Le he pedido que me borre de la polémica entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana, porque es falsa"
Este año no he podido asistir, pero he hecho llegar al Cristo mis súplicas. Le he pedido que me borre: 1) de la polémica entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana, porque es falsa; 2) de cooperar en hacer creer que en el futuro no tienen lugares las pymes; y 3) cuanto antes mejor, del ridículo del 0-4 a la vez que todavía retumba en mis orejas "Messi, Messi, Messi...".
Sobre la primera petición, yo me posiciono como Josep Maria Ganyet en su columna El futuro no existe todavía. Dice el autor: "mientras nos pasamos el día discutiendo de cómo nos gustaría que fuera el futuro, nos despreocupamos del presente, un presente en el cual el autopiloto de los coches Tesla es un vulgar truco de marketing..." Hemos perdido el juicio con la última versión del ChatGPT, como si los adelantos de la inteligencia artificial hicieran tambalear la humana. No es una competencia entre una y otra lo que tendría que centrar la polémica entre sabios en medio de la demanda de moratoria para discutir el tema. Las tecnologías digitales han llegado, como las otras revoluciones anteriores, para protagonizar este siglo y tendríamos que enfocarla como un paso más para mejorar la calidad de las cosas, ahorrar tiempos y esfuerzos, abaratar los productos y servicios, y permitir el acceso a las fuentes de materias primeras y a la riqueza de una forma más compartida. Desviar la cuestión es perder el tiempo. Al presente le sobran polémicas como esta, que dejen trabajar a los tecnólogos y que avencen cuanto antes mejor.
Sobre la segunda petición, le he dejado muy claro al Cristo de la Sangre que una sociedad que avanza hacia la globalización, y es buena la interrelación entre países, grupos sociales y empresas, no puede destruir el tejido empresarial de los pequeños y medianos. Las pymes son la mayoría actual y lo serán en el futuro. Disfrutan de la dimensión adecuada, racional y próxima; trabajan duro y piensan sobre todo en el bienestar de la familia, en los trabajadores, en el entorno inmediato y en generar riqueza, mucho más que en la economía especulativa de segundos y terceros mercados en la cual todo está en venta. Lo que pasa es que los gobiernos legislan más a favor de los primeros que de los segundos; abocan más recursos y esfuerzos, porque es más sencillo. ¿Es reversible que se acabe colocando las pymes, en segundo lugar, sin hacerlo desde una perspectiva paternalista o pujadista? Yo creo que sí. Le he pedido al Cristo de la Sangre.
Sobre la tercera petición: dos días después del momento de las Tres Gracias, prácticamente ni me acordaba del 0-4; ahora bien, los gritos de "Messi, Messi, Messi..." todavía perforaban mis tímpanos. Frustración de presente, nostalgia del pretérito; en este caso, cualquier tiempo pasado fue mejor. Pero los ciclos van y venden y el futuro inmediato es esperanzador. La certeza que me lo concederá el Cristo de la Sangre.