Trump más cerca de Putin

El asunto del Kremlingate marca una semana donde los escándalos judiciales han hecho desaparecer del mapa polémicas como la reforma sanitaria

El Kremlingate ha centrado toda la actividad de la semana hasta el punto que ha desaparecido todo debate en relación a la reforma sanitaria y fiscal. Los escándalos se han ido sucediendo uno tras otro de tal manera que varios Republicanos piden ya abiertamente el relevo del Presidente Trump.

Lunes, en plena polémica sobre el despido de James Comey, el Washington Post publicó que Trump proporcionó información clasificada proveniente de Israel en el embajador ruso sobre ISIS (recuerden que Rusia no lucha contra ISIS en Siria). Hay que dejar claro que el Presidente puede desclasificar inteligencia a voluntad, pero proporcionar información de terceros es grave, puesto que implica violar un tratado en vigor y pueden haber represalias.

La Casa Blanca intentó desmentir la noticia pero los medios americanos la confirmaron rápidamente mediante fuentes alternativas. La gravedad es máxima teniendo en cuenta que hay una investigación en curso sobre Kremlingate en el Senado. Y justo cuando todo el equipo de la Casa Blanca negaba la mayor, el Presidente Trump confirmó la historia en unos tuits. Miércoles conocimos, vía fuentes de Israel, que la Inteligencia norteamericana avisó el Mossad en enero sobre el peligro que suponía Trump y recomendaron no compartir más información.

El (presunto) memorándum de Comey
Martes estalló otra bomba. El New York Times publicó que Comey ha dejado por escrito en un memorándum que el Presidente Trump le pidió varias veces cerrar la investigación sobre Michael Flynn y el Kremlingate. Si el memorándum existe y, además, es posible demostrar la información, el Presidente Trump habría cometido un delito -obstrucción en la justicia-.

La noticia impactó enormemente a los Republicanos e incluso algunos de los moderados pidieron la dimisión del Presidente. El mismo martes, un poco antes, el mismo Trump reconoció que despidió Comey por el asunto ruso. Como resultado, la mayoría de republicanos pidieron una investigación independiente hasta el final. Tanto el Senado como el Congreso han hecho una petición oficial al FBI porque aporte el memorándum de Comey si este existe.

Las noticias han seguido apareciendo sin cesar. El WSJ explicaba que un banco ruso financió una operación de un socio de la Torre Trump (el Presidente lo había negado). Según Reuters, Flynn -a instancia de Trump- tuvo 18 contactos con rusos sin haberlo notificado y paró un plano militar gracias a un pago de Turquía.

Un nuevo Fiscal Especial
Y todavía faltaba la gran traca de miércoles: el Fiscal General Adjunto, Rod Rosenstein, firmó una orden para nombrar un Fiscal Especial -Robert Mueller- para investigar Kremlingate. Además, la orden incluye la posibilidad de llegar hasta las últimas consecuencias si hay delitos y, además, revoca explícitamente al Presidente Trump la posibilidad de despedir este Fiscal Especial. Esto es una buena y mala noticia a la vez. Buena porque Trump no podrá esconder la verdad, pero mala porque tardará años.

Los Republicanos recibieron favorablemente esta investigación oficial que, cuanto más tarde supimos, la Casa Blanca conoció después de ser firmada. La NBC publicó el que hace unas semanas avanzamos en esta columna: Michael Flynn y Paul Manafort han sido objete de imputaciones secretas -Unsealed Indictments- y se los ha requerido información -subpoenas-.

Un audio y más problemas judiciales
La última bomba de la semana la protagonizó el Washington Post al publicar una transcripción de un audio donde la Cabeza de los Republicanos al Congreso, Kevin McCarthy, afirma estar convencido que Donald Trump y Dana Rohrabacher -uno de los congresistas que se reunió con Carles Puigdemont- están a sueldo de Vladimir Putin. En el audio el Portavoz de los republicanos, Paul Ryan, pide discreción y actuar como una familia para que la conversación no vea la luz.

Jueves supimos que el vicepresidente, Mike Pence, tendrá problemas con la justicia. El motivo: cuando era ninguno del equipo de transición entre administraciones Obama y Trump tenía conocimiento que Flynn estaba siendo investigado y, por lo tanto, ignoró que no podía ser nombrado asesor de seguridad nacional.

La semana pasada los hablé del congresista Jason Chaffetz a raíz de un posible pacto –no confirmado- con el FBI. Pues bien, Chaffetz ha jugado un papel clave esta semana. Primero pidió oficialmente el memorándum de Comey y después... anunció su dimisión el 30 de junio. La dimisión es extraña dado que renovó el cargo hace seis meses. Si no hay pacto, algo gorda ha pasado.

Movimientos militares
Los militares emplean la palabra en clave IRENE cuando empiezan una operación coordinada. En otros entregas los he explicado los movimientos a Virginia y Nueva York. Fuentes de Inteligencia dicen que hay más de 80 imputados en secreto y que se han ordenado ya registros y peticiones de documentación. Cómo alguien me ha dicho esta semana: Irene, The Champagne is empty. Las primeras detenciones ya no tendrían que tardar mucho. Y más vale, porque ya sólo se habla de Vladimir Putin. El resto de temas descansan pacientemente al cajón.

Todos excepto ud. El Congreso quiere cambiarle el nombre en la calle donde hay la embajada rusa. Miércoles pasó una moción para denominarlo Boris Nemtsov Plaza. Quién era Nemtsov? Un opositor al régimen ruso asesinato en circunstancias.... extrañas. La pregunta del millón de dólares en Washington es por qué Trump insiste tanto a defender Flynn. Será que Flynn es el intermediario entre Putin y Trump?

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