Hacía tiempo que Barcelona no era de nadie, pero en los meses de confinamiento estricto fue así. Ni turistas ni ciudadanos. Las calles estaban vacías de coches y peatones; las tiendas, los restaurantes y los hoteles, cerrados; y también los gimnasios y las escuelas. No había disputa por el espacio, la ciudad no era de nadie. La pandemia fue evolucionando a la baja y los habitantes de la capital catalana volvieron a tomar las calles; primero, para pasear, y después, para consumir. Los barrios fueron los primeros que se llenaron de gente, mientras que las zonas más emblemáticas del centro seguían medio desiertas: solo había barceloneses. Las olas de covid-19 se fueron sucediendo y la vacunación las ha suavizado, hecho que ha permitido recuperar un elemento deseado para algunos y prescindible para otros muchos: los turistas. El debate sobre el modelo de turismo que debe haber en Barcelona había quedado paralizado por la situación sanitaria -como tantas otras cosas-. La recuperación ha supuesto retomarlo y ya vuelve a ser el de siempre, con un único añadido: las empresas del sector han sufrido la pandemia más que el resto y quieren recuperar el terreno perdido.
Es por eso que esta semana la asociación sin ánimo de lucro Barcelona Global -que aglutina un centenar de compañías de la ciudad- ha presentado 10 propuestas para lo que consideran "mejorar Barcelona" y hacer más competitivo su sector turístico. Júlia Catarineu asistió a la presentación y resumió las sugerencias de la organización en una crónica. Entre las más destacadas está "que la ciudad sea más caminada, más sostenible y más verde". Es una premisa que casa completamente con la estrategia del gobierno municipal, que ha introducido las superislas y ha pacificado varias calles -o trozos de estas- de la ciudad. ¿Está de acuerdo todo el sector? El presidente del Gremi d'Hotels, Jordi Clos, criticaba la estrategia de peatonalización temporal de calles y las terrazas provisionales de Ada Colau en una rueda de prensa en septiembre. No dejaba claro, sin embargo, si preferían una pacificación definitiva de entrada o, simplemente, estaban en contra.
Más turistas que antes de la covid-19
En lo que sí coinciden Barcelona Global y el Gremi d'Hotels es en que la ampliación fracasada del aeropuerto del Prat fue una oportunidad perdida. Defienden convertir la ciudad en un hub intercontinental, sin dejar muy claro a qué se refieren con "hub tecnológico y de relaciones". ¿Quieren conexiones aéreas directas con más países? ¿Quieren una mayor capacidad para recibir turistas? Esta misma semana, el corresponsal en Barcelona de VIA Empresa, Jordi Sans, reunía en un artículo la opinión de varios expertos sobre el impacto que tendrá en un futuro próximo haber dejado pasar los 1.700 millones de euros de inversión de Aena para proteger la zona natural de La Ricarda.
Las hipótesis de crecimiento del número de pasajeros del Prat llegan cuando todavía no se han recuperado, ni de lejos, los visitantes extranjeros en Catalunya previos al estallido de la covid-19
Básicamente, la consecuencia es que se podrá superar -a pesar de que por poco- el número de pasajeros que habían pasado por el aeropuerto del Prat en el año anterior al inicio de la pandemia. Y es que el Josep Tarradellas tiene capacidad para el desplazamiento de 55 millones de personas y en 2019 movió 53 millones. Estas hipótesis de crecimiento llegan cuando todavía no se han recuperado, ni de lejos, los niveles de visitantes extranjeros en Catalunya previos al estallido de la covid-19. Los datos que ofrecía el miércoles el Instituto Nacional de Estadística (INE) apuntaban una recuperación rápida pero no completa. En septiembre, el territorio ha recibido 867.500 turistas extranjeros, tres veces más que en el mismo mes de 2020. El año anterior habían venido dos millones de personas de fuera de las fronteras en septiembre.
Así pues, las cifras todavía están lejos -no llegan ni a la mitad de los datos habituales- de recuperarse del todo. El gasto que han hecho estos visitantes ha sido todavía más elevado en comparación al año pasado, puesto que se han multiplicado por cuatro. Aún así, todavía se encuentra más lejos de recuperar los niveles precrisis que el número de viajeros extranjeros: los 789 millones de euros registrados en septiembre de 2021 son solo una tercera parte de los 2.000 millones del mismo periodo de 2019.
Recuperar terreno
Así pues, a pesar de que el sector del turismo se concentra en recuperar terreno, también tiene la vista puesta en superar todos los récords. Poco a poco, la actividad turística avanza hacia la normalidad: el aeropuerto de Barcelona ha anunciado esta semana que recupera 39 rutas internacionales que habían quedado interrumpidas debido a la pandemia. También hay ahora acontecimientos que reúnen a actores diversos del sector para establecer las bases de cómo tiene que ser esta recuperación. Es el caso de la primera Trobada Descubrir, organizada por la revista Descubrir Catalunya y que contó el jueves con la presencia del Conseller de Empresa i Treball, Roger Torrent, en el acto de clausura. Resumía así el papel de esta actividad económica en Catalunya: "El turismo es una pieza clave, porque comporta unos beneficios a los que no queremos renunciar, pero también porque vinculados al turismo hay todos los elementos de gestión de la sociedad".
Ahora bien, también avisaba de que "queremos un modelo de turismo más sostenible desde el punto de vista medioambiental, económico y social y, para hacerlo, tenemos que poner al servicio de la resolución de aquellas amenazas y problemas que ya hoy detectamos, todo el conocimiento maduro de un ámbito en el que hemos sido punteros a nivel mundial". La siguiente cita del turismo será la semana que viene en una nueva edición del Tourism Innovation Summit, la feria organizada por Nebext que se celebra en Sevilla. El año pasado, el acontecimiento marcó el inicio de la recuperación económica, mientras que este año se centrará en los retos a los que se enfrenta para continuar siendo un motor económico e incorporar tecnologías como la inteligencia artificial o el marketing automatizado.
Los grandes empresarios turísticos notan las consecuencias de la crisis pero dominan el ranking de los más ricos de Mallorca
Los trabajadores con contratos temporales o precarios son los que más han sufrido esta crisis del sector turístico, no solo en los negocios específicos de la actividad, sino también en los que dependen indirectamente de ella. Por tamaño de la empresa, las pymes son las más damnificadas, en general. Pero, ¿cómo ha afectado la pandemia a los gigantes del turismo? La publicación esta semana de la lista de los españoles más ricos de la revista Forbes deja una idea aproximada de cómo ha sido el impacto, sobre todo, si nos centramos en las fortunas mallorquinas. Y es que de los cinco primeros lugares, tres están ocupados por empresarios del turismo.
En la quinta posición, están Carmen y Luis Riu, propietarios del grupo hotelero Riu. Con 300 millones de euros cada uno, la crisis los excluyó de esta lista en 2020 pero los ha recuperado para esta edición. El cuarto y tercer lugares son los únicos ocupados por empresarios fuera de la órbita turística: son Juan y Carlos March Delgado, nietos del fundador de la Banca March. La segunda posición de los más ricos de Mallorca la ocupa Gabriel Escarrer, el CEO de Meliá, con 900 millones de euros de fortuna. La crisis en la empresa es anterior a la covid-19: ha perdido un 51% de capitalización desde 2017. Y el podio lo encabeza Miquel Fluxà, presidente ejecutivo del grupo Iberostar. Tiene 1.200 millones de euros. Quienes todavía no han salido de la crisis son, mayoritariamente, los trabajadores. Así que quizás antes de hablar de crecer por encima de los récords en turismo, toca recuperar el sector.