Uber hace balance de los primeros dos días en los que ha vuelto a operar en Barcelona. Es la tercera vez que la empresa norteamericana intenta aterrizar en la capital catalana y asegura que, entre el martes y el miércoles -16 y 17 de marzo-, más de 10.000 personas han abierto la aplicación en la capital catalana. Esto ocurre mientras los taxistas protestan contra el retorno a la actividad de la compañía de VTC con una marcha lenta entre la plaza de Espanya y el Parlament.
Precisamente, Uber denuncia una "campaña de intimidación" a través de un comunicado y pide "medidas para frenar esta situación". El retorno de Uber en Barcelona se ha producido a través de los propios taxistas, que pueden utilizar la app para conseguir clientes. Según la empresa, "muchos" de estos taxistas "tienen miedo de salir a trabajar". En total, la compañía de Estados Unidos calcula que medio millón de habitantes de Barcelona tienen instalada la aplicación de Uber en sus móviles.
La empresa defiende que el servicio que da es "legal" y que hará llegar toda la documentación que el Institut Metropolità del Taxi (IMET) le requiere. El organismo les pide que ofrezcan tarifas de precio cerrado, conocidas como T3. Uber considera que el decreto 314/2016 de la Generalitat "establece claramente que para operar un servicio con taxímetro en Barcelona hace falta una notificación previa, y no una autorización de la AMB". En este sentido, recuerdan que en noviembre de 2020 enviaron la notificación previa a la AMB para operar un servicio de intermediación de taxis en Barcelona e iniciaron los trámites para, además, operar con la tarifa T3 de precio cerrado.
Por otro lado, los taxis -liderados por la patronal Élite Taxi- protestan simplemente por la presencia de Uber en la ciudad: "No la queremos operando ni de forma ilegal ni de forma legal". Según ha explicado el portavoz de la asociación, Tito Álvarez, harán todo lo posible para expulsar a la empresa de Barcelona, puesto que considera que la reconciliación no es posible. El recorrido de la marcha lenta ha sido por las principales calles de la ciudad, como la Gran Via de les Corts Catalanes y la Via Laietana. Una de las paradas ha sido la sede de Foment del Treball, donde han reprochado la actitud de la patronal.