
La Unión Europea ha aprobado este miércoles el primer paquete de contramedidas que se pondrán en marcha contra los aranceles de Estados Unidos, que contemplan un arancel del 25% —o del 10% en algunos casos— en más de un millar de productos comercializados por el país norteamericano. La actuación responde a los aranceles del 25% desplegados inicialmente por Donald Trump a las importaciones de acero y aluminio europeos durante el mes de marzo, y han sido aprobados por todos los estados miembros menos Hungría.
Este nuevo paquete de aranceles se aplica a productos de todo tipo, desde huevos, tabaco, diamantes o gallinas de corral, hasta yates, ropa, calzado, tapones de plástico, aceite de palma o maquillaje. Sin embargo, el listado no incluye ni el bourbon ni el vino estadounidense, descartados después de que países como Francia o Italia expresaran sus reticencias bajo el temor de que se hiciera efectiva la amenaza de Trump de imponer aranceles del 200% al sector del vino y el cava europeos. De la lista también han acabado cayendo los lácteos.
El paquete de aranceles, cuyo valor asciende hasta los 21.000 millones de euros —una cifra inferior a los 26.000 millones planteados inicialmente por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen—, se aplicará en dos fases. Una primera ola entrará en vigor la semana que viene, a partir del 15 de abril, cuando se recuperarán los aranceles aplicados durante el primer mandato del republicano, en 2018, y que se suspendieron con la llegada de Joe Biden. Posteriormente, a partir del 15 de mayo, entrará en vigor una nueva ola de aranceles a bienes que se han añadido al listado después de que Bruselas haya consultado a los estados miembros y la industria europea. Además, habrá una tercera tanda de aranceles que entrará en vigor el 1 de diciembre, por motivos del calendario de cosecha, y que afectará solo a la soja y las almendras provenientes de Estados Unidos.
Los derechos de aduana que se recaudarán a partir del 15 de abril suman un valor total de 3.900 millones de euros, mientras que los aranceles que se aplicarán a partir del 15 de mayo serán por 13.500 millones. Aquellos que se recauden a partir del 1 de diciembre sumarán 3.500 millones de euros.
Siguiente paso, respuesta a los aranceles del sector automovilístico
Los aranceles aprobados son únicamente la respuesta que Bruselas da a los que Estados Unidos sacó adelante sobre el acero y el aluminio, pero no contemplan los aranceles generales del 20% que han entrado en vigor este miércoles, ni tampoco a los del 25% impuestos sobre coches y piezas de coches fabricados en la UE (en vigor desde el pasado jueves).
La Comisión Europea prevé presentar la semana que viene una segunda ola de represalias, de la cual todavía no ha trascendido ningún detalle. Según fuentes comunitarias, la intención es que entre en vigor en mayo si las conversaciones con Washington para frenar la escalada no salen adelante.
El objetivo de Bruselas es atacar los productos que puedan hacer más daño a la economía norteamericana sin llegar a perjudicar la economía europea. Sin embargo, la lista de productos que la UE puede atacar tiene un límite y, por lo tanto, no se descarta emprender represalias contra el sector servicios de Estados Unidos. De hecho, la misma presidenta Von der Leyen ha insistido varias veces en que tiene “todos los instrumentos sobre la mesa” para responder a los aranceles de Donald Trump.
Entre los mecanismos que podría utilizar Bruselas está el de anticoerción, un instrumento defendido por España y Francia que genera reticencias en otros países como Irlanda, que permitiría emprender medidas de represalia como el aumento de los derechos de aduanas, excluir empresas de concursos públicos o aplicar gravámenes al sector de los servicios.
Con todo, la Comisión desvincula por completo de la respuesta a los aranceles de Trump las multas o investigaciones sobre las grandes tecnológicas norteamericanas en el marco de la Ley de Servicios Digitales, una de las legislaciones europeas que más ha criticado el presidente de Estados Unidos. De hecho, la vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea, Teresa Ribera, avisó el martes que “no dudará” en imponer multas a las tecnológicas que incumplan la normativa.
La Comisión Europea mantiene la voluntad de negociar
En un comunicado posterior a la aprobación del paquete de represalias, el ejecutivo de Ursula von der Leyen reitera que las contramedidas son una “respuesta” a la guerra comercial abierta por Trump y subraya que los gravámenes de Estados Unidos son “injustificados” y “perjudiciales para ambas partes y para la economía global”. “La UE ha dejado clara su voluntad de encontrar una solución negociada con Estados Unidos”, dice el texto. “Las contramedidas pueden suspenderse en cualquier momento si Estados Unidos acuerda negociar una solución justa y equilibrada”, concluye Bruselas.