"Si aprueban la moción, esta será mi última intervención". Es la despedida del leridano Jordi Gual, presidente del CaixaBank previo a la fusión y que, si echa la vista atrás y se sitúa en aquel verano del 2016 de su nombramiento, seguramente tendrá la sensación de haber vivido una etapa más intensa de lo que esperaba. El Procés, y sus consecuencias económicas, la mudanza a Valància... todo se ha colado en un mandato que ha abandonado este último jueves durante la junta general extraordinaria de accionistas que ha aprobado por mayoría fusionarse con Bankia. Un total de 1.5473 accionistas, el 70,4% del capital social de la entidad, han participado en esta junta, epílogo de un economista que forma parte de la entidad desde 2005.
Tampoco Gual imaginaría tener que declarar en el Parlamento en la comisión de investigación sobre la aplicación del 155 en Catalunya, ni tener que cerrar las oficinas bajo siete llaves por la llegada de un coronavirus que todo lo ha dinamitado. Si no todo, mucho de lo que teníamos delante.
En el Parlament, Gual se sienta junto a Isidre Fainé, presidente de la Fundación La Caixa y su antecesor, y a quien ha mencionado, agradecido, en su despedida de València. "Gracias a su ejemplo y liderazgo nuestra entidad ha sido capaz de erigir un sólido proyecto empresarial que, con el proyecto de fusión, da un nuevo paso de gigante en su excepcional trayectoria", ha defendido.
En aquella comparecencia desde el edificio del parque de la Ciutadella de Barcelona en febrero de este extraño 2020, Gual tuvo que defender la fortaleza de la entidad: "En ningún momento recibimos ningún tipo de presión política. La decisión dolosa se tomó con el objetivo de proteger el trabajo de los empleados, el ahorro de los clientes y la inversión de los accionistas", mantuvo.
La economía se basa en la confianza, dicen los expertos. Y el octubre de 2017, mucho se tambaleaba. Es así como el consejo de administración de CaixaBank decidió por unanimidad trasladar la sede social de Barcelona a València, ante "la situación política y social en Catalunya". La entidad argumentaba que es "prioridad de toda entidad financiera la protección de sus clientes, accionistas y trabajadores" y aseguraba que la decisión se había tomado "con el objetivo de salvaguardar plenamente la seguridad jurídica" para garantizar el ejercicio de su actividad".
En el Parlamento, Gual defendió la mudanza a València: "El banco tenía anchísima liquidez, pero se tenía que cortar por lo sano porque en un banco no hay cosa peor que se desarrolle una situación de pánico bancario"
Años después, en la comparecencia del Parlamento, Gual cifra en 7.000 millones de euros la cantidad de recursos que salieron de las cuentas de la entidad financiera. "Es mucho dinero. El banco tenía anchísima liquidez, pero se tenía que cortar por lo sano porque para un banco no hay cosa peor que se desarrolle una situación de pánico bancario. Y me han preguntado si eran empresas del sector público: no, fueron salidas de pequeños depositantes. Claro y catalán", declaró.
"A lo largo de estos años hemos pasado crisis políticas, económicas, y sociales, cambios de régimen, la liberalización bancaria, la integración en Europa, la crisis financiera, la transformación de las cajas de ahorros... somos capaces de gestionar los cambios, manteniendo nuestra esencia", señala Gual, quien ha defendido la operación que se está acabando de redondear.
La mejor decisión
En una especie de epílogo, Gual manifiesta en su última junta de accionistas que "Bankia es el mejor socio para acompañarnos en este viaje, que continuará equilibrando nuestra presencia con raíces en el mundo de las cajas de ahorro, que comparte con CaixaBank". De las raíces y los inicios tuvo que hablar más de una vez: primero, cuando expresó aquel "el trabajo en la cabeza y la gente, en el corazón", para cerrar su discurso de despedida, en alusión al fundador de la Caixa, Francesc Moragas.
Después, también hizo referencia cuando en el turno de palabra algunos accionistas cuestionaron el viraje que hace la entidad pasando a convertirse en un gigante del sector. "La fusión aporta grandes ahorros de coste, pero también sinergias, ahora será una entidad más eficiente y más rentable, que generará más valor, para accionistas y para clientes", defiende. Jordi Gual apunta que la fusión es otro ejemplo de la anticipación de la que siempre hace gala CaixaBank.
Defiende firmemente la fusión: "Aporta grandes ahorros de coste, pero también sinergias, ahora será una entidad más eficiente y más rentable"
De la gestión profesional en estos años, Gual destaca el afán por dar los mejores servicios, "la confianza en los clientes es la base que sustenta la entidad bancaria", dice; el hecho de que han continuado reforzando la confianza gracias a la red comercial, invirtiendo en todos los canales y repensado el modelo de negocio, además de rediseñar de los procesos de contratación, "aquí la experiencia digital ha sido clave, pero es que además al mismo tiempo hemos hecho grandes inversiones y el mercado también está reconociendo nuestra disciplina en la evolución de costes", ha defendido.
Refuerzo del papel de los consejeros o introducción del papel de consejero independiente son algunos de los activos de su mandato, que acaba en un tiempo convulso en el que el coronavirus ha redefinido estrategias y acciones, "pero en el que hemos estado junto a las familias y las empresas para soportar el impacto de la pandemia".