El terremoto político vivido este fin de semana a las elecciones andaluzas y la huelga de hambre iniciada por cuatro de los presos políticos ha cambiado radicalmente el panorama político catalán y estatal y ha eclipsado la economía, en una semana donde la noticia más destacada ha sido la opinión emitida por la Eurogrup sobre el presupuesto enviado por Moncloa en Bruselas. Los buenos datos de afiliación a la Seguridad Social catalanas completan la actualidad económica de esta semana corta preconstitucional.
Los datos de creación de ocupación muestran una diferente evolución en Cataluña que al resto del Estado. Si durando todo el año la desaceleración ha sido mucho más fuerte que en el Estado, los últimos dos meses la tendencia se ha invertido y despacio ambas tasas tienden a converger cosa que hace que la tasa anual de afiliación en Cataluña esté acelerando y ha sido del 3% este mes de noviembre a la vez que en España desacelera y se acerca a este 3% catalán.
El Eurogrup -los ministros de finanzas de la zona euro- se reunió lunes para tratar la situación presupuestaria de la zona euro y fijó los criterios técnicos para clasificar la salud de las finanzas públicas de cada estado. España e Italia tienen la peor situación -incluso peor que Grecia-, puesto que ninguno de los dos países superan ninguno de los criterios fijados por el Eurogrup. Además, el análisis de las cuentas presentadas por la Moncloa han puesto a cuerpo descubierto que no hay ningún ajuste estructural cuando la cifra tendría que ser de 8.000 millones de euros.
Así, el presupuesto de Moncloa no pasará el filtro europeo en ningún caso. Esto puede sugerir que los independentistas podrían apoyar en este presupuesto a coste bajo pero, como argumenté la semana pasada, el Estado siempre incumple sus acuerdos políticos y es obvio que todo el ajuste estructural se producirá a expensas de los catalanes, así que si no quieren empeorar las finanzas catalanas, los aconsejo no aprobar este presupuesto bajo ningún concepto.
Huelga de derechos humanos
La semana política empezó sábado con el anuncio de Jordi Sánchez y Jordi Turull de una huelga de hambre para reclamar que el Tribunal Constitucional (TC) atienda dentro de la doctrina legal de 30 días los recursos que los presos presentaron hace más de 300 días. Ya es conocido que el TC es un tribunal completamente politizado que intenta demorar que los presos puedan ir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, puesto que de caso contrario el Estado perderá el control sobre los presos políticos.
La reacción no se hizo esperar y el mismo sábado La Vanguardia publicó que los recursos se atenderán pero esto no es garantía de nada, porque la admisión a trámite no implica la resolución. El Estado verá como la presión europea aumenta, puesto que tener presos políticos en huelga de hambre y exiliados en libertad es un nuevo estadio de gravedad que puede perjudicar gravemente el Estado español.
Vox en Andalucía
Domingo la política española vivió un terremoto político de primera magnitud puesto que la extrema derecha de Vox obtuvo 12 escaños -mucho por encima de la media esperada- y las fuerzas de izquierdas -PSOE y Adelante Andalucía- perdieron la mayoría absoluta después de 40 años de gobierno ininterrumpido. Los escenarios de gobierno son dos: una coalición de derechas entre PP, Ciutadans y Vox o una coalición entre PSOE y Ciutadans con la abstención de los podemites. A estas alturas no está claro qué de las dos tiene más posibilidades pero tanto PP como Vox ya presionan fuertemente la formación naranja a pesar de que hay quién presiona, como Manuel Valls, en la alternativa.
Una tercera opción sería una Grosse Koalition con PSOE y PP pero parece inviable porque el PP tiene una oportunidad de oro para desgastar Ciutadans. El que sí implica este resultado es que un adelanto de las generales parece improbable y también que haya acercamiento político entre la Moncloa y los independentistas. La hoja de ruta de Pedro Sánchez se parará y entramos en escenarios de confrontación y tensión, puesto que el bloque independentista o empieza a resolver el conflicto o el tensa, pero no parece que se pueda quedar quieto cómo si no hubiera ningún problema.
Sistema de partidos en juego
Lunes Josep Rull y Joaquim Forn anunciaron que iniciaban también una huelga de hambre en un guion que parece que tiene que tener continuidad con más acciones. Martes el presidente Joaquim Tuesta convocó una reunión secreta con la Mesa de Entidades y que se materializó miércoles en una convocatoria de ANC por el día 12 de diciembre -se reúne el Consejo de Ministros español a Palau Albéniz-, cosa que sugiere que el efecto Vox es imprevisto y de largo alcance. Y es que si PP y PSOE no quieren resolver el conflicto, entonces es bueno para los independentistas que el sistema de partidos españoles se deteriore todavía más.
Además hay una segunda derivada: cuanto más poder tenga Vox en España y menos diferencia se vea con Cataluña, entonces más caso harán los europeos a los catalanes. El normal es que la batalla de la derecha se endurezca mucho y las posiciones se radicalicen todavía más, pero el mal resultado de Pablo Casado en Andalucía no descarta que el PP pueda tener problemas internos. Mientras tanto, José Borrell ha vuelto a tener otro conflicto diplomático con Bélgica y su leyenda sigue creciente y, de paso, evita la dimisión que parecía cantada hace sólo unos pocos días.
La manifestación antifascista en Girona ha calentado el ambiente; un golpe más con una actuación muy desproporcionada de la BRIMO de Mossos d'Esquadra -ya hablaré un día- y que pone negro sobre blanco el poco control que el Gobierno tiene sobre su personal, y es que cuando no se puede despedir trabajadores, el sistema de incentivos se deteriora muchísimo y, al habla del Gobierno, la democracia y la libertad sufre una erosión importante. El grupo parlamentario de Juntos por Cataluña ha convocado este jueves 24 horas de ayuno a los Caputxins de Sarriá en honor a los presos en huelga de hambre.
Es probable que la calle se empiece a calentar en breve y que culmine con movilizaciones masivas pronto si Puigdemont llega a un acuerdo estratégico con ERC. A pesar de que en la última reunión pública entre Puigemont y Torrente la cara del Presidente no presagia ningún acuerdo inminente, el cierto es que la presión popular para salir a la calle no para de crecer. Aparentemente el otoño caliente ya ha llegado y antes del próximo Economía en proceso podremos empezar a calibrar su fuerza.