Muchas veces es más fácil empezar por el principio que por el final. Es por eso que el panel El Mercado de Trabajo en la Comunidad Valenciana: Retos y Oportunidades, celebrado a la jornada Esperando los robots del MuVIM, deja las cosas más claras justo cuando nos levantamos de las sillas para hacer el café. "Tenemos un mercado laboral ineficiente, rígido y con poca adaptabilidad a los cambios", sentencia Arturo Cerveró, director de relaciones laborales de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV).
En plena crisis de paradigma, el discurso empresarial toma el polos a un mercado de trabajo, con 500.345 parados (datos de junio del Ministerio de Ocupación), que está asediado por robots, pero también por una competencia humana cada vez más ávida y por una precariedad galopando que se podría hacer crónica. Es parte del análisis, también poco optimista, de Anna Garcia, secretaría de Ocupación y Formación de CCOO. "En el País Valenciano estamos en un paro del 17% y tenemos una desocupación de larga duración muy elevada, gente que dejó los estudios en la época del boom de la construcción y que ahora se ve atropellada por la digitalización, la robotització", explica la responsable sindical.
Esta situación tendría que encontrar respuesta y solución en el documento marco que guía a estas alturas el Gobierno valenciano en política económica, el llamado Plan de Acción para la transformación del modelo económico valenciano. El documento tiene unas líneas metros por el que afecta las demandas expuestas en este encuentro, desde la apuesta por la reindustrialización, la articulación del Sistema Valenciano de Innovación, la dotación de un papel activo a las instituciones públicas como agentes de desarrollo así como el avance hacia unas relaciones laborales que reviertan el proceso de precarització.
Son sólo algunos ejemplos de los ambiciosos objetivos que se ha marcado la Administración valenciana. Mientras tanto, la realidad es esta. Y es que Garcia enumera males endémicos de la economía valenciana, como "los salarios, que han ido perdiendo poder adquisitivo. Y más allá de los datos de la economía valenciana, hay una serie de elementos que nos afectan como los altos niveles de automatización; ni que decir tiene la brecha digital que tienen el conjunto de los trabajadores; la deslocalización y las nuevas formas de precarització de la ocupación cómo hemos visto en la sentencia del caso Deliveroo, entre otros", expone.
El futuro atropella
El símil del atropello como una manera de explicar la situación en que se encuentran los trabajadores valencianos es válida para cualquier mercado de trabajo español, podríamos decir. Las dos velocidades que se dice. Gente que envía e-mails desde el móvil mientras conduce un Tesla y otros, muchos todavía, que desconocen el paquete Office. Y no sólo es el consumidor/ciudadano, también es el tejido empresarial al cual le falta hacer un arranque tecnológico. Según el documento Plano de Acción para la transformación del modelo económico valenciano, la intensidad innovadora valenciana es débil en casi todos los sectores, aunque haya empresas que constituyen una excepción a esta regla.
La comparación regional con otros territorios, con cifras de 2015, muestran que País Vasco, Navarra y Cataluña todavía están alejadas de las cifras de innovación valenciana. Sólo en el sector de material y equipo eléctrico, electrónico informático y óptico, y en el de material de transporte, la intensidad innovadora valenciana supera la española. "En el resto, incluidos aquellos en que estamos más especializados, innovamos menos que la media", diagnostica el informe que cuenta con la autoridad académica del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) por encargo de la consejería de Hacienda y Modelo Económico de la Generalitat Valenciana.
"Hay que tener en cuenta que hay varias velocidades. Se crean empresas nuevas, por ejemplo, pero no todo el mundo tiene posibilidades de montarse una startup. Que no nos vendan quimeras", argumenta la responsable de CCOO. Por eso, la jornada organizada por el #NouServef ha permitido al ecosistema económico mirarse el ombligo, como quien dice, para reflexionar sobre que hay que hacer.
El Plan de Acción para transformar el modelo económico diagnostica que la intensidad innovadora valenciana es débil en casi todos los sectores
Y a la receta de Garcia, se suma la de Pilar Mora, secretaria de Formación, Ocupación e Igualdad de la UGT, para quién es necesario "un cambio legislativo importando para evitar que haya una desigualdad en la sociedad, la cual tiene que entender que hay que defender los sindicatos de clase". Mora mira de reojo en Europa para comparar las cifras europeas, puesto que destaca que "se tiene que tener en cuenta que más del 40% de nuestra población de entre 25 y 64 años tiene estudios primarios, el que muestra una realidad más complicada que la media europea".
Desde la CEV también tienen claro qué se necesita. "Pensamos que algunas grandes políticas serían hacer real el cambio de modelo productivo, y un marco normativo establo para el conjunto de empresas. Así mismo, apostar por políticas transversales que son necesarias, la digitalización, el papel del talento y, incluso, el papel de la formación dual", comenta Cerveró.
Para el representante empresarial sería interesante apostar por las políticas activas de ocupación para incidir en la rigidez que, considera, caracteriza el mercado laboral valenciano. Trabajar por la exportación y por la consonancia de las necesidades educativas y formativas. Idea esta última con la cual coincide la representante de UGT, para quien "la educación pública tiene que estar ligada a la necesidad del mercado laboral porque si no seguiremos formando gente porque engordo las listas del paro".
En una economía con 350.065 empresas activas (INE, julio 2017), la mitad que Cataluña y unas 200.000 menos que Andalucía o Madrid, el hito es posicionarse con unos recursos humanos preparados al nivel del reto.