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Las rutas del litio, cobalto, cobre, coltán y datos: la fiebre de oro

El mercado de las materias primas indispensables para el desarrollo de la revolución digital

Cada revolución económica impulsa sus materias primeras,  utiliza alguna del pasado y genera grandes movimientos en la búsqueda de comercialización y distribución | Cedida
Cada revolución económica impulsa sus materias primeras, utiliza alguna del pasado y genera grandes movimientos en la búsqueda de comercialización y distribución | Cedida
Barcelona
22 de Enero de 2022

Litio, cobalto, cobre, coltán. Y datos, por supuesto. Estos cuatro minerales son las materias primas indispensables para el desarrollo de la revolución digital. Es decir, para la construcción de los principales productos de computación y electrónica de consumo, como por ejemplo los smartphones, los ordenadores, las tablets y las consolas de videojuegos, que han estado entre los más vendidos en el 2021 y los años anteriores. No hablemos de los big data: la compra y venta de datos se ha convertido en el principal negocio actual. A medida que profundicemos en la revolución digital, es decir, en los próximos veinte años, estas materias primas serán más preciadas -por ejemplo el litio para las baterías de los coches eléctricos-, duplicando su valor actual. Por motivos diversos, en los últimos meses se ha producido una desestabilización de los precios. Siguen su escalada a comienzo del año; no es nada más que un adelanto de cómo evolucionarán en las décadas próximas.

Excepto el cobre, los otros tres metales indispensables han sido descubiertos recientemente. El cobre es uno de los más utilizados en el mundo desde hace unos diez mil años, gracias a su ductilidad y manejabilidad. De hecho, ha sido al servicio de todos los procesos de producción a lo largo de la historia. En cambio, el coltán se trabaja sólo desde hace unos 30 años, una vez fue detectado en la Meseta de Rusizi, en la República Democrática del Congo (RDC), rodeada por Ruanda, Uganda y Burundi; el litio, desde comienzos del siglo XIX, descubierto en la isla sueca de Utö; y el cobalto, en el siglo XVIII, en Alemania.

Sólo un 3% por ciento de las minas de coltán y de cobalto en la República Democrática del Congo son oficiales

La mayor parte de las reservas mundiales de coltán y de cobalto -y, en menor medida, también de litio y de cobre- se encuentra en la RDC. Lo que sería una oportunidad definitiva por su desarrollo ha acontecido, por el contrario, el principal obstáculo, puesto que este país pinta bien poco tanto en la extracción como en la comercialización de los metales. Sólo un tres por ciento de las minas son oficiales; las restantes están controladas por grupos armados que extraen los metales ilegalmente, utilizando la mano de obra infantil y de las mujeres en condiciones infrahumanas, a precios vergonzosos. Las minas consideradas verdes representan una ínfima parte de las existentes, en contraposición a las rojas. Una vez extraído el mineral, los grandes intermediadores las exportan desde el país vecino, Ruanda, a las multinacionales que las transforman en componentes valiosos. Lo más dramático de la situación recae en el hecho que los beneficios de las extracciones que obtienen estos señores de la guerra los dedican a perpetuar su poder, luchando contra el Estado de la RDC, contra los milicianos ugandeses y ruandeses, esclavizando y masacrando la población autóctona para controlar el territorio. A pie de mina, el kilo de coltán puede valer 10 euros, en la capital de la región minera, Goma, 30, y a escala internacional se ha disparado hasta 350.

El litio y el cobre están ligeramente más dispersos en el subsuelo de diferentes países; Chile, sobre todo en el segundo, Australia, China o Argentina disponen de importantes reservas. El caso del cobre es diferente. Chile es el primer productor mundial con un tercio del global, pero Perú, China, Estados Unidos y otros participan.

Por su parte, el mercado de los datos todavía aparece más disgregado: bancos, empresas de telecomunicación, compañías de seguros, de energía, de logística, de la gran distribución, o agencias de publicidad y marketing elaboran sus propios datos y algoritmos, o bien los encargas a las grandes consultoras o a las empresas especializadas. Occidente tiene datos; y el resto de los países, muy pocos.

Las escapadas

Hay escapadas y carrerillas para descubrir reservas de los cuatro minerales por todas partes el mundo. De este modo, se entienden los esfuerzos de Argentina. O de Venezuela. O de México, donde se habla claramente de la ruta soberana del litio, que se prolonga a Bolivia y Perú. O de Afganistán, donde China está ocupando el espacio abandonado hasta hace pocos meses por Estados Unidos y los aliados, donde había proyectada una carretera, la ruta de litio (y de la droga), que hasta que marcharon construían las potencias aliadas beneficiándose.

Hay cosas que no cambian: las formas de acceso y control de las materias primas: oportunidades para algunos, amenazas para otros

A pesar de estos movimientos, el hecho que la gran mayoría de las materias primas indispensables hoy están ubicadas en el centro de África en medio de un avispero político y social en una de las zonas más pobres y masacradas de la Tierra. Durante un buen puñado de años, estos metales continuarán saliendo mayoritariamente de la RDC en las condiciones actuales, mientras sus habitantes se desangran sin beneficiarse ni lo más mínimo de lo que hay en su subsuelo. Y parece que el statu quo va bien a todos: señores de la guerra, empresas logísticas que transportan la mercancía, multinacionales que la reciben para transformarla, países del entorno, países occidentales que entoman la parte más grande de la producción, y consumidores que adquieren los tótems de la felicidad al precio que sea. Está claro que los organismos multilaterales y las organizaciones transnacionales han impulsado mecanismos que intentan controlar el nivel ético en la producción e importación de los minerales. La UE, por ejemplo, con fecha 1 de enero de 2021 estableció unas normas básicas para el estaño, el wolframio, el tántalo y el oro, para evitar que entren dentro de sus fronteras minerales que provienen de zonas de guerra o sus beneficiarios financien grupos armados. El texto no dicen nada del coltán, del cobalto ni del litio. Como decimos: se avanza despacio, mientras todo sigue igual.

Litio, cobalto, cobre, coltán y datos han sustituido mayoritariamente al hierro, al carbón, al cemento hidráulico, al petróleo, al gas natural, al algodón, que han sido la base de las transformaciones industriales anteriores a la digital. Cada revolución económica impulsa sus materias primas preferidas, utiliza alguna del pasado y genera grandes movimientos en la búsqueda de comercialización y distribución de las nuevas. En medio de la vorágine de cada una, hay cosas que no cambian: las formas de acceso y control de las materias primas: oportunidades para algunos, amenazas para otros.