En los últimos días, las infraestructuras han recuperado un lugar central en el debate público en Catalunya. Desde la polémica ampliación del aeropuerto del Prat hasta el traspaso de Rodalies, los trenes-tranvía en la Costa Brava y los "avances" en grandes estaciones como la Sagrera o Sants, es evidente que estamos en un momento decisivo para definir el modelo de infraestructuras de nuestro territorio.
Las infraestructuras no solo determinan cómo nos movemos o cómo operan nuestras empresas, sino que también reflejan nuestras prioridades como sociedad. Por eso, es necesario un análisis crítico de las carencias que aún arrastramos, pero también debemos reconocer y valorar los avances que ya están en la buena dirección. El reto es claro: equilibrar las necesidades de movilidad, sostenibilidad y competitividad económica para garantizar un futuro más eficiente y equilibrado para todos nosotros.
Las infraestructuras reflejan nuestras prioridades como sociedad
Este artículo pretende hacer una radiografía del modelo actual de infraestructuras. Más adelante, plantearemos un escenario diferente: ¿Y si cambiamos el modelo? ¿Y si incorporamos elementos del futuro como la digitalización, la sostenibilidad, la automatización o la robotización?
1. Rodalies: una asignatura pendiente
Una de las infraestructuras más criticadas es, sin duda, Rodalies. Durante años, ha sido objeto de quejas constantes debido a retrasos, incidencias y falta de inversión. A pesar de ser el eje vertebrador de la movilidad diaria de miles de personas, su gestión ha sido fragmentada y con recursos insuficientes. La reivindicación de la transferencia de Rodalies a la Generalitat es un tema recurrente en la política catalana, con algunos avances, pero la realidad es que los usuarios siguen sufriendo un servicio que no cumple con las expectativas.
¿Qué se debe hacer? Inversiones significativas en la modernización de la red ferroviaria, una gestión más integrada y eficiente, y, sobre todo, priorizar y acelerar estos procesos. Los retrasos no solo perjudican a los pasajeros, sino que también impactan negativamente en la productividad y competitividad de la región.
2. El aeropuerto del Prat: crecimiento sostenible
El aeropuerto de Barcelona-El Prat es una infraestructura crítica para la economía catalana. Con un tráfico que supera los 52 millones de pasajeros anuales, la ampliación parece una necesidad para continuar creciendo, especialmente en el sector de vuelos intercontinentales. Sin embargo, este proyecto ha sido objeto de debate por la oposición de grupos ecologistas y sectores sociales que alertan de los graves impactos ambientales sobre zonas naturales protegidas.
No podemos permitir que el crecimiento económico se produzca a expensas del medio ambiente
La ampliación es posible, pero con condiciones. La sostenibilidad debe estar en el centro de cualquier decisión. No podemos permitir que el crecimiento económico se produzca a costa del medio ambiente. Es necesario apostar por soluciones tecnológicas que reduzcan el impacto ecológico e integren el desarrollo con la protección de nuestro entorno.
3. Estación de Sants y la Sagrera: de colapso a hub de movilidad
Barcelona es una ciudad clave para la conexión ferroviaria, no solo dentro de Catalunya, sino con toda Europa. La estación de Sants, epicentro del AVE y el tren convencional, y el proyecto de la Sagrera, que promete convertirse en uno de los grandes hubs ferroviarios europeos, son infraestructuras con un enorme potencial. Sin embargo, las obras en la Sagrera avanzan con gran lentitud y Sants a menudo sufre saturaciones.
La solución pasa por acelerar el desarrollo de la Sagrera y optimizar la gestión de Sants. Ambas estaciones deberían ser centros de movilidad sostenible que conecten eficientemente Barcelona con Europa y otras regiones, apostando por una infraestructura ágil y ecológica.
4. El Port de Barcelona: el camino hacia la intermodalidad sostenible
El Port de Barcelona es una infraestructura estratégica, no solo para la ciudad, sino para todo el sur de Europa. Con conexiones a las redes ferroviarias y viarias, puede convertirse en un centro de referencia para el comercio intercontinental. El objetivo es claro: transformarlo en un hub intermodal que impulse el transporte sostenible de mercancías, priorizando el tren sobre la carretera, y avanzar hacia la plena electrificación de las infraestructuras portuarias. Esta transformación ya ha comenzado, pero es necesario acelerar su ritmo.
5. Infraestructuras digitales y científicas: el futuro de Catalunya
No podemos olvidar la importancia de las infraestructuras digitales y científicas en el debate sobre el futuro de nuestro territorio. El despliegue de redes como la fibra óptica de última generación, el 6G o tecnologías satelitales es fundamental para asegurar que Catalunya se mantenga plenamente conectada y competitiva a escala global. Esto no solo impulsará las zonas urbanas como Barcelona, sino también las áreas rurales, fomentando una descentralización equilibrada del territorio.
Además, Catalunya ya cuenta con infraestructuras científicas de primer nivel mundial, como el Sincrotrón Alba, el Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) o el Barcelona Supercomputing Center (BSC). Estas instituciones sitúan al territorio a la vanguardia de la investigación en campos como la fotónica, la biomedicina o la energía, convirtiendo a Barcelona en un hub global de conocimiento e innovación.
Una visión de futuro
Para garantizar que Catalunya se mantenga competitiva y sostenible en el futuro, es necesario seguir invirtiendo no solo en infraestructuras físicas, sino también digitales y científicas. Solo así lograremos un territorio preparado para afrontar los retos globales con garantías de éxito.
En definitiva, las infraestructuras son la columna vertebral de nuestro desarrollo. Su papel es crucial para garantizar la competitividad económica y el bienestar de la ciudadanía. Por lo tanto, se requiere una visión amplia y estratégica para abordar los desafíos del presente y del futuro con decisión y eficiencia.