Día a día ganan peso los objetivos de bienestar global. El objetivo de crecimiento se sustituye por el deseo de mejorar la sostenibilidad del planeta, de los territorios, de las organizaciones y las personas. El fin no siempre justifica los medios. Por lo tanto, hay que ver los estándares éticos que sigue la empresa. Y en relación con las personas hay que ver si el líder ha puesto su granito de arena para mejorar la vida de las personas. Por ejemplo, si ha contribuido al hecho de que los empleados tengan un trabajo de calidad que los ayude a vivir la vida que sueñan y que sean mejores personas.
Lo explica el rector de la Universitat Pompeu Fabra y presidente de la UPF Barcelona School of Management, Oriol Amat, en el segundo vídeo de una serie de piezas sobre finanzas y economía en colaboración con el centro educativo.
"Liderar no es fácil. Pocos líderes acaban su mandato con el mismo prestigio que cuando empezaron. Para valorar la obra de un líder no tenemos que mirar solo cuántos beneficios ha conseguido o cuántos años ha estado en el cargo", indica Amat.
Nelson Mandela decía que los verdaderos líderes tienen que estar dispuestos a sacrificarlo todo por su gente. Por eso, de un líder nos tenemos que preguntar sobre su contribución a un mundo mejor. Y que ha hecho porque las personas aprendan, crezcan y vivan una vida con más sentido.