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Violencia económica de género, una realidad silenciada

El Foro Hipàtia debate sobre la diferencia salarial entre mujeres y hombres y sobre cómo esto afecta a la libertad femenina

Las mujeres cobran un 30% menos que los hombres y esto, según las expertas, es violencia de género económica | iStock
Las mujeres cobran un 30% menos que los hombres y esto, según las expertas, es violencia de género económica | iStock
Barcelona
21 de Marzo de 2019

Las mujeres catalanas tienen un 30% menos de posibilidades de ser contratadas y, si lo son, probablemente cobrarán un 30,1% menos que los hombres. Y no sólo esto. El 67% de las empresas catalanas no tienen mujeres en su equipo directivo. Una cifra que se confronta claramente con el 10% de compañías que no cuentan con hombres a su dirección y, por lo tanto, con el 33% que, como mínimo, cuentan con al menos una figura femenina para liderar un departamento de la empresa. Se habla mucho violencia de género casi siempre aplicada a la violencia física o psicológica, pero pocas veces se ha utilizado el término para hablar sobre economía. Según el Instituto de Estudios Catalanes, "violencia" es l"abuso de fuerza". Y, por abuso de fuerza se puede entender la superioridad del hombre a la hora de ocupar lugares de poder y ganar más dinero que una mujer, a menudo, además, para realizar una misma tarea.

 

Este es el tema que ocupa una de las mesas redondas del Foro Hipàtia, un encuentro de reflexión organizada por la Asociación 50 a 50 junto con una decena de asociaciones de mujeres directivas, empresarias y profesionales. Bajo el lema Por la paridad, hechos y no palabras, la vicepresidenta de 50 a 50, Mar Gaya, quiere dejar bien claro el concepto que impera en la sociedad en que vivimos: "Cuando un sector o un trabajo está feminizado, tiene menos valor, no hablo de prestigio, hablo de economía". El peor de la situación, pero, es que, según pone encima la mesa Gaya, "cuando se prestigia un sector o un trabajo se masculinitza: antes la mujer hacía las tortillas de patatas, ahora, que hemos esferificat los huevos, lo hacen los hombres".

 

Si las diferencias salariales ya demuestran una brecha importante sólo por el hecho de ser mujer, la maternidad ensancha más este abismo. Según el Instituto Europeo para la Igualdad de Género, la brecha salarial llega hasta el 37% en el momento en que se es madre porque es ella quien generalmente acaba asumiendo una reducción de jornada. Es el pescado que se muerde la cola. Si las mujeres ya cobran menos de per se, serán ellas quienes pidan trabajar menos horas por necesidades familiares porque de este modo se mantiene el sueldo elevado.

Un círculo vicioso que coarta la libertad

"Esto es violencia económica". Las cifras no engañan. La vicepresidenta de 50 a 50 -que modera el debate- tiene claro que esta situación forma parte de un "círculo vicioso" porque, por ejemplo, "cuando hablamos de la reducción de jornada es causa y es efecto a la vez [...] y sitúa las mujeres en riesgo de pobreza". De hecho, el Idescat pone de relevo que el 20% de las mujeres de Cataluña están en situación de riesgo de pobreza, un dato a la cual setiene que sumar el 33% de brecha salarial que hay entre mujeres y hombres cuando entramos dentro del terreno de las pensiones.

Es violencia económica de género todo ello? Según Gaya, "una brecha salarial mengua la autonomía de una persona y sin autonomía no se pueden tomar decisiones. Si tú no eres capaz de tomar decisiones en tu vida, no eres libre y, por lo tanto, si estamos hablando de decisiones, estamos hablando de libertad". Las tres ponentes van a la par, pero tienen ciertas discrepancias entre ellas. Mónika Blasco, presidenta de la Asociación de Mujeres Directivas, Empresarias y Profesionales (ADE) del Vallès, sale a la carga asegurando que "hay mucha resistencia a conocer qué es la brecha salarial porque no interesa". Blasco, que denuncia que la diferencia salarial es de un 4%, pero que a medida que avanzan los años se incrementa hasta el 23%, reclama un "cambio en la legislación" actual para hacer frente a todo ello.

Mar Gaya, Mónika Blasco, Fina Rubio i Lola Sánchez a la taula 'Bretxa salarial, violència econòmica?' | MEM

Mar Gaya, Mónika Blasco, Fina Rubio y Lola Sanónchez a la mesa Brecha salarial, violòncia econòmica? | MEM

Mientras tanto, la directora de la Fundación Sale y presidenta de la Red de Mujeres Directivas y Profesionales de la Acción Social, Fina Rubio, afirma que esta situación "es claramente violencia" porque, a parecer suyo, "la brecha salarial nos impide el libre ejercicio de nuestros derechos y nos pone en una situación de desaventatge". Su teoría es que las mujeres "asumimos que nos toca a nosotros pagar estos roles y lo hacemos por amor, pero lo hacemos".

Por su parte, la presidenta de la Asociación de Mujeres Emprendedoras de Barcelona (Asodame), Lola Sánchez, añade un punto más a la cuestión y recuerda que "finos hace 20 años, cuando un hombre se casaba o tenía un hijo recibía un incremento salarial, mientras que la mujer decía me casaré y la cabeza ya estaba pensando a buscar otras mujeres para sustituirla". El problema es que, a pesar de que quizás las formas no son las mismas, continuamos arrastrando este modelo y, a las mujeres, "nos hacen pagar por avanzado esta situación [matrimonio, hijos...]".

El techo de vidrio y el tierra enganxós

Sumar fuerzas para acabar con la brecha de género (o para afrontarla juntas). Según la directora de la fundación Sale, "todas las mujeres, cuando entramos al mercado laboral, entramos en condiciones de desventajas y el techo de vidrio y el tierra enganxós nos une mucho". La cuestión es: además de unirnos, sirve también por erradicar las desigualdades? Rubio considera que asumimos que "somos el salario de ayuda, pensamos que el hombre es el ganador del pan, que él es el responsable y nosotros somos el complemento y, mientras pensamos así, estaremos en claras condiciones de desventaja". Y, esto, "impide que la vida avance", sentencia.

La solución, según su juicio, es clara y justamente por eso insiste en la necesidad de que se establezca un régimen sancionador porque la ley se aplique, además de hacer un seguimiento y controles de evaluación y auditorías de igualdad, dado que "la brecha es violencia porque nos coloca en situación de vulnerabilidad". 

Sánchez aprovecha el momento para bajar un poco el tono y preguntarse "por qué tenemos que pagar la brecha salarial antes, si las mujeres empezamos a dar a luz a partir de los 40?". Y añade un nuevo apunte: "Por qué un operario que conduce una máquina tiene un plus de peligrosidad y/o nocturnidad y las mujeres que cuidamos niños y que los criamos, no tenemos índice de peligrosidad?".

El Davos de las mujeres

El objetivo del encuentro es unir las asociaciones de mujeres directivas, profesionales y empresarias para avanzar juntas hacia el cumplimiento del Objetivo 5 de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, que versa sobre la igualdad de género y que tiene por objetivo "poner fin a todas las normas de discriminación de las mujeres y niñas [...], cosa crucial para acelerar el desarrollo sostenible".

Pero, por qué el primer foro que reúne varias asociaciones de mujeres se denomina Hipàtia? Hipàtia es el primer nombre que se recuerda de una mujer matemática y astrónoma. Nacida hacia el año 350, fue una filósofa proveniente de Egipto, y fue asesinada a los 45 años linxada por una turba de cristianos. De hecho, los movimientos feministas siempre han reivindicado su figura como paradigma de mujer liberada.

"El patriarca va atiar gente estúpida como él avisándolos del peligro: que Hipaties era uno estropeo y que traería enfermedades y desdicha […]. Quemar vivas mujeres cultas y listas es una tradición antigua, es la muerte que propicia el fanatismo emboscado en el corazón oscuro de los prepotentes", escribía Isabel-Clara Simó.